Menstruar es chido, sí, leyeron bien. Aunque para pensar y sentir esto me tomó unos años. Compré mi copa menstrual en el 2012 y no me atreví a usarla inmediatamente, me dio miedo. Me animé en aquel entonces porque me parecía tremenda la idea de no usar más toallas desechables, sí, de esas que parecen pañal, y que generaban mal olor por todos los químicos que tienen, y no porque en realidad mi sangre tuviera un olor desagradable.
Como mujeres, nos enseñan a no explorar, no reconocer y no amar nuestros cuerpos. Nuestra vagina, vulva, labios, fluidos, y nuestra sangre menstrual son vistas como algo sucio, feo, algo que debe esconderse. Cuando tenemos la primera menstruación solemos vivirla en silencio, y peor aún, como si fuera un padecimiento, una enfermedad. ¿Cómo hacer para que hablar de nuestros cuerpos y menstruación, sea algo perfectamente común y poderoso? ¿Cómo saber que lo que odiamos no es nuestra sangre sino todas las circunstancias de machismo, vergüenza y desaprobación que están alrededor de ella?
Nuestros cuerpos son diversos, sabios, fuertes, hermosos, y tienen toda la potencia para permitirnos vivir una experiencia gozosa y de constante descubrimiento a través de nuestra sangre. “
Menstruación Consciente SLP es un proyecto lleno de vida que busca posibilitar experiencias de gozo, bienestar, autocuidado y autoconocimiento para las distintas mujeres y otros cuerpos menstruantes que viven en la ciudad de San Luis Potosí.
En 2015, Joy Valverde se aventuró a construir un espacio de encuentro, diálogo, intercambio y mucho apapacho. Fue a través de las redes sociales que una comunidad comenzó a construirse mediante el intercambio de experiencias, inquietudes, muchos deseos de sanar y reconciliarse con la sangre menstrual.
Al escuchar y compartir con distintas mujeres que se acercaron a Menstruación Consciente S.L.P. resoné con ellas. Todas aprendimos a tenernos miedo, pusimos en manos de los ginecólogos y las grandes industrias de productos para la “higiene” femenina nuestros cuerpos, creímos que no teníamos el poder de sanarnos y conocernos.
Llegar a reconciliarnos con nuestra sangre no hubiera sido posible sin espacios como éste; donde se posibilita el intercambio de experiencias de nuestros cuerpos, donde se validan nuestras historias de terror al visitar a los ginecólogos, donde creemos los terribles estragos que los anticonceptivos causan en los cuerpos. Proyectos como este representan la posibilidad de aprender, informarse y sobre todo, de elegir, lo que mejor nos acomode, lo que nos de seguridad, y nos haga sentir confianza en nosotras mismas.
Menstruación consciente significa reconocer que nuestro cuerpo es nuestro primer territorio, nuestro hogar, es saber que sangra a sus tiempos, que se renueva…
con cambios hormonales, con periodos de ajuste, y desajuste, con desprendimientos, con días en los que sentimos que amamos a todo el mundo y días en los que deseamos desaparecer de la faz de la tierra. Significa saberse cambiante, nunca las mismas. Significa sabernos llenas de vida y rechazar ese discurso dominante que nos encasilla como enfermas, sucias, y locas.
Así, después de leer muchos blogs sobre la copa menstrual, de conocer iniciativas de mujeres que resignifican la menstruación a través del arte, y de hablarlo con mis amigas, fue hasta hace dos años y cachito que me tuve la confianza, boté los prejuicios y usé por primera vez mi copa. Relajé mis músculos, respiré pausadamente, en cuclillas abrí bien las piernas y poco a poco la introduje. Mientras se escapaba de las yemas de mis dedos pensé ¡Qué chingón! lo estoy haciendo. Sentí un ¡plop! en mi vientre, así supe que había hecho vacío y que estaba dentro ¡lo había logrado!
La sangre menstrual es vida, fotos por Luchadoras.
La mejor forma de combatir el mito de que nuestra sangre menstrual es un desecho, una vivencia vergonzosa, incómoda y de asco, es justo compartiendo lo que sentimos y pensamos. Seamos honestas, quién desea una vez al mes usar tampones o toallas, vestir ropas más oscuras por si hay un derrame ¡que es completamente natural! O no meterse al mar, o practicar natación mientras se está menstruando.
Menstruar conscientemente significa combatir el pavor impuesto y la vergüenza que otros han depositado en nuestros cuerpos. Para mí ha significado el autocuidado más generoso que he tenido conmigo, es una ofrenda también a mis ancestras, a mi abuela y a mi madre, sé que si me sano a mí, las sano a ellas y a las mujeres que están por venir en mi familia.
En nosotras se alberga el poder de desintoxicarnos, de expulsar lo que no necesitamos, de regenerarse, de crear vida si así lo decidimos. Compartamos estas historias que nos enseñan a reconocernos en las otras. Sí, lo personal es político, y es en mí donde comienza ese movimiento, esa tremenda revolución que significa amarme a mí misma.