Por Christian Mendoza (@chris_medoz)
El trabajo doméstico y de cuidados primordialmente lo realizan mujeres y niñas dentro de los hogares:
- Es esencial para satisfacer las necesidades básicas de reproducción, salud y bienestar de las personas.
- Permite que todos y todas desempeñemos funciones económicas y sociales en el espacio público.
- Son la base para sostener el funcionamiento del sistema económico y social.
- Por realizarse en el espacio privado, permanecen en la invisibilidad y desvaloración.
Por ello decimos que estas actividades expanden el bienestar social de manera invisible y gratuita principalmente a costa del trabajo de las mujeres, impactando de manera negativa en su propio desarrollo y autonomía.
Desigualdad en la intimidad
Por la asignación de roles de género, la responsabilidad de estas actividades ha recaído de manera desproporcionada sobre las mujeres y las niñas, impactando de manera negativa en sus posibilidades de desarrollarse en otros ámbitos de la vida, y representando un obstáculo para el avance de la igualdad de género.
La sobrecarga de trabajo doméstico y de cuidados dificulta que las mujeres puedan remontar las condiciones adversas al no contar con el mismo tiempo ni posibilidades de acceder a mayor educación, mejores trabajos y mejores remuneraciones económicas. En América Latina y el Caribe más de la mitad de las mujeres de entre 20 y 24 años no buscan trabajo fuera del hogar debido a la carga de trabajo que tienen con las tareas domésticas.
En México, según la Encuesta Nacional sobre el Uso de Tiempo (ENUT):
- Las mujeres realizan 29.8 horas de trabajo semanales en labores domésticas, frente a las 9.7 horas que destinan los hombres a estas actividades.
- En materia de cuidados, los hombres invierten 12.4 horas semanales mientras que las mujeres 28.8 horas. Es decir, ellas destinan 39.8% más de su tiempo a las labores de cuidados de otras personas.
Si bien el trabajo de cuidados y doméstico no está monetarizado, su valor económico en 2015 alcanzó un nivel equivalente a 4.4 billones de pesos, lo que representó el 24.2 % del PIB del país, superando a algunas actividades económicas como la industria manufacturera o el comercio.
Es necesario minimizar el impacto de la carga de trabajo de cuidados no remunerado de las mujeres:
- Impulsando transformaciones culturales sobre:
- El reconocimiento y revaloración del trabajo doméstico y de cuidados
- La promoción de la redistribución de las tareas de cuidado al interior de los hogares
- Impulsar la corresponsabilidad entre el Estado, empresas y actores sociales clave para generar políticas públicas integrales que permitan a las personas cuidar de sí mismas y de sus familias sin descuidar su desarrollo profesional.
- Incrementar los servicios públicos de cuidado de calidad
- Garantizar el acceso a seguridad social que sea universal y con prestaciones completas.
- Continuar midiendo el aporte del trabajo doméstico y de cuidados e incorporar estas mediciones en los indicadores de desarrollo nacional.