La menstruación es impronta de salud, rastro que confirma y diagnostica nuestros sanos ciclos fisiológicos. Pero también, ha sido negación a lo largo de la historia sexual conducida por el sesgo patriarcal y religioso. Hoy, parece ser objeto en la mira del mercado capital.
Desde una geográfica distante, Period. End of Sentence cortometraje dirigido por Rayka Zehtabchi revisa el tema menstrual en Hapur, comunidad rural al norte de la India; una zona vulnerable donde las habitantes ignoran su biología, viven sin acceso a productos básicos de higiene íntima y donde el arraigo ideológico aún segrega a las mujeres menstruantes.
En resumen, el documental acompaña a un grupo de mujeres adolescentes y adultas en el deseo por reapropiarse de su naturaleza a través de la producción y distribución de toallas sanitarias caseras con una máquina introducida por Arunachalam Muruganatham. Un modelo de cooperación que posibilita el autoempleo, la independencia económica y la accesibilidad a productos sanitarios.
De acuerdo a los testimonios visibles, las protagonistas parecen haber encontrado reivindicación en su experiencia personal y colectiva. Lo que revela a Period. End of Sentence como un panorama alentador de ruptura y trasgresión cultural para el reconocimiento social y económico de las mujeres en la aldea.
El documental parte de The Pad Project, organización norteamericana que provee productos sanitarios a mujeres en poblaciones marginadas como Afganistán, Pakistán y Sierra Leona, y que a su vez deriva como iniciativa de Girls Learn International, programa educativo también norteamericano de docentes y estudiantes de secundaria.
Melissa Berton, productora del documental, es también docente y parte de Girls Learn International, quienes recaudaron fondos públicos para la instalación de máquinas de toallas biodegradables, como la que operan las mujeres en Hapur, así como para la producción del documental.
Este proyecto que lleva algunos años activo, adquiere protagonismo gracias a su reciente premiación como mejor cortometraje documental en febrero pasado. Es decir, estamos hablando de menstruación porque es el actual tema provocador dentro de la programación oficial.
Al continuar indagando di con un texto de la escritora Nea Poulain en el que, contrario al resto de los artículos tendenciosos, la autora enlista contradicciones importantes en la información filmada y aporta recursos de consulta que desinflan el discurso sensacionalista con el que el documental está siendo viralizado. Por ejemplo:
“La Encuesta Nacional sobre Salud Familiar en India en el año 2015-16 reporta que el 48.5% de las mujeres en entornos rurales, el 77.5% de mujeres en entornos urbanos y el 57.6% en total usan toallas sanitarias. No el 12% como sugiere el documental”.
Entonces, si Period. End of Sentence se sustenta en esta y otras estadísticas falsas se trata de otro producto desechable de la estirpe hegemónica disfrazado de benevolencia, una conmovedora historia que educa a las mujeres del entorno rural y vulnerable, ¿sensibilidad o condescendencia?, ¿activismo o estrategia comercial?
Mientras tanto, en terrenos más cercanos como Argentina, se continúa la demanda colectiva feminista por la equidad menstrual en términos económicos: anulación de impuestos en productos de gestión menstrual y su provisión gratuita en escuelas, cárceles y espacios comunitarios.
Seamos cuidadosas, ninguno de los estímulos, discursos o productos sugeridos por el sistema dominante estatal, farmacéutico, mercantil o social es agenda para la emancipación o descolonización genuina de nuestra biología. El camino de acción es desde nosotras para nosotras