Elecciones 2024: primer debate presidencial entre la palabrería y el tecnosolucionismo como respuesta a todo

Abr 12, 2024

Por: Ixchel G. Aguirre y Elizabeth Avendaño

Con más ataques que respuestas, datos dudosos, desinformación, evasiones en temas importantes, necropolítica como bandera partidista, la capitalización de derechos y problematicas, y muchas fallas en los tiempos, se vivió el primer debate presidencial con la temática “La Sociedad que queremos”, que tenía como objetivo que les tres candidates, Claudia Sheinbaum, Xóchitl Gálvez y Jorge Máynes, presentaran sus propuestas sobre educación y salud, transparencia y combate a la corrupción, no discriminación, grupos historicamente vulnerados y violencia contra las mujeres. 

Pero, seamos honestes ¿A alguien le quedó claro cómo abordarán estas problemáticas? El tiempo que tenían para presentar sus propuestas lo usaron para hablar de viejos logros, recriminarse sus interminables errores y recurrir a los clásicos ataques. Y tan malo fue este “debate” que en X, el hashtag #LesValemosMadre, dejó ver nuestro descontento ante la falta de datos e información concreta. 

Te compartimos algunas reflexiones sobre las propuestas que les candidates hicieron (o intentaron hacer) en temas de tecnologías, género y comunidades LGBTTTIA+

Xóchitl: Sus propuestas sobre tecnologías y… ¿Privatización de la salud?

Gálvez propuso la creación de un nuevo Seguro Popular que servirá a través de una tarjeta llamada Mi salud. En sus palabras, ésta será una tarjeta inteligente basada en el blockchain para garantizar la transparencia, pero ¿Qué es blockchain? Es una tecnología que a muches (evidentemente incluyendo a la candidata) nos parece poco clara y que, en resumen, se trata de una tecnología descentralizada (donde la información es gestionada por una red de usuaries) que permite almacenar información en cadenas de bloques de datos y hace al sistema más difícil de atacar, pero también implica otros retos de gestión.

Xóchitl propone que esta “tarjeta inteligente” tenga una receta electrónica con la cual podremos obtener medicamentos en el sector público o privado, es decir, en caso de que la clínica pública no tenga los medicamentos necesarios, podremos comprarlos en una farmacia u hospital privado que pagará el gobierno; esto para resolver el desabasto de medicamentos pues “llevará tiempo reconstruir el sistema de salud pública”, dijo la candidata.

Esta propuesta tiene un guiño a estrategias que hemos visto en gobiernos neoliberales como el de Milei en Argentina y Pinochet en Chile, que convierten los derechos en sistemas de mercado y demanda.

Xóchitl afirmó que esta tarjeta será pagada con el erario público, y aquí es donde nos preguntamos, ¿Su propuesta tiene la suficiente claridad como para evitar negocios ilegales con la industria farmacéutica? ¿Exactamente cómo va a funcionar? ¿Nos está hablando de privatización del sector salud?

Antes de pensar en dar dinero a través de “tarjetas inteligentes” o comenzar un proceso de privatización, es importante pensar en que los problemas del sistema de salud mexicano son mucho más profundos y no se puede dar una solución de forma para un problema de fondo sobre uno de los derechos más importantes para la población.

Afición con la Inteligencia Artificial (IA) y el tecnosolucionismo como respuesta a todo.

¿A qué nos referimos con tecnosolucionismo? A la intención y/o propuesta de solucionar con el uso de tecnologías todo tipo de problemáticas y bajo cualquier contexto. Actualmente, es muy tentador pensar en el uso de las tecnologías como la gran estrategia para resolver conflictos de salud, corrupción, educación y violencia en el ámbito político, cultural y social, pero la salida no es tan fácil. Muestra de ello, fueron las propuestas de les candidates que, llenas de un poco de fantasía y mucha palabrería sobre términos tecnológicos, vieron en la IA la respuesta absoluta y sin fisuras ante las problemáticas que vivimos.

Según la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y uso de tecnologías de la información en los hogares (ENDUTIH), en el 2022, 93.1 millones de personas fueron usuarias de internet, lo que representó 78.6% de la población, pero ¿Y el resto?. Además, esta encuesta indica que el grupo que menos usa internet son las personas de 55 o más años, entonces, ¿Qué pasará con las personas adultas mayores? ¿Cómo podrán acceder a servicios? ¿Se lo preguntaron?. Es irresponsable hablar de digitalización en un país con un 53.9% de área rural sin acceso a internet y con menos de la mitad de participación de personas adultas y adultas mayores.

¿La IA puede aportar en la aplicación de una política pública? Sí, actualmente existen algunos casos en los que su uso proporciona cierto grado de cambio en ocasiones positivo o con posibilidades interesantes, como las Oficinas de IA en Colombia que trabaja conjuntamente con la coordinaciones de Políticas Públicas y Gobernanza a nivel estatal para el desarrollo e implementación de la estrategia nacional de IA, generando conocimiento, colaboración, aprendizaje y distribución con colaboradores internacionales. 

Sin embargo, no hay que perder de vista los retos a los retos que tenemos frente al uso de la IA en la política pública, uno de ellos son los sesgos, puesto que hasta ahora las perspectivas no hegemónicas no son tomadas en cuenta ni siquiera desde la programación. ¿Cómo podemos crear un modelo de IA que no discrimine y/o violente por género, edad, fenotipo y otros rasgos identitarios, y que se concentre en establecer una sociedad justa que promueva una vida digna para todes? Ahora mismo es difícil imaginarlo. 

Con esto en mente, es irresponsable que les candidates hablen de tecnología, robótica, blockchain e Inteligencia Artificial sin decir claramente cómo la usarán y sin tomar en cuenta ni tener conocimiento sobre las brechas que aún existen.

Uso de las narrativas feministas como estrategia de campaña.

La instrumentalización de los feminismos como una estrategia de campaña, fue evidente dado que hay dos mujeres candidatas en la contienda. En esta lógica, Sheinbaum propone un “Gobierno feminista”, mientras que Gálvez habla de un “feminismo interseccional”. Y claro, sabemos que los feminismos son una forma de movilización social que politiza lo que implica el género en la sociedad. Sin embargo, vemos claramente que en las campañas de las candidatas son utilizados únicamente como un recurso político pues, ¿Cómo harán un “Gobierno feminista” si ninguna de las dos pudo decir claramente la palabra ABORTO? Y ni pensar en cómo antenderán la violencia contra las mujeres porque, según dice Sheinbaum “de eso ya hablamos mucho, hablemos de otra cosa”. 

También, resulta importante analizar la necropolítica llevada al discurso de la candidata Xochitl, pues utilizó a las víctimas como las del Colegio Rebsamen, y usó los feminicidios para polarizar y crear bandos cuando en realidad los problemas son mucho más profundos y sensibles que una disputa política partidista.

Estamos frente a  una cooptación de discursos políticos progresistas, y la campaña de Jorge es claro ejemplo de ello, pues aún cuando sorprendentemente fue el único que habló sobre un sistema nacional de cuidados, paternidades responsables y tuvo una mirada antipunitivista frente a las problemáticas, su discurso progresista es solo un bandera política y no desarrolla ni aterriza iniciativas. 

La bandera punitiva sigue siendo un discurso utilizado por Sheinbaum con una politica criminal enfocada en leyes y castigos, evadiendo respuestas específicas sobre la violencia contra las mujeres, y tratando el tema por encima sin propuestas para atenderlo de fondo. La violencia de género merece un análisis profundo desde la prevención. 

Resultado del “éxito” de los movimientos feministas, las instituciones, organizaciones y actores políticos se sienten cada vez más obligades a adoptar la retórica del movimiento, aunque no siempre cambiando ni modificando sus ideologías machistas, clasistas, racistas y punitivistas. El éxito percibido de los feminismos y la incorporación de las ideas feministas en la política dominante, ameritan también un análisis más crítico. 

Durante estas elecciones hemos visto la cooptación de discursos de género y feminismos, una práctica altamente utilizada por líderes políticos en la construcción de sus discursos.  Si analizamos los liderazgos políticos femeninos en Abya Yala, veremos cómo utilizan el género (atributos, creencias, estereotipos) como una estrategia de representación política cooptado discursos feministas. Tal cual es el caso de las dos candidatas a la presidencia.

Ante esta realidad, se vuelve cada vez más importante prestar atención y ser crítiques para identificar a quienes realizan este tipo de apropiación e instrumentalización para sacar cálculos electorales.

Ninguna propuesta para las comunidades disidentes.

Durante el segmento de “No discriminación, grupos vulnerables (grupos vulnerados, querrán decir) y violencia contra las mujeres”, Sheinbaum fue cuestionada sobre los crímenes de odio hacia la comunidad trans y qué acciones tomaría su gobierno para hacer frente y procurar sus derechos. Esta pregunta (que además, fue la única sobre el tema) es fundamental en un contexto en el que los discursos anti derechos han tomado una fuerza importante en Abya Yala. Al respecto, Sheinbaum no dio ninguna propuesta ni se posicionó claramente, solo se limitó a decir que está en contra de toda forma de discriminación. Es inadmisible y desesperanzador que, siendo México el segundo país con más crímenes de odio en Abya Yala, no escuchemos propuestas claras para garantizar los derechos y la vida digna de las personas trans y no binaries. 

En temas relacionados a comunidades disidentes, hubo muchas preguntas sin respuesta y nosotres seguimos con la duda, ¿Qué pasará con los derechos de las personas trans y no binaries?, ¿en dónde están sus propuestas claras para asegurarles una vida digna?. Si quieres leer más sobre este tema, Geo González de Presentes hizo este gran análisis.

Seguiremos pendientes a los siguientes debates, de los cuales esperamos más propuestas y menos conceptos vacíos, más respuestas concretas y menos evasiones, y que la responsabilidad y la empatía dejen de ser utilizadas como meros recursos partidistas.

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