[vc_row type=»in_container» full_screen_row_position=»middle» scene_position=»center» text_color=»dark» text_align=»left» overlay_strength=»0.3″ shape_divider_position=»bottom» bg_image_animation=»none»][vc_column column_padding=»no-extra-padding» column_padding_position=»all» background_color_opacity=»1″ background_hover_color_opacity=»1″ column_link_target=»_self» column_shadow=»none» column_border_radius=»none» width=»1/1″ tablet_width_inherit=»default» tablet_text_alignment=»default» phone_text_alignment=»default» column_border_width=»none» column_border_style=»solid» bg_image_animation=»none»][vc_column_text]
Ilustración de @pink_bits
Todas las mujeres nacemos con un cuerpo. Todos los cuerpos son diferentes y están expuestos a ser calificados por las personas: Los catalogan como “bellos”, “feos”, “esbeltos”, etc. A los cuerpos de las mujeres con discapacidad física, no sólo se les condena llamándoles “anormales” o “deformes”, a ellas, además, se les pone la etiqueta de “asexuadas”.
Así, con una palabra, a las mujeres con discapacidad física se les excluye de los derechos sexuales y reproductivos, mismos que están reconocidos por la Convención Sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad. «Te ven como un ser asexuado, como un niño eterno que no puede sentir deseo», afirma Tania Zurita, mujer con discapacidad física.
En México hasta el 2014, de los 120 millones habitantes, 3.8 millones son mujeres que tienen alguna discapacidad, estos datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) las colocan como una minoría, sin embargo, “la sociedad debe estar consciente de que la discapacidad se puede adquirir en cualquier momento de la vida”, afirma María del Pilar Cruz, académica de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN).[/vc_column_text][vc_custom_heading text=»La condena de la marca» font_container=»tag:h2|text_align:left|color:%2320c57e» use_theme_fonts=»yes»][divider line_type=»No Line»][vc_column_text]María del Pilar Cruz, quien también es especialista en temas de género, explica que “la discapacidad es en realidad una construcción social, lo que es inherente al cuerpo es: el déficit, la marca corporal o sensorial. Esas marcas hacen que a las personas se les considere como ‘anormales’”.
Ejemplo de ello es, Tania Zurita, psicóloga y defensora de derechos humanos de las personas con discapacidad, ella tiene condrodisplasia punctata recesiva, lo que le provocó deformaciones en el cuerpo, una estatura de 1.17 metros y que utilice una andadera para facilitar su movilidad. Ella es una mujer independiente, pero durante toda su vida se ha enfrentado a la discriminación, prejuicios y estereotipos de belleza.
“Existen barreras sociales que limitan el acceso a derechos, estas barreras están asociadas a ciertas condiciones. Entre las más comunes que se asocian con la limitación de la sexualidad y la reproducción son las que tienen que ver con la postura física y el control sobre el cuerpo”, explica la investigadora de la UPN.
En el artículo “Teoría Feminista y Discapacidad” la investigadora Pilar Cruz afirma que el control de cada persona sobre su cuerpo se asocia a su condición física y existen ideas culturales que definen lo posible y lo deseable para las mujeres en función de sus cuerpos. De esta forma, permea el discurso de que las mujeres con discapacidad no son deseables, por lo tanto, son asexuadas.[/vc_column_text][nectar_single_testimonial testimonial_style=»bold» color=»Accent-Color» quote=»“La sexualidad está pensada por y para quienes tienen un cuerpo deseable, y el cuerpo no deseable es aquel que tiene marcas evidentes de malformación, según las posturas eugenésicas”, detalla Pilar Cruz.»][vc_column_text]La sexualidad está asociada con la maternidad. Y desde las posturas eugenésicas se piensa que las mujeres no debería tener prácticas erótico-afectivas porque no deberían reproducirse. Por ello, las tratan como infantes eternas y asexuadas.
Para Tania Zurita es esencial que las mujeres con alguna discapacidad conozcan sus derechos humanos, no sólo los sexuales y reproductivos, ya que este conocimiento permite generar conciencia incluso con la familia y con la sociedad.
Tania relata que cuando las mujeres con discapacidad acuden a servicios de salud, los médicos no tocan el tema de salud sexual y reproductiva, o las privan del acceso al area de ginecologia. “Está más aceptado que un hombre que tenga discapacidad pueda tener una vida sexual activa, que una mujer”, crítica.[/vc_column_text][vc_custom_heading text=»Romper las barreras» font_container=»tag:h2|text_align:left|color:%2320c57e» use_theme_fonts=»yes»][divider line_type=»No Line»][vc_column_text]Para las mujeres con discapacidad ejercer sus derechos sexuales y reproductivos, “es complicado porque te ven como un ser asexuado, como un niño eterno, que no puede sentir deseo, ni tener un libido”, explica Tania Zurita, quien ganó el Premio Nacional de la Mujer 2012.
Emma González, psicóloga y defensora de los derechos de las personas con discapacidad, explica que la infantilización surge cuando los padres sobreprotegen a las personas con discapacidad, pues los educan como seres dependientes y les anulan la posibilidad de ejercer su vida sexual.
Tania confiesa que ha podido superar las barreras, porque sus padres la han apoyado para ser independiente. Asimismo, acceder a la educación, socializar e investigar, le ha ayudado a mantener su autonomía .“Estudiar psicología, me ayudó mucho a abrir la mente y a pensar más en la parte humana de las necesidades”, detalla.
Para que las personas puedan ejercer su sexualidad, Tania menciona que es importante conocer el cuerpo y los límites, saber qué es lo que afecta. Ella sabe que las personas que se quedan en las burbujas – construidas por familias o sociedad – pueden ser más vulnerables a la violencias sexual, porque no conocen formas de prevenir estas agresiones.
Mientras en México permea el discurso de que la única función de la sexualidad es la reproducción, en España, organizaciones y especialistas se plantean iniciativas como la asistencia sexual para personas con discapacidad, una política mediante la que se brinda ayuda a personas con discapacidad, durante y/o después de la actividad sexual en todo aquello que no pueden hacer sin ayuda y que responde al derecho a decidir acerca del cuerpo.
El documental Yes We Fuck!, representa la vida sexual de las personas con discapacidad, rompe el mito de la asexualidad y de que las mujeres con discapacidad están limitadas para hacer muchas actividades.
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