Por: Ixchel García y Alicia Reynoso
El 8 de marzo, es un día en el que solemos encontrarnos en las calles para hacer resonar todas nuestras voces. Marchar es hacernos visibles en el espacio público, ese momento donde recordamos los pasos andados por nuestras ancestras, compartimos con otras el gozo de existir, denunciamos acompañadas y continuamos con la exigencia por un mundo digno.
Sentimos cerca el #8M y nos emociona saber que acuerparemos en la calle y seremos esa marea verde, morada y negra que el año pasado inundó las calles en la marcha más grande en muchos países y ciudades. Sabemos que nos encontraremos a nuestras compañeras de lucha y nos abrazaremos con alegría de sabernos en el mismo espacio, gritando las mismas consignas, portando nuestros pañuelos, alzando nuestros carteles o bailando al ritmo de las batucadas.
Este será un 8M muy diferente. A lo largo de este año la relación con el espacio público se ha transformado. El miedo no sólo lo sentimos por la inseguridad de transitar este país, sino también por contagiarnos y con ello, la posibilidad de contagiar a las personas que amamos. No salir este año también es una apuesta por el cuidado colectivo.
Por eso en Luchadoras pensamos en formas de resignificar, desbordar, subvertir, compartir y seguir incendiado los espacios de la mano de los feminismos sin que la apuesta por el resguardo y el cuidado no nos detenga.
Aquí te compartimos 4 accionares para poner el cuerpo digital este #8M:
1.- Crea, informa, acciona y comparte la ternura radical y digna rabia
Las pancartas con poderosas consignas, los paste ups incendiarios de las morras, el humo rosa y morado, los pañuelos verdes, las voces en eco de las compañeras, una marea feminista de cantos, palabras, denuncias, de un “fuimos todas”, los gritos y aullidos al viento, “la dignidad no tiene miedo”. Accionar en las calles, poner el cuerpo y la voz en el espacio físico, es una estrategia para hacernos visibles ante la sociedad que suele ignorar nuestras demandas y triunfos. Hoy las redes se presentan como posibilidad de ser espacio potenciador de las palabras e imágenes.
No salir no implica que no podamos inundar el mundo con cuerpos y voces para recordar el porqué del #8M. Instagram puede ser una herramientas para crear, informar y desbordar al nombrar logros, retos y urgencias.
Recientemente, ha resurgido como una importante plataforma para la organización y lucha social. Este último año hemos visto cómo ha sido tomada por colectivas, personas activistas y educadoras para informar y transmitir experiencias y estrategias sobre qué sigue para los diferentes movimientos sociales y feminismos, y para mantenernos al día sobre la lucha por un mundo digno.
Instagram tiene la posibilidad de irrumpir como herramienta para organizar e informar sobre feminismos, transfobia, lucha de clases, racismo y sexualidad. Los afectos digitales surgen de la posibilidad de articular y visualizar la información de manera autentica y receptiva, las emociones que atraviesan nuestro cuerpo digital por las pantallas y teclados, recorren nuestro cuerpo físico; al escuchar a las compañeras, al ver y escuchar un discurso, al leer un poema, una historia o denuncia, al ver imágenes con las cuales empatizamos y nos resuenan en el pecho.
Puedes crear diapositivas o historias con información sobre feminismos, justicia social o las mujeres que admiras. No tengas miedo de enunciar, dar tu perspectiva y poner en palabras eso que te atraviesa. No te olvides de compartir las peticiones para donativos, artículos de colectivas y amigas, ilustraciones, videos, expresiones de digna rabia y ternura radical, que sí, también se hacen presentes en nuestras pantallas.
2.- Tomar el hashtag, tomar las redes
Las redes sociales han sido herramientas que nos han permitido colocar en la mirada pública asuntos de forma distinta en términos de velocidad y alcance. Los hashtags, por ejemplo, nos permiten agrupar contenido que permite identificar una coyuntura, un momento, una necesidad, una demanda en específico, lo cual resuena con el uso particular que se le da a las calles para protestar por una demanda colectiva.
Pensemos en el #MeToo hace dos años, donde las mujeres que compartieron sus testimonios fueron acuerpadas por más mujeres expresando #NoEstásSola o #HermanaYoSíTeCreo. Otro caso es el acuerpamiento digital del caso de #IngridEscamilla y la resignificación visual que le dimos a su feminicidio. Si este 8M no podemos tomar las calles físicas, no dudemos en inundar las calles digitales, usar los hashtags, esos caminos que unen y encausan nuestras voces. Hagamos uso de las tecnologías para nombrar todo lo que no está resuelto, todo lo que nos sigue doliendo. Leamonos, acompañémonos, empaticemos con las otras y les otres.
Podemos identificar los # que se usan en las convocatorias previas a la marcha y sumarnos a las iniciativas en redes como Twitter, Facebook e Instagram para hacer referencia al #8M. A través de ellos compartamos experiencias, reivindicaciones, información y todo aquello que también nos dé alegría. Y no olvidemos compartir información relevante sobre la marcha, acuerpemos a las compañeras que sí saldrán al espacio público.
Compartir contenido e información todas simultáneamente, así como hacer visibles nuestras historias en estos espacios, es una forma en la que podremos acompañarnos a la distancia. Alzar nuestra voz en el lenguaje digital, a través del hashtag, puede ser una alternativa a gritar juntas, retumbar las calles al sonido de nuestros cantos.
3. Potenciemos los discursos y las exigencias
No porque no salgamos a la calle a marchar o no vayamos a nuestros espacios cotidianos, quiere decir que no podamos dejar claro que estamos bajo protesta. Aprovechemos este día para hacer uso de nuestra palabra en las comunicaciones que tengamos a lo largo del día en la escuela o el trabajo. Hablemos de lo que hace falta, exijamos lo que queremos, acompañemos y escuchemos a nuestras compañeras, hermanas, mamás, abuelas.
Acuerpemos también a nuestres compañeres trans en este día donde tristemente, también se potenciarán los discursos de odio. Aprovechemos que nuestras voces son escuchadas para hablar de lo que no es visible: hablemos de las condiciones indignas por las que atraviesan las mujeres en las cárceles y hospitales psiquiátricos, los riesgos a los que se enfrentan las mujeres y niñas migrantes, sobre lo que está pasando con las mujeres que ponen todos los días sus cuerpos en el sector salud, sobre las trabajadoras del hogar.
Es importante recordarnos que no nos corrresponde apropiarnos de reivindicaciones o de ciertas luchas, pero sí podemos ser responsables con las plataformas que tenemos a nuestra disposición para potenciar discursos y exigencias.
4.- Monitorea los pasos y accionar de las compas
Quedarnos en casa como apuesta de autocuidado y cuidados colectivos, está bien. Poner el cuerpo en las calles y el espacio público con la conciencia de cuidados, está bien. No te cuestiones el decidir quedarte en casa, ni cuestiones las decisiones de tus compañeras que deciden salir. Las marchas son una acción potente, más no es la única. Poner el cuerpo no solo implica salir, poner el cuerpo es ser esos ojos extra, es acompañar, cuidar y acuerpar, es ser quien monitorea a quienes deciden transitar el espacio físico.
Puedes ser el contacto de emergencia y monitoreo de quienes tus compañeras que están en calle, esto implica estar atenta a la conversación social en las redes, seguir los tuits sobre la marcha, checar si se habla de encapsulamientos, si están lanzando gas o si alguna situación podría vulnerarlas ¡AVISA! ¡Difunde en redes!
En caso de represión ten tu teléfono listo, los contactos de emergencia tus compañeras o colectivas que podrían apoyar, busca rutas de salida cercana que no pongan en riesgo a tus compañeras.
Está atenta a los distintos medios de comunicación o transmisiones en vivo de las protestas. Recuerda que tu puedes ser los ojos en la nuca de cada una. Una herramienta que puede serte útil es el tweetdeck que nos permite ver cronologías en una interfaz sencilla.
Por último asegúrate de que te compartan su ubicación y está atenta a sus movimientos.
Accionar como monitora es muy importante, necesaria y un sostén para cuidarnos.
Acá te dejamos el “Kit de protesta feminista” en donde encontrarás algunas herramientas para monitorear y acuerpar a las compañeras en calle.
Y aunque sabemos del enorme potencial que tienen las redes sociales e internet, no podemos olvidarnos de algunas consideraciones: la brecha de acceso y el activismo performativo.
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) compartió en el 2020 algunas cifras que indican una gran diferencia en el acceso a la red, en las zonas urbanas hay un 76.6% mientras en las zonas rurales un 47.7%. Además, aunque el 56% de los hogares disponen de internet, solo un 44.3% tienen computadoras. A estos datos tendríamos que agregar otras inquietudes como que un punto de conexión de wifi no implica acceso o que el propio acceso también es atravesado por la educación, el tiempo y el género.
Apoyar una causa mediante la realización de medidas simples o populares pero no estar realmente comprometidas o dedicadas a hacer un cambio crítico, es lo que se conoce como activismo performativo o activismo de sillón. Generalmente se asocia a recurrir a las redes sociales para retuitear palabras de esperanza, dar me gusta a la página de Facebook de una organización benéfica, o poner una imagen en las redes pero sin una verdadera problematización o sin ese amor que nos mueve por accionar.
Sea lo que elijas hacer recuerda que no quedarnos en lo efervescente, es vital, hay que trasladarlo y sentirlo en el resto de nuestro cuerpo y accionar.