[vc_row type=»in_container» full_screen_row_position=»middle» scene_position=»center» text_color=»dark» text_align=»left» overlay_strength=»0.3″ shape_divider_position=»bottom» bg_image_animation=»none»][vc_column column_padding=»no-extra-padding» column_padding_position=»all» background_color_opacity=»1″ background_hover_color_opacity=»1″ column_link_target=»_self» column_shadow=»none» column_border_radius=»none» width=»1/1″ tablet_width_inherit=»default» tablet_text_alignment=»default» phone_text_alignment=»default» column_border_width=»none» column_border_style=»solid» bg_image_animation=»none»][vc_column_text]Nos pidieron poner en pausa casi toda nuestra vida, pero ¿también nuestra salud sexual y reproductiva? El acceso a métodos anticonceptivos es una lucha feminista de muchos años que aún no está garantizada para todas.
Con la llegada del COVID19, la Secretaría de Salud informó que se garantizará la atención de servicios de anticonceptivos, interrupción del embarazo (en entidades donde es legal), y pruebas rápidas de VIH y sífilis, sin embargo la actual crisis sanitaria ha modificado nuestras vidas progresivamente, y existe el riesgo de que se vulneren aún más nuestros derechos.
La salud sexual y reproductiva debería ser un tema prioritario. Según la ONU, si el confinamiento se mantiene durante seis meses, “47 millones de mujeres de América Latina y el Caribe, África y Asia oriental, no tendrán acceso a anticonceptivos modernos”, estimando 7 millones de embarazos no deseados. Por lo tanto es importante pensar ¿Qué pasa con la salud sexual y reproductiva en el contexto de la pandemia?
Los servicios de salud alrededor del mundo han restringido sus consultas a sólo las indispensables y algunos han tomado la medida de reagendar las citas para la obtención o inserción de métodos anticonceptivos, alterando así la periodicidad con la que las mujeres disponen de ellos. Pese a que en nuestro barrio podemos tener un centro de salud o farmacia cerca para adquirir anticonceptivos, existe la posibilidad de que el acceso pueda irse limitando.
En México del 18 de marzo hasta el 28 de abril se han perdido 707,055 empleos, esto significa que las mujeres que quedaron desempleadas perdieron la seguridad social, por lo tanto quedan excluidas al acceso gratuito de anticonceptivos dentro sector salud, aunque eso no se traduce a que todas las derechohabientes tienen acceso a ellos. Debido al cierre de las universidades e instituciones educativas, algunas mujeres jóvenes y adolescentes tampoco podrán obtener anticonceptivos desde estas clínicas universitarias.
El 25 de marzo de este año, la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoció a los servicios de salud reproductiva como esencial y de alta prioridad. Esto es vital sumando también los contextos donde las mujeres están confinadas con sus agresores.
De acuerdo a los reportes por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) de México, las violaciones aumentaron un 14.6 por ciento en marzo pasado, y el hecho de no tener acceso a una interrupción del embarazo segura o anticonceptivos fácilmente, vulnera aún más las condiciones de las mujeres, además de la situación de miedo que esto conlleva para salir de casa y conseguir un buen tratamiento.
La distribución de los anticonceptivos durante la pandemia disminuyó, debido a que en diferentes países existen políticas de cierres de fronteras y restricciones a los flujos de envío y entrega de productos, aunado a esto, existen fabricas de anticonceptivos que por las medidas sanitarias pausaron su producción. Por ejemplo, la principal productora de preservativos a nivel mundial en Malasia cerró indefinidamente, y esto podría provocar un desabasto. Se estima que esta fábrica distribuye 1 de cada 5 condones alrededor del mundo y el cierre provocará una reducción de 200 millones de preservativos.
Ipas México, organización internacional que busca el acceso al aborto seguro y anticonceptivos ampliamente disponibles, menciona que, en un contexto fuera de la pandemia, existe ya una alta tasa de embarazos no deseados, y que en países de bajos ingresos la falta de anticonceptivos deja expuestas a 6 de cada 10 mujeres a esta circunstancia.
Estos embarazos pueden ser desde violaciones, la falta de cobertura de información sobre anticoncepción en distintas regiones del país, o incluso fallas en los tratamientos. Por ello, ahora en el contexto del confinamiento por la pandemia, es primordial abordar esta problemática y seguir pensando en formas para conseguir o continuar con tratamientos anticonceptivos, y que no se vea tan afectada nuestra salud reproductiva.
Según Ipas México en su comunicado sobre anticoncepción durante la pandemia, menciona que hay tasas más altas de uso continuo en métodos anticonceptivos de acción prolongada, como pueden ser el implante o el dispositivo intrauterino. Y a su vez que en mujeres que ya han sido madres, hay una tasa baja de un nuevo embarazo utilizando este tipo de tratamientos. Pero ante esta situación que restringe nuestro acceso a los centros de salud, es importante considerar y conocer otras opciones de anticoncepción de venta libre.
El condón femenino y masculino, es uno de los métodos de corta acción, y al ser de barrera también protege de enfermedades de transmisión sexual. Se adquiere sin necesidad de receta, y en algunos casos se puede comparar en línea.
Dentro de los anticonceptivos hormonales, la píldora es la más conocida, contiene progesterona y estrógenos, y el tratamiento indicado es tomarla todos los días en el mismo horario para que se pueda garantizar su efectividad. De acuerdo a las recomendaciones de la OMS en algunas farmacias se pueden adquirir sin receta médica. Si se elige este tratamiento se puede garantizar el suministro de al menos un par de meses.
El anillo vaginal es de un material flexible y de una colocación sencilla. También libera estrógenos y progesterona con un periodo de hasta 3 semanas, a diferencia de la píldora no hay que tener un proceso de toma diaria, ya que permanece dentro de la vagina, y las hormonas son absorbidas por las paredes vaginales.
Un método parecido en cuanto al periodo de tiempo es el parche que libera hormonas a través de la piel. Un sólo parche se mantiene durante una semana, se cambia por otro, y el ciclo se repite 3 semanas seguidas, puedes usarlo en brazos, glúteos o espalda. Pasado este periodo en ambos métodos hay que dejar descansar una semana.
Estos tratamientos pueden resultar en una opción viable si se puede contar con suministros seguros, además de información confiable debido al ciclo de hormonas por las que pasa el cuerpo.
También una opción son los anticonceptivos de emergencia, sobre todo en el caso de violación, estos métodos son utilizados para prevenir un embarazo después de haber tenido sexo sin protección, y existen dos tipos. Uno de ellos es colocar un DIU Paragard en un plazo de no más de 5 días, pero ante el contexto de confinamiento puede resultar más fácil acceder a píldoras.
La píldora del día después es una opción segura para la mayoría del cuerpo de las mujeres incluso estando en proceso de lactancia, igualmente es posible utilizarla de manera eficaz hasta 5 días después de tener relaciones sin protección. Es importante mencionar que se puede presentar sangrado 1 ó 2 días después de la toma, o modificar el inicio del ciclo menstrual. Además que este método de emergencia no se recomienda como un método regular o primario.
Tener en la mira qué tipos de anticonceptivos son los más viables para nosotras dentro de este contexto es fundamental, pero además no dejar de lado que es una necesidad básica que debe garantizarse incluso aunque haya ajustes presupuestales en el sector salud. No se debe obviar o pasar por alto nuestros derechos sexuales y reproductivos. Una medida que ha puesto el Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI) es esta línea telefónica 800 7678 527 para la denuncia de cobros indebidos en los servicios de atención médica.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]