Cada año miles de niñas en Latinoamérica y el Caribe son obligadas a continuar con embarazos no deseados (muchos de ellos productos de violencia sexual) y a ser madres, lo que representa una forma de extender la violencia que enfrentaron, riesgos a su salud y limita sus posibilidades de desarrollo, pero sobre todo, les arranca la posibilidad de tener una infancia llena de gozo, juego y libertad.
Esta realidad se encuentra invisibilizada tanto en las estadísticas de población nacionales, como en los programas y recursos gubernamentales, ante ello el Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de la Mujer (CLADEM) recopiló información regional sobre esta forma de tortura contra las niñas.
Durante 2012, de acuerdo con información oficial de 14 países latinoamericanos, 60 mil 690 niñas se convirtieron en madres, aunque se debe aclarar que muchos de los partos en menores de edad no se registran en cifras oficiales.
A diferencia del embarazo forzado, como señala CLADEM, la maternidad es un compromiso a perpetuidad; transforma para siempre la vida desde el punto de vista físico, psíquico y social; altera las posibilidades de educación, acceso a recursos económicos y afecta las relaciones sociales de la niña no sólo al interior de su familia sino con su entorno.
Es importante señalar que cuando se trata de embarazos de jóvenes de 15 a 19 años de edad se registra una incidencia de embarazos debido a la iniciación sexual temprana, mientras que los embarazos infantiles aparecen como producto de violencia sexual ejercida por integrantes de la familia, conocidos, o vecinos.
“Obligar a una niña que no ha terminado de crecer a llevar a término un embarazo, ser madre y criar a un bebé debe ser considerado tortura o trato cruel, inhumano y degradante, según los casos, en los términos de la Convención de la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes y del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos”, consideró CLADEM después de analizar la realidad de la región.
Para la red feminista que constituye CLADEM, la tortura que se ejerce contra las niñas al obligarlas a ser madres se debe en gran medida al silencio y la indiferencia de los Estados, en la región de América Latina y e Caribe, así como a las políticas restrictivas que limitan el derecho a decidir de niñas, jóvenes y mujeres.
Por ejemplo, las posibilidades de interrumpir legalmente un embarazo son nulas en varios países como El Salvador, Honduras, Nicaragua y República Dominicana. El acceso a anticonceptivos o a contracepción de emergencia puede ser difícil o imposible para una niña.
Debido a las políticas proteccionistas y de extrema derecha que existen en muchos países de la región, cuando las niñas presentan un embarazo forzoso son obligadas a llevarlo a término y son “acompañadas” hasta el momento del parto, pero después de ese momento todas las voces que presionaron para que no se interrumpiera el embarazo, desaparecen.
Con el Informe “Niñas Madres. Embarazo y maternidad infantil forzada en América Latina y el Caribe CLADEM busca poner el ojo en la ausencia de políticas públicas de prevención de embarazos forzados en menores de edad, así como de atención a niñas que son obligadas a ejercer una maternidad forzada, puedes leer el informe completo aquí.