Por: Ixchel García
“Internet se me hace como el mar, es inmenso, hay que tenerle respeto. Internet no es un espacio seguro del todo” Tane, 19 años #Chidasenlínea
El espacio digital tiene un potencial enorme para expresarnos, movilizarnos, aprender e incluso juega un papel importante en la construcción de la identidad. Sin embargo, al tratarse de una extensión de nuestra vida, ahí también se perpetúan las violencias machistas, históricas, sistémicas y estructurales.
#ChidasEnLínea es un proyecto feminista que, a través del diálogo y la escucha activa, reconoce y documenta el impacto de la violencia digital en las adolescentes mexicanas y con ellas identifica estrategias de resistencia y lucha, porque internet es chida sin violencia.
El confinamiento ocasionado por el COVID-19, trajo consigo la socialización y la educación en línea, y por ende, una mayor presencia online de las adolescentes en las plataformas y redes sociales. Para Angélica Contreras, Candy Rodríguez, Daniela Bernal y Mariana Ramos, es de suma importancia reconocer, analizar y señalar la violencia digital de género en las adolescentes mexicanas para abonar a las propuestas que buscan prevenirla y combatirla.
Hacer una investigación enfocada en adolescentes era necesario, porque la gran mayoría de las veces cuando se habla de la violencia digital, el enfoque es hacia mujeres adultas, y lo que sucede con las chicas de 12 a 17 años es silenciado o se pierde. Esta investigación es un apuesta política y feminista que nos habla también de cómo resisten las morras ante la falta de respuesta de las autoridades y cómo el feminismo las atravesó para alzar la voz.
A continuación te contamos tres puntos importantes sobre la investigación Chidas en línea. Un estudio sobre el impacto de la violencia digital contra las adolescentes en México. Además te invitamos a leerla y visitar el sitio web.
1.- Escuchar a las jóvenes
Para realizar esta investigación, Chidas buscó generar un diálogo que, a través de la escucha activa y empatía, dejara fuera el adultocentrismo. Candy Rodríguez menciona lo necesario de realizar esta investigación sin extraer las vivencias de las adolescentes y entendiéndolas como como personas sujetas de derechos.
Además de una encuesta digital, realizaron entrevistas uno a uno para profundizar en las vivencias. Chidas agrega que al reconocer que podría ser un primer acercamiento a la vivencia de violencia digital, siempre hubo contención y apoyo psicológico. Estas entrevistas además de hablar sobre la agresión(es) que vivieron, ahondó en temas como libertad, seguridad y estrategias de autocuidados y cuidados colectivos.
“No me siento libre, porque no es un espacio en el que me sienta 100% segura y para mí la libertad tiene que ver con la seguridad” menciona Eugenia de 17 años, Lo que demuestra que tras las agresiones que vivieron y la falta de apoyo por las autoridades responsables, las adolescentes no se sienten seguras ni libres en internet.
Las redes y las amigas nos salvan, por eso la investigación también incluye las propias estrategias de las adolescentes, pues hubo también un espacio para proponer medidas para prevenir y erradicar la violencia entre compañeras. “Hay que escuchar a las adolescentes” agregan las Chidas.
2.- Las Chidas en números
Para el mapeo de las agresiones, Chidas se basó en las 13 formas de agresión relacionadas con las tecnologías contra las mujeres creada en el 2017 por Luchadoras, SocialTIC y APC, agregando algunas modificaciones para tener 15 categorías de agresiones.
El 64% de las 257 participantes afirmó haber sufrido al menos uno de los quince tipos de agresiones y el 58% registraron que sufrieron más de una agresión. En total se reportaron 810 agresiones.
La agresión que más afecta a las adolescentes es el acoso (18%), seguido de las expresiones discriminatorias (14%) y las campañas de desprestigio, el acceso y control no autorizado y las amenazas (7%). Las agresiones de tipo sexual; la difusión de contenido íntimos sin consentimiento (3%) y el abuso sexual relacionado con las tecnologías (3%) representaron el 6% del total.
- Acoso 18%
- Expresiones discriminatorias 14%
- Campañas de desprestigio, el acceso y control no autorizado y las amenazas 7%
- Difusión de contenido íntimos sin consentimiento 3%
- abuso sexual relacionado con las tecnologías 3%
Las adolescentes que se vieron más afectadas por la difusión de contenido íntimo sin consentimiento y el abuso sexual relacionado con las tecnologías, fueron las de 17 y 16 años. El 71% tenía sospechas de quién era la persona agresora pero un alto porcentaje decidió no pedir ayuda ni denunciar, debido a la culpa, revictimización y la falta de apoyo.
La violencia digital es real, atraviesa nuestros cuerpos. Las Chidas indican que “el 68% de las adolescentes sufrió consecuencias emocionales, el 14% cerró sus redes sociales; el 5% dejó de asistir a sus clases; el 1% incrementó su seguridad. Además que el 32% sufrió acoso o bullying; el 6% agresiones físicas, verbales o emocionales; el 3% recibió amenazas; otro 3% tuvo secuelas psicológicas; mientras que otro 8% sufrió varias de las violencias enunciadas antes. Es decir, la violencia digital no se queda en una agresión en línea”.
3.- Proceso de empoderamiento feminista digital
“Hasta hace poquito que me metí a la onda del feminismo, y me empecé a enterar más sobre muchas cosas, dije ‘si me vuelve a pasar ya sé con quién acudir y qué hacer’” Gema, 16 años.
#ChidasEnLinea encontró que estar involucradas en los feminismos fue un elemento que fortaleció a algunas de las jóvenes que participaron en su investigación, les permitió no solo transitar más fuerte una agresión digital, sino saberse acompañadas para lograrlo.
“Yo me sentí culpable porque si yo no hubiera mandado eso, nada de esto hubiera pasado. Sentí que fue mi culpa y por eso él lo hizo. Ahora ya no lo veo así […] Mi mejor amiga, que sabe mucho del feminismo y está muy informada, me apoyó cuando le conté” menciona Melissa de 18 años.
La falta de apoyo y nula respuesta llevó a algunas a tomar otras acciones entre compañeras, como compartir consejos sobre qué hicieron ellas o qué les funcionó ante una agresión, o incluso acuerparse colectivamente a través de reportes colectivos en plataformas de redes sociales.
#ChidasEnLínea termina su investigación con la voz y las estrategias que las jóvenes han generado para hacer frente a esta violencia. ¡Si queremos un internet chido tiene que ser feminista y libre de violencia!
Te invitamos a que conozcas el resto de los resultado en #Chidas en línea y no olvides seguir sus redes sociales.