Abro mi cuaderno de vida para comenzar a escribir este texto y encuentro entre sus páginas una hoja blanca perfectamente doblada, la tomo para saber de qué se trata. Es una ficha de desaparición. Siento que el pecho se me congela y un hoyo infinito aparece en mi estómago. Leo los datos:
Norma Dianey García García
Edad al desaparecer: 24 años Fecha de ausencia: 15/ 01/2018. Lugar de extravío: Nezahualcoyotl
Vestimenta: Uniforme de trabajo, pantalón azul marino, blusa blanca de manga larga con el logotipo de Coopel…
Un nuevo nombre se suma a mi base de datos mental, un nuevo rostro queda guardado en mis ojos y un nuevo dolor y vacío me acompañan ahora.
Soy Diana, oriunda de Nezahualcóyotl, Estado de México, soy parte de la asamblea vecinal “Nos Queremos Vivas Neza”.
¿En qué momento comenzamos a guardar fichas de desapariciones, a hacer eso de forma cotidiana como si fueran volantes publicitarios que recibimos afuera de cualquier estación del metro? Quizá en el mismo momento en que los oídos se ensordecieron al escuchar la voz del periódico local transitando por las calles de las colonias de mi municipio con la misma noticia: “cuerpo de mujer sin vida fue encontrado en la calle de…”
Eran principios del mes de junio del 2017, una más, una niña más asesinada; El cuerpo de Valeria de 11 años había sido encontrado en una combi del transporte público de Nezahualcóyotl, la misma unidad que yo había abordado el día anterior. Sin embargo, esta vez algo fue distinto, nuestros oídos no se ensordecieron más, el miedo ya no nos detuvo y muchas personas de todas las edades salimos a las calles para exigir justicia por el feminicidio de Valeria.
Fue entonces que, ante esta urgente necesidad y como respuesta al momento que como habitantes de Nezahualcóyotl habíamos generado, se integró la Asamblea Nos Queremos Vivas Neza. Para quienes formamos parte de ella, las siguientes son algunas de las razones que nos convocan a organizarnos y caminar, desde la construcción de comunidad, nuestras propias geografías con el objetivo de transformar esta realidad:
“Es la impotencia, tristeza y coraje de saber que están desapareciendo, violando y asesinando a muchas mujeres. Me siento convocada por la asamblea por la defensa de cada niña que me recuerda sucesos personales y eso me indigna el doble. Organizarnos para enfrentar las violencias machistas que nos pegan más duro cuando estamos aisladas. El deseo de cambio, la impunidad de las autoridades. Llevar a la acción una preocupación personal y colectiva de ver tanta saña en cada acto violento que se perpetra contra las mujeres”.
Así, a poco más de un año de haber iniciado este camino hemos acompañado casos de desaparición y feminicidios enfrentándonos a un Estado omiso e indolente. Apostamos por la reapropiación del espacio público con talleres para niñas, niños y mujeres, jornadas de salud, cineclubs, asambleas y manifestaciones que nos permiten posicionarnos desde la dignidad y valentía en la calle, lugar en el que constantemente somos violentadas, acosadas, anuladas y como expresión máxima de toda esa violencia: desaparecidas y asesinadas.
Frente a todo lo anterior, hoy, podemos decir que: “Este humilde espacio ha significado para muchas personas, madres, padres, hijas, etc., una luz en medio de la oscuridad. Vamos lentas pero hemos llegado a las personas indicadas. Tomando nuestro cuerpo, nuestra voz y la calle, podemos transformar un poquito nuestra comunidad. La realidad es mucho más difícil de lo que se lee en los libros. Cambiar la violencia que vivimos es una tarea ardua, constante, difícil pero que hay que hacerla. El gobierno municipal ya nos conoce porque le hemos exigido que haga su trabajo”
En Nos Queremos Vivas Neza somos mujeres y niñas quienes nos hemos involucrado mucho más en las labores de la asamblea, lo que nos ha llevado por un viaje en el que hemos cuestionado y compartido nuestras maneras de entender la vida, nuestras relaciones y nosotras mismas nos hemos transformando, en lo personal y colectivo, ante un territorio geográfico hostil e inseguro y ante un territorio corporal que no sabíamos que podemos y merecemos habitar.
“La asamblea ha sido sanadora para mí, como mujer. La capacidad que tengo ahora, creía que no podía y lo he logrado. Preguntas, afirmaciones y negaciones, una tímida transmutación. Paz, me siento escuchada, querida, me ha dado fuerza. Una satisfacción que no puedo describir. Cuestionar mis propias prácticas patriarcales. Confiarnos el corazón y los dolores, pero también las alegrías. Sanarme desde mi propio cuerpo en un espacio de amor. Que más mujeres se integren a este refugio. Aquí el miedo, la rabia, se transforman en amor por las otras”.
El panorama resulta desalentador pues a pesar de que se encuentra activa la Alerta de Violencia de Género (AVG) contra las mujeres (mecanismo de protección para garantizar la vida, libertad, integridad y seguridad de las mujeres y niñas) de acuerdo con las investigaciones realizadas por esta asamblea, la alerta no ha logrado disminuir la tasa de violencia contra las mujeres en el Estado de México.
Según cifras del Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF), de 2015 a 2016 fueron asesinadas 626 mujeres en la entidad pero sólo en el 47% de los casos (296) se inició una investigación por feminicidio. De estos, sólo el 10% tiene una sentencia.
En cuanto a las desapariciones de mujeres y niñas de acuerdo con datos del Registro Nacional de Personas Extraviadas o Desaparecidas (RNPED) tan sólo en 5 municipios se concentra el 36.15 % de las desapariciones en esta entidad. Nezahualcóyotl ocupa el tercer lugar, representando el 8.09% del total de las desapariciones de mujeres en el Estado de México.
Parece que es necesario ponerle números a la realidad, para verla. Pero para nosotras no. ¡No somos cifras! ni mucho menos el número de una carpeta de investigación. Somos vidas, nombres, sueños rotos y esperanzas latiendo. Nos hemos tomado de la mano, del hombro, la lágrima y el corazón para continuar este andar, tenemos nuestros propios horizontes trazados y en ellos buscaremos:
“Que se fortalezca el trabajo con más gente del barrio. Que no se quede en un intento, que sea algo grande y de apoyo a quien lo requiera. Transformar las relaciones entre los vecinos, para que no sean guiadas por la violencia y la desconfianza. Redes vecinales de búsqueda cuando se presenten desapariciones, gente ofreciendo sus casas a mujeres que salen huyendo de la violencia. Un espacio para atender y trabajar con la comunidad para organizar y brindar talleres, terapias etc. Continuar encontrándonos, caminar. Seguir hasta el final”