Todos conocemos Supreme. Seguro que la has visto en algún lugar… quizá fue en una playera, una sudadera o una gorra, o tal vez en la foto de una celebridad en instagram porque Supreme es la icónica marca de skateboarding que todos quieren tener. El emblemático logo de la marca -un rectángulo rojo con letras blancas que dicen “Supreme”- está prácticamente en todas las piezas que produce. Pero tal vez deberías saber que la estética de la marca está “inspirada” (plagiada) en la obra de la artista visual estadounidense Barbara Kruger.
¿Has escuchado sobre ella? Quizá no. Por eso quiero introducirte a Barbara Kruger, porque, dentro de la larga lista de hombres que han tomado el crédito por las ideas e inventos de mujeres en la historia, la apropiación que hizo Supreme de la estética del trabajo de Kruger se vuelve relevante.
Barbara Kruger es una artista visual y diseñadora gráfica que comenzó a producir su obra artística en 1969… 25 años antes de que Supreme fuera creado por James Jebbia, en el 94, en Nueva York. Aunque Kruger evita la etiqueta de “feminista”, su trabajo está enfocado en temas relacionados con la mujer. En su trabajo denuncia los estereotipos de la mujer en un modelo patriarcal. Sus diseños recuerdan a viejos carteles propagandísticos pero con un sentido crítico.
Por otro lado, Supreme es una de las marcas más exclusivas en el mundo. Una tienda de culto con un modelo de negocio basado en la exclusividad que produce un número limitado del tiraje de cada prenda que sale a la venta. ¿La idea? generar una demanda que supera, por mucho, la oferta, ¿para qué? para convertir una playera, una gorra o una chamarra en un objeto de deseo. Y lo logra. El éxito de la marca es total. Tiene seguidores fieles que hacen largas filas en las tiendas, ubicadas sólamente en las grandes urbes del primer mundo, para conseguir una de sus prendas, casi sin importar cual.
Este fenómeno de masas es lo que más impacta, sobre todo después de saber que su estética está basada (plagiada) en el arte de Barbara Kruger, una mujer que ha desarrollado su trabajo en cuestionamientos políticos sobre el consumismo, el género, la identidad, el cuerpo y la percepción social. Que utiliza los clichés, la sátira y la ironía para rematerializar las palabras, sin filtros, con el fin de darles una lectura más profunda. Kruger lanza mensajes claros pero significativos y políticamente poderosos en sus obras.
El trabajo de Kruger superpone fotografías en blanco y negro de la cultura pop y pone en ellas frases cortas en la tipografía Futura Heavy Oblique en color blanco dentro de un rectángulo en color rojo. Sí, exactamente el mismo tratamiento que hace Supreme: los mismos colores, la misma tipografía, incluso la misma técnica.
Supreme también usa íconos e imágenes de la cultura pop -como Coca Cola, la imagen de la modelo británica, Kate Moss, y Kermit the frog (a.k.a la Rana Rene)-. Ambos usan la apropiación de nombres, identidad o elementos visuales populares de forma no autorizada por los creadores, entonces ¿por qué es tan importante la apropiación de Supreme a Kruger? Ella no está preocupada por el plagio porque, al final, su arte también parte de la apropiación de elementos de la cultura pop. No le pertenece ni la tipografía ni los elementos.
No es el caso de Supreme. El copyleft para la marca consiste en plagiar pero en no ser plagiado. Cuando Leah McSweeney, creadora de la marca Married to the Mob, sacó una serie de playeras con el logo “Supreme bitch”, con una explícita referencia al logo de la marca, Jebbia la demandó por el uso del logo de la marca… que fue inspirado (plagiado) en el arte de Barbara Kruger.
Cuando el escritor Foster Kamer le preguntó su opinión, Kruger respondió con un email en blanco con un archivo adjunto llamado “fools.doc” (tontos.doc) que contenía un texto que decia:
What a ridiculous clusterfuck of totally uncool jokers. I make my work about this kind of sadly foolish farce. I’m waiting for all of them to sue me for copyright infringement.
(Qué ridículo grupillo de payasos poco chidos. Hago mi trabajo sobre este tipo de farsa tristemente tonta. Estoy esperando que todos me demanden por infracción de derechos de autor)
El problema no es la apropiación, al final también es la herramienta de Kruger para crear. Lo es cuando alguien la usa de forma tan explícita para beneficios propios de la obra que se está apropiando. Y, sobre todo, cuando no existe el reconocimiento al trabajo de las otras personas.
Kruger usa la apropiación de elementos de la cultura pop, pero lo hace inspirada en una crítica y subversión visual de la opresión sistemática. En cambio, Supreme usa la apropiación del proyecto crítico de Kruger pero no lo usa en un sentido crítico sino que lo convierte en una marca, en una mercancía. Supreme toma un proyecto que es resultado de una estrategia subversiva y lo convierte, de nuevo, en una mera etiqueta.