Por: Yunuhen Rangel Medina
De enero a mayo de 2021, ocurrieron 112 agresiones contra mujeres periodistas en México, casi la mitad de ellas (45) se dieron en el contexto de las elecciones, es decir, cuando las periodistas buscaron y/o difundieron información sobre lo que ocurría con las y los candidatos, quienes fueron el mayor agresor (46%) y con el proceso electoral en sí y el 39% de estas agresiones ocurrieron en línea.
Así lo detalla el reporte de Comunicación e Información de la Mujer (CIMAC), organización que durante años ha registrado y documentado la violencia que en México se comete contra las periodistas y detalla las formas en las que se diferencía de la violencia ejercida contra hombres periodistas.
Según la Encuesta mundial sobre la violencia en línea contra mujeres periodistas, de la Organización de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) el 73% de las mujeres periodistas han sido víctimas de violencia digital.
El 25 % recibió amenazas de violencia física, el 18 % fueron amenazadas con violencia sexual y el 20 % de las mujeres informó haber sido atacada sin estar conectadas y en relación a la violencia en línea que experimentaron.
El informe cita a la periodista de investigación en India, Rana Ayyub, quien narra que “El fenómeno afecta a las mujeres periodistas, a nivel profesional y personal… Quería dejar las redes sociales, quería dejar el periodismo. Estas cosas no les pasan a los hombres… El costo que estamos pagando para ampliar nuestro trabajo a través de las redes sociales no es algo que las periodistas deban enfrentar”.
Además, el 30% de las participantes de la encuesta dijeron que se autocensuraron como resultado del abuso y el 26% informó tener efectos en su salud mental.
El impacto internacional que tienen los ataques digitales, hoy han alcanzado una atención nunca antes vista por la confirmación de que el programa (malware) Pegasus, fue utilizado para espiar a miles de personas en el mundo, a unas 15,000 en México, entre las que están por ejemplo las periodistas Carmen Aristegui y Marcela Turati.
Pero ¿Por qué resulta relevante esta información para todas?
Porque la libertad de expresión es un derecho humano que habilita otros derechos, es decir que ayuda a que podamos ejercer otros que van de la mano, por ejemplo, acceder a la información, tener o formarnos una opinión o por ejemplo, reunirnos o manifestarnos con personas que coinciden con nuestros puntos de vista y participar a través de nuestras posturas en la administración del país, por ejemplo, en redes sociales o en una manifestación.
Porque el centro del periodismo es la libertad de expresión, un derecho que es útil en muchos sentidos para todas, en lo personal: al poder expresar lo que pensamos, creemos y opinamos y en lo colectivo porque permite la conversación pública, acceder a una mayor cantidad de información pero también de opiniones y puntos de vista que pueden abonar a tener un pensamiento crítico y a opciones para construirlo.
Porque las mujeres hemos tenido que conquistar derechos como este y que nuestra palabra, opinión y necesidades sean escuchadas y valoradas en los espacios privados como la familia, y en los públicos como son los medios de comunicación o la participación política, por ejemplo, ¿Te has preguntado porque no hemos tenido una presidenta en México? o cuántas mujeres son directoras de los grandes medios de comunicación.
Es porque este sistema cultural, educativo y social, ha valorado en mayor medida la palabra y participación de los hombres con ciertas características como blancos, heterosexuales sin discapacidad, por encima de otras palabras y esa dicriminación genera una desigualdad de oportunidades para hablar y ser escuchadas.
Por ello, que las mujeres participen en labores como el periodismo alienta la participación de algunas cuyo interés es dar voz a las problemáticas que enfrentamos, como son la violencia en el espacio físico y en el digital y dotarnos de alternativas de información que propongan nuevas miradas, el hecho de que se les agreda las afecta personalmente pero también colectivamente al privarnos de la información que ellas generan.
Sabemos que hay mucha información falsa en el mundo y que en el espacio digital abunda, sin embargo, el ejercicio periodístico profesional, pretende investigar e informar con veracidad datos que muchas veces se pretenden ocultar, por ejemplo la corrupción o la las voces de mujeres y poblaciones discriminadas, o la violencia contra contra las mujeres.
El derecho de todas
Aunque el periodismo es la forma en la que profesionalmente se ejerce el derecho a la libertad de expresión, no es exclusivo, sino que es un derecho humano. Documentar de forma individual o colectiva de investigar, recibir y procesar informaciones y opiniones y difundirlas por cualquier medio de comunicación son derechos para todas las personas, que se encuentran garantizadas en la Constitución y en los llamados “instrumentos internacionales”, o tratados como La Convención Americana de Derechos Humanos, artículo 13 y el Pacto de Derechos Civiles y Políticos, en su artículo 19, que reconocen estos derechos.
Así mismo, los derechos digitales son reconocidos, ya que el espacio digital, la internet y las redes sociales, han propiciado un espacio para que podamos ejercer nuestro derecho a la libertad de expresión sin ser periodistas, pero las violencias que pretenden silenciarnos o inhibir nuestra participación también se dan ahí, por lo que es importante reconocerlo, nombrarlo para crear herramientas que nos permitan protegernos.
Por ello, es importante que nuestra participación en los espacios, labores o ámbitos, públicos, como son los medios de comunicación o la política, sean garantizados y con ello ejercidos libre y plenamente por todas para seguir siendo parte del desarrollo de nuestras comunidades y países con nuestra voz valorada e incluida.