El ciberacoso en Puebla, un mapa sobre su estado actual

May 3, 2021

Por: Yunuhen Rangel Medina

La violencia digital es otra de las expresiones de violencia recurrentes e interdependientes que se ejercen en contra de las mujeres y tiene impactos físicos, económicos, sociales y emocionales además de representar un obstáculo para el ejercicio de derechos como el de la libertad de expresión, el acceso a la información, la participación pública y por supuesto, el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia. Así se detalló en la presentación de la investigación: Acercamiento a la Violencia Digital, realizado por el Consejo Ciudadano de Seguridad y Justicia del estado de Puebla (CCSJP) y su Observatorio de Violencia de Género en Medios de Comunicación (OVIGEM).

A través de su línea ciudadana, el CCSJP recibió, de mayo de 2019 a mayo de 2020, cinco denuncias por delitos contra la intimidad sexual y cinco por ciberacoso; además de tres denuncias de acoso sexual relacionado con el uso de las tecnologías, expuso Tonalli Pérez, integrante de la Dirección de Análisis de la Violencia de Género Mediática y Digital, del CCSJP, al presentar los resultados de la investigación y sus fuentes de información.

El 84% de los casos ocurrió en el municipio de Puebla, el resto en San Andrés Cholula (8%) y San Martín Texmelucan (8%), municipios  incluidos en la Declaratoria de AVGM para el estado de Puebla. Todas las denuncias fueron realizadas por mujeres; el 38% tiene de 25 a 29 años, el 23% de 20 a 24 y el 15% de 35 a 39, lo que evidencia, explicaron, que las mujeres jóvenes son más vulnerables a vivir alguna forma de violencia de género facilitada por las tecnologías, en estos casos, acoso sexual y violación a la intimidad sexual.

  • Mujeres de 25 a 29 años de edad 38% 38%
  • Mujeres de 20 a 24 años de edad 23% 23%
  • Mujeres de 35 a 39 años de edad 15% 15%

Las formas de agresión identificadas con mayor frecuencia son: acoso, difusión de información personal o íntima, amenazas y, control y manipulación de la información y en todos los casos se identificó que los agresores fueron hombres; en el 23% de los casos eran desconocidos y en el 77% conocidos. A continuación, se detallan estos diez casos.

Estos datos son reforzados por el OVIGEM,  que de junio de 2019 a octubre de 2020 ofreció orientación sobre violencia de género relacionada con el uso de las tecnologías, a 20 mujeres e identificó que en un 70% de los casos podría denunciarse el delito de ciberacoso y en 25% violación a la intimidad sexual; además, se identificó el delito de amenazas (5%).

Agnieris Sampieri, colaboradora de la organización R3D, resaltó el valor de la investigación al enfocarse en detallar la información a nivel local y diversificar sobre las variadas formas en las que se da la violencia digital.

Impactos de la violencia digital

Sobre los impactos que la violencia digital genera en quienes las enfrentan, Samantha Páez, integrante del OVIGEM, compartió que a partir del Encuentro: Juntas somos más fuertes, organizado en febrero de 2020 con Luchadoras, recopilaron testimonios y experiencias de mujeres que enfrentaron dicha violencia, para identificar mecanismos para nombrarla, enfrentarla y reconocer sus impactos. 

Dijo que en ese ejercicio, todas las mujeres identificaron que habían afrontado diversas agresiones, siendo las más frecuentes: el acoso, las amenazas, la difusión de información personal o íntima, las expresiones discriminatorias y el monitoreo y acecho. La mitad de las participantes expresó que quien la agredió era una persona conocida (pareja y amigo); y que las demás participantes no saben quién o quiénes cometieron las agresiones. 

De la investigación se resalta, que si bien no todas contaron con apoyo desde el primer momento, la mayoría afrontó esta situación de violencia acompañada por amigas o alguien de su familia. Una de las participantes relató que no contó con el apoyo que esperaba por parte de su pareja y una participante decidió enfrentar sola la situación por miedo a que su familia sufriera algún daño si contaba lo que le sucedía. Estas experiencias nos llevarán más adelante a reflexionar qué podemos hacer para brindar apoyo a las mujeres que viven violencia digital.

A través de las experiencias compartidas, identificamos que la vida cotidiana de las mujeres sufrió afectaciones y modificaciones tras haber afrontado una o varias formas de agresión:

 

Marco normativo y Atención

El informe detalla el marco normativo local actual en el que se da la violencia digital y las intenciones de atención, y explica que en Puebla, las iniciativas para incluir la violencia digital en el Código Penal y la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia local se presentaron en el año 2018, contando con el apoyo de diversos grupos, colectivas y organizaciones, entre ellas el (OVIGEM), que forma parte del Consejo Ciudadano de Seguridad y Justicia del Estado de Puebla. 

  • El 10 de diciembre de 2018 se aprobó la primera reforma al Código Penal, para incluir el delito de violación a la intimidad sexual en el artículo 225
  • El 4 de abril de 2019 fue aprobada una adición al mismo Código para incluir el delito de ciberacoso en el artículo 278 Nonies.
  •  En cuanto a la Ley de Acceso de la Mujeres a una Vida Libre de Violencia del Estado de Puebla, la propuesta presentada en 2018 consistía en incluir la violencia digital en el artículo 10, que define los tipos de violencia contra las mujeres; sin embargo, en marzo de 2020 se aprobó la adición del artículo 23 bis al capítulo que define las modalidades11 de la violencia, incluyendo la violencia digital.

A pesar de este robusto marco, la investigación detalla que en los testimonios recabados en el Encuentro: Juntas somos más fuertes, la mayoría de las participantes dijo que pensó acudir ante alguna autoridad para que atendiera y sancionara la violencia digital cometida en su contra; sin embargo dijeron que la respuesta que recibieron fue mala.

Algunas de las denunciantes, detalla la investigación,  tenían pruebas de las agresiones que habían vivido, pero desconocían cuál era el procedimiento que tendrían que seguir ante las autoridades o bien, se enfrentaron a omisiones por parte de estas (la denuncia no procedía, las investigaciones no avanzaron). En menor proporción, las participantes indicaron no haber contado con información ni herramientas para identificar que habían sido víctimas de violencia digital y qué hacer frente a ella.

Al respecto, Ixchel Garcia, integrante de Luchadoras, quien también  participó como comentarista en la presentación del informe, dijo que la información sobre las respuestas institucionales, dan cuenta de que “más leyes no es sinónimo de más justicia”, y aunque es una medida de reconocimiento de la violencia, se requiere trabajar en fortalecer “procedimientos dignos”, que no se enfoquen solamente en la punitividad.

Agnieris Sampieri, coincidió y dijo que es urgente reconocer que la violencia digital persiste porque no se atiende la violencia estructural a través de la prevención lo que se reflejaría en el ámbito digital. Dijo que nos han hecho pensar que crear más leyes y castigos es la solución, pero que existen altos niveles de no denuncia, por que “no creemos en las instancias” y sabemos que son procesos desgastantes y poco efectivos, por lo que hay que exigir más allá de tipos penales.

A modo de recomendaciones

Finalmente, el informe contiene una serie de elementos que a través de la investigación identifican como rutas necesarias a seguir y fortalecer, con el objetivo de hacer frente de un modo adecuado a la violencia digital, entre ellas enlistan:

Aspectos estrechamente relacionados al acceso a la justicia para las víctimas de violencia en línea: 

  • Contar con asesoría y servicios jurídicos.
  • Que las autoridades investiguen, sancionen y dicten medidas de reparación.
  • Conocer la identidad de las personas responsables y que sean sancionadas. 
  • Conocer los resultados de las investigaciones realizadas por las autoridades.

Otros aspectos están directamente relacionados con la reparación del daño: 

  • Contar con asistencia psicológica o tener acceso a tratamientos terapéuticos. 
  • Aplicación de sanciones administrativas a los agresores. 
  • Disculpas por las agresiones cometidas. 
  • Reeducación para los agresores.
  • Cursos de capacitación. 
  • Contar con información completa y confiable sobre la violencia en línea. 

Y finalmente señalan que son igual de importantes son las acciones que podemos tomar todas las personas para brindar apoyo a las mujeres que afrontan una situación de violencia en línea: 

  • Ser empáticas. 
  • Escuchar sin juzgar. 
  • Dar validez a las experiencias de otras mujeres.

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