Por: Luchadoras
Internet tiene un doble potencial: puede ser reproductor de las violencias estructurales o habilitador del acceso a derechos. En el espacio digital se replican y amplifican dinámicas sociales que violentan, oprimen y excluyen a las mujeres y personas disidentes de género, reforzando e incrementando el desequilibrio de poder y generando nuevos riesgos.
En Luchadoras damos atención a casos de violencia digital a través de la Línea de Apoyo y en 2020, un año donde la pandemia por COVID-19 nos obligó a trasladar la mayor parte de nuestras formas de socialización a la virtualidad, acompañamos un total de 470 solicitudes de ayuda. La mayoría de los ataques fueron formas de violencia sexual digital utilizadas como mecanismo de coerción y venganza en el marco de relaciones violentas caracterizadas por formas de relación machistas.
En este informe evidenciamos la violencia digital que documentamos en nuestro primer año de acompañamiento para que ofrezca pistas que nos ayuden a construir entornos físicos y digitales de libertad para todas las mujeres.
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