Construir disidencia desde lo joto: Jotita desde chiquita

Jun 8, 2018

A veces me pregunto si internet ayudó a que las nuevas generaciones se sientan más cómodas con su sexualidad a más temprana edad. Yo no recuerdo tener referentes maricas antes de la preparatoria. Ni siquiera pensé en ser joto como una posibilidad durante mi infancia. Para mí sólo existía la heterosexualidad. La gente me llamaba maricón, pero eso sólo representaba algo que no-había-que-ser, jamás una posibilidad. Me llamaban maricón y yo buscaba alejarme de eso. Ahora que veo mis fotos, me doy cuenta de que era muy afeminada. Era muy obvio que existía en mí ese deseo por vivirme en la feminidad.

El miedo a la jotería que me inculcaron sí hizo efecto. A veces me pongo a recordar cuántas veces me dio miedo pasar por maricón en el espacio público o en momentos donde no me sentía en confianza. Y aunque he luchado contra eso, los efectos a veces reaparecen. Eso no significa que me viva como una víctima, al contrario, agradezco que esa jotería haya resistido dentro de mí, que no me haya abandonado, y que haya encontrado otras afeminadas en mi camino para no sentirme sola.

Nos atacan en un momento de nuestras vidas donde somos vulnerables. Eso es terrible. Pienso que las familias y la escuela, en la mayoría de los casos, creen que pueden salvarnos de ser maricones en la niñez. Sería tan lindo que nos salvaran de la obligatoriedad de ser algo, que nos salvaran de las normas, de lo normal. Y es que esta sociedad siempre te impone algo, y una de esas cosas es la heterosexualidad, ser hombre y ser mujer. Pero qué se le puede pedir a instituciones tan normativas como la escuela y la familia. Hubiera sido importante en mi vida que me permitieran sentir atracción por cualquier persona, sin obligarme a que me gustara eso que llaman erróneamente el “sexo opuesto”. También me hubiera gustado que mi familia me preguntara sobre lo que yo quería, no que le preguntaran a psicólogxs, ni que cargaran con la angustia de tener un niño amanerado. Tan fácil que e preguntar lo que a una le hace alegre…

Gif por Eve Alcalá

Cuando pienso en mi infancia pienso que nos han engañado con eso de encasillarnos en la “orientación sexual”, la “homosexualidad” y la categoría “HSH (hombres que tienen sexo con hombres)”. No sé, pienso en mi deseo maricón en la infancia, y ahora también, y va más allá de que me guste la verga o no, de ser “activo” o “pasivo”, de que te guste tu “mismo sexo”. La jotería son exploraciones de la feminidad en un cuerpo que se creía destinado a ser hombre (por las instituciones y la sociedad). La jotería pasa por muchas cosas, antes que por el sexo. Yo era maricón antes de pensar en sexo. Mi cuerpo, mi forma de ser, mis afectos ya me lo decían. Pero la sociedad nos orilla a traicionarnos y centrarnos en la genitalidad para definir una parte muy importante de nuestra vida. Se nos obliga a ser hombres “diferentes” (raros, anormales, desviados, pero hombres). Yo nunca quise ser hombre. Antes de sentirme atraída por chicos, me sentía atraída por la feminidad, por cierta estética lejana de la masculinidad hegemónica, por convivir con niñas y mujeres (en la escuela, la familia y otros lugares), por reflejarme en las historias de mujeres que veía en la televisión y en otros espacios.

Pero aceptamos la idea de que lo que nos “identifica” es el gusto por un cuerpo con cierta genitalidad u otro. Siento que me he encontrado con muchas anormales que me han permitido repensar ese dogma. Me han enseñado a compartir mis afectos y mi sexualidad con quien yo quiera y como yo quiera, sin limitarme a los rituales sexuales y afectivos impuestos.

Hot-o.

Quienes hayan usado alguna aplicación de ligue conocen las famosas frases que usan los gay en sus perfiles, para describir el tipo de “ligue” que buscan: “no afeminados”, “no gordos”, “no artesanías”, “no esculturas mayas”, “no obvios”, “no señores”, “no feos”. Y aunque no todos lo escriben en sus perfiles, este tipo de deseos se expresan constantemente en múltiples formas y situaciones.

Desde las imágenes de “hombres guapos” (o sea, lo que nos han enseñado que es un hombre guapo), el porno, los chicos que se consideran atractivos en un antro gay y los que son ignorados o despreciados, etc. Todo esto lleno de estereotipos.

¿Quién es guapo? ¿Qué colores de piel nos parecen bonitos, qué colores de ojos, qué formas del cuerpo? ¿Por qué? ¿Qué características rechazamos como bellas? ¿Por qué? 

Hace poco, una amiga que usa chats y aplicaciones de ligue heterosexuales y de lesbianas me dijo que a ella le gustaba tener citas y encuentros con personas sin mirar fotos antes. Yo, que dizque intento destruir ese deseo normado, me quedé “de a seis”, como decimos en México, o sea, sorprendida. “¿En serio no les pides foto antes de conocerlos?”, le pregunté varias veces para asegurar que estaba comprendiendo lo que me platicaba. Creo que a la mayoría nos sorprende. Y es que, por un lado, tenemos fuertes estereotipos de belleza, y por otro, hay una fuerte tendencia a vincular la atracción con lo físico. Tanto que nos parece impensable sentirnos atraídas por alguien que no hemos visto o que no representa ciertos ideales de belleza.

En la colectiva y con las amigas nos hemos cuestionado sobre el tema de la genitalidad y la homosexualidad, ya lo escribía antes. Y pienso en la transfobia que existe entre nosotras, las jotas y los gays. Pienso en la transfobia y en muchas otras violencias, como la misoginia (el desprecio a lo femenino, la feminidad y las mujeres), el racismo, el clasismo, el elitismo, incluso la homofobia y lesbofobia. Podría ser interesante pensar la atracción, no en un sentido romántico de amor y enamoramiento, sino de acercamiento. Atraernos en un sentido de juntarnos. Que la atracción o el acercamiento viniera de las posibilidades que existen entre dos o más maricas que se juntan, en este mundo heterosexual, capitalista, neoliberal, violento… Atraerse y afectarse (en un sentido de potenciarse). Pensar en la potencia de la amistad y el cariño entre maricas, sin importar cómo te ves, cómo eres físicamente, sino en las historias de vida que compartimos y que podemos compartir en el presente y el futuro.

Relacionarnos

Hace 4 años empecé a buscar otras formas de relacionarme lejos de la monogamia tradicional. Y es que siempre me gustó salir con gente, conocer personas, sentir cariño de varias, de diferentes maneras, con diferentes temporalidades e intensidades. Lo hubiera explorado antes si hubiera sabido que era posible. Pero se nos educa para creer que lo bueno y lo aceptable es la pareja.

Una relación seria significa, para esta sociedad, una pareja que dura mucho tiempo y es exclusiva de esas dos personas. Salirse de eso no es pan comido. Una quisiera dejar de sentir celos, inseguridades, miedos, posesión, pero muchas veces quitarnos eso es un ejercicio constante de autorevisión y de comunicación con lxs otrxs. Quisiera compartir algunas estrategias que utilicé para tener relaciones más enfocadas en el placer, el disfrute y el respeto de lxs otrxs. Probablemente muchas parezcan obvias, pero quizá a alguien le ayuden.

  1. Establecer una red de apoyo. Busqué entre mis amistades y conocidxs personas que vivieran relaciones abiertas, poliamor, contraamor, etc, con quien pudiera hablar en casos difíciles o cuando tuviera dudas y dolores. Me acerqué a personas que puidieran entenderme y tuvieran alguna empatía con lo que sentía cuando hablaba con ellxs.
  2. Unxs amigxs formamos un grupo cerrado y de confianza para hablar sobre afectividades, de nuestros procesos y de nuestras relaciones, con sus cosas buenas y sus dificultades. Nos veíamos cada 15 días y, aunque suena a grupo de autoayuda, fue muy importante para reflexionar sobre varias situaciones que vivíamos.
  3. Como comentaba anteriormente, la falta de referentes siempre es difícil cuando quisieras sentirte acompañada. Por ello, decidí empezar a hablar del tema de relaciones afectivas no tradicionales/monógamas en varios espacios, desde mis redes sociales virtuales hasta pláticas casuales con amigxs y familiares, como forma de mostrar el abanico de relaciones que pueden existir.
  4. Darme espacios de autocuidado y reflexión cuando sentía enojo, miedo, inseguridad, celos, etc. Muchas veces, en esos momentos peleamos, culpamos a otras personas de algo que en realidad tiene que ver con nuestras construcciones como personas. Por eso es bueno darse un espacio de tranquilidad para pensar mejor las cosas y darnos cuenta cuando algo que estamos sintiendo es nuestra responsabilidad y debemos trabajar sobre ello.
  5. Aprender a decir lo que me parece mal en mis relaciones, lo que siento que no está chido, que es violento o nada respetuoso de lx otrx. Para ello, de nuevo, las amigas han jugado un papel muy importante. Verbalizar lo que te molesta con otrxs y entre todas reconocer las violencias me parece un ejercicio fundamental, que nos lleva a no tolerar actitudes o acciones que en el pasado nos parecieron normales. Compartirlo con otras nos hace, muchas veces, espejearnos, reconocer las violencias que vemos en otras, en nuestras vidas.

Collage por Eve Alcalá

Por último, no puedo decir que mi experiencia me lleva a tener mucha esperanza en las relaciones. Ya no espero que las relaciones sean perfectas o ideales. Creo que es un error esperar algo perfecto en cualquier ámbito de la vida. Pero, especialmente, en lo que involucra personas. Voy con cautela en cualquier relación, sin dejarme llevar por la emoción del enamoramiento o de la novedad de empezar a conocer a alguien. Todas crecimos en este sistema que nos ha enseñado cosas horribles, y quitarnos el individualismo, egoísmo y demás, no va a suceder pronto. La cosa es construir relaciones donde podamos sentirnos cómodas, disfrutar, gozar y generar alegrías.

La manada

La colectiva Manada de Jotas inició como un proyecto de amistad. Ser amigas era el motivo de nuestras primeras reuniones. Y ver qué podía surgir de eso. Encontrarnos desde la jotería y ver a dónde nos podía llevar. Hay muchos factores externos y personales que han complicado esto, por un lado, los tiempo laborales, las distancias que cada una tiene que recorrer para encontrarnos en esta ciudad monstruo, etc. Por otro lado, las energías que cada una le quiso poner a la colectiva, la disposición y las resistencias individuales. A pesar de esto, quienes quedamos en el grupo hemos encontrado el espacio para poder hablar los temas que nos interesan y nos generan curiosidad, sin prejuicio y en confianza. Hemos podido hablar y explorar lo joto, sin encasillarnos en algo, lejanas de la idea de lo gay (ya tan cooptado por el capitalismo rosa y las políticas neoliberales), intentando escapar o buscar fugas de la homonorma, del sexo hetero, del sexo genitalizado, de la misoginia entre gays, de la inclusión en esta sociedad que no queremos. Seguimos pensando cómo resistir y construir desde otro lugar y con otras formas de hacer política. Ha sido un proceso de más de un año, que va empezando, que va viendo algunas semillas, algunas posibilidades, que quizá no ha dado frutos tan visibles como a veces quisiéramos, pero que nos ha dejado otras cosas, invisibles para quienes no están dentro, pero igual de valiosas para quienes las vamos viviendo. Vamos aprendiendo a acompañarnos y pensarnos en una red que en algún momento pueda permitirnos llegar a otras y seguir tejiendo proyectos entre maricas, sin jerarquías, críticas del sistema, de las instituciones, de nuestras prácticas… Esta manada va creciendo y a algunas nos ha cambiado en muchos sentidos. A veces sueño que la manada, así de invisible e inofensiva, siga creciendo y se multiplique. Pero algún día, toda esa red se convierta en movimiento, en oposición radical de la derecha, del mal gobierno y de las instituciones. Y seamos parte de esa multiplicidad de grupos, en todo el mundo, en todas partes, que luchan por hacer este mundo más vivible y más digno para todxs (humanxs y no humanxs).

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