Cuando CONCACAF (Confederación de Norteamérica, Centroamérica y el Caribe de Futbol) propuso instaurar el Día Internacional del Futbol Femenino el 23 de mayo, se afirmó que esta iniciativa buscaría “generar conciencia sobre el poder transformador del futbol para las niñas y las mujeres”. Para las niñas, hay una motivación muy diferente a la búsqueda de un “poder transformador”: divertirse. Esa diversión, una sensación de libertad, es la base a partir de la que ha crecido la participación de las mujeres en el deporte más famoso del mundo. Hoy, en su día, hay que conocer su historia, su actualidad y su porvenir.
Crecer como las flores entre el concreto: una historia de resistencia
El desarrollo exponencial del futbol femenil en la última década puede llevar a pensar que es algo nuevo, pero nada está más lejos de la realidad. Fue en 1892 cuando, en la ciudad escocesa de Glasgow, se llevó a cabo el primer partido de futbol entre mujeres de toda la historia. Poco tiempo después, en 1894, la activista feminista Nettie Honeyball fundó el primer club de futbol femenil, al cual llamó British Ladies Football Club. El futbol femenil tiene una historia vasta. Es resistencia. Es esa pequeña planta que nació entre el concreto y se negó a morir hasta que se vio convertida en un árbol firme.
A principios del siglo XX, el futbol femenil vivió su más grande revolución. La agitación social provocada por un conflicto bélico transforma la vida de millones de personas, y el futbol no fue la excepción. Tras el estallido de la Primera Guerra Mundial, en 1914, el futbol femenil se desarrolló de manera vertiginosa en Reino Unido, pues los varones que acudieron al campo de batalla fueron reemplazados por mujeres en sus oficios, especialmente en las grandes fábricas. La tradición futbolística que prevalecía en estos centros de trabajo no se pausó con la llegada de las mujeres, sino que, por el contrario, permitió que cientos de mujeres adquirieran una afición completamente nueva. Aun así, la Federación Inglesa de Futbol (FA) reconoció el futbol femenil a partir de 1969.
British Ladies Football Club, el primer equipo femenil de la historia (Foto: mediotiempo)
La historia del futbol femenil en México no es menos apasionante que la que prosperó al otro lado del Atlántico. Hay que viajar a 1971 para atestiguar uno de los momentos más importantes del futbol mexicano: alcanzar la final del Mundial, estar a un paso de la gloria. Un grupo de mujeres, varias de las cuales se habían desempeñado como porristas de equipos varoniles, le dieron al país su primera final en territorio mexicano. Aquel 5 de septiembre de 1971, en un Estadio Azteca que recibió a más de cien mil personas, la selección mexicana terminó por caer ante una fulminante selección danesa, sin embargo, esa final se convertiría en la primera muestra de las posibilidades del futbol femenil en este país. Esta selección, frecuentemente ignorada por los autonombrados especialistas del balompié, había generado grandes expectativas tras conseguir el tercer lugar en el Mundial de Italia el año anterior. La prensa de la época, a diferencia de mucha de la prensa actual, prestaba demasiada atención a los rostros y cuerpos de las futbolistas (gracias a todas las diosas, ya no es la práctica más frecuente, pero sigue apareciendo y debe ser erradicada de manera urgente). Las portadas de los diarios se referían a las “bellas muchachas” o afirmaban que “el futbol femenil es bello”. Mientras tanto, las subcampeonas del mundo se esforzaban en pedirle al mundo que reconociera su habilidad con el balón. Pese a que no cabía un alma más en el Estadio Azteca ese día, pasaron 46 años para que el futbol profesional fuera una opción para las mujeres mexicanas.
Selección Mexicana subcampeona en el Mundial de 1971 (Foto: Getty).
Hacer del futbol una profesión: la Liga MX Femenil
El 5 de diciembre de 2016, el entonces presidente de la Liga MX, Enrique Bonilla, anunció la creación de la Liga MX Femenil. El año siguiente se materializaron los sueños de cientos de mujeres que lograron hacerse de un lugar en alguno de los dieciséis equipos (hoy dieciocho). La primera final del certamen enfrentó a Chivas y a Pachuca en dos intensos partidos en los que salió avante la escuadra de Guadalajara el 24 de noviembre de 2017. Este 2022, nuevamente este par de equipos se ven las caras en la última instancia del torneo, pero el panorama es muy distinto. Durante el primer torneo de la Liga, existía una edad límite de 23 años, pero hoy, la categoría es libre. Los sueldos, que entonces eran sumamente escasos, se han vuelto más dignos. Cada vez es menos común que los periodistas confundan los nombres de las jugadoras. Hoy es más frecuente escuchar voces de mujeres en la narración y comentarios de cada partido. Pero no todo está hecho.
Como aun falta una larga senda por recorrer, en 2020 surgió la Barra Feminista, una iniciativa para hacer del futbol un espacio de emancipación femenina bajo el lema “Otro futbol es posible”. Conversé con Luz Varinia y Ana Sánchez, dos de sus integrantes, sobre la labor que realizan como parte de este proyecto y la evolución del futbol femenil. El primer acercamiento de ambas al futbol fue mediante su familia, aunque al llegar a la secundaria les surgió el interés de jugar. Luz cuenta que formó parte del primer equipo femenil de su secundaria y logró que el patio también fuera su espacio, que decoraba su mesa con recortes de los futbolistas del momento y que le servían como acordeones en los exámenes, que la revolución comenzó en la escuela.
Como aficionadas a la Liga MX Femenil desde su creación, ambas han detectado grandes cambios. Luz afirma que hoy en día existe un interés por desarrollar fuerzas básicas en la Liga, mediante la organización de torneos sub-17 y un mayor interés en selecciones menores para lograr un desarrollo integral de las futbolistas, aunque estos esfuerzos no siempre encuentran eco en todos los equipos. Ana, por su parte, identifica dos cambios significativos: en primer lugar, una mayor dignificación del trabajo de las futbolistas mediante la apertura de los estadios para ellas y sus aficiones; en segundo lugar, una mejor gestión de las redes sociales de cada equipo. Todo esto ha permitido que el vínculo entre jugadoras y afición sea cada vez más enriquecedor.
La afición del futbol femenil, coinciden ambas, es diferente a la del varonil, ya que en este espacio no se denigra al rival ni se promueven discursos discriminatorios, cargados de homofobia, misoginia y racismo, aspectos ya normalizados en el futbol varonil. Incluso, la propuesta de los clubes por llevar a sus barras a apoyar a sus equipos femeniles ha chocado con los principios de la Barra Feminista y ha alterado el ambiente familiar que impera en estos partidos.
Queremos hackear el concepto de ‘barra’, que normalmente está asociado a actos de violencia. En el futbol femenil jamás me he enterado de algún incidente de violencia en las gradas”, asegura Luz.
La Barra Feminista se hace presente en el Estadio Olímpico Universitario (Foto: Facebook / Barra Feminista MX).
Ser parte de la Barra Feminista implica para ellas, y para el resto de las integrantes del proyecto, buscar la dignificación del trabajo y la pasión de todas las mujeres que participan en el ámbito futbolístico: jugadoras, directoras técnicas, periodistas, médicas, aficionadas y más. Además, se trata de generar espacios seguros dentro y fuera de la cancha: “ojalá no vuelva a llegar nunca un Craig Harrington al futbol femenil”, señala Luz. “Queremos que todos los aspectos de la profesionalización de las futbolistas se tomen en serio”, comenta Ana. La mayor satisfacción de ambas son las redes que han construido con otras aficionadas. El mayor sueño es, sin dudas, llegar al Mundial de 2023.
El porvenir del futbol femenil luce luminoso, sin embargo, requiere del compromiso no sólo de sus aficionadas, sino de todas las personas que vean en este deporte un espacio de libertad. Este 23 de mayo, Día Internacional del Futbol Femenino, se asoma una nueva oportunidad para hacerlo posible, una imposible de desaprovechar.