Cuando se piensa en lo hacker, se evoca la imagen de un hombre con capucha negra frente a una computadora. Pero esa imagen no es más que un estereotipo que mujeres jóvenes y ciberfeministas están rompiendo. Cualquier mujer que transgreda el orden social puede ser una hacker.
Desarmar la tecnología para entender que hay detrás, retomar tecnologías y medios de comunicación, contrarrestar los discursos de los medios masivos de comunicación y explorar la tecnología y analizarla desde otros ángulos es la forma de transgreder el orden social de Imilla Hacker.
Cansadas de la desinformación y de que no se analizara y repensar la tecnología, las imillas tomaron las herramientas en sus manos y utilizando herramientas de software libre crearon El Desarmador, un programa radiofónico autogestionado que se gestó en las urbes paceñas de la convulsa Bolivia, y en el que participan varias activistas y colectivos de habla hispana.
En 2017 tuvimos la oportunidad de viajar a Malasia para seguir construyendo los Principios Feministas de Internet, en ese viaje conversamos con Imilla Hacker sobre internet, conocimiento abierto, software libre y conocimiento en red.
¿Crees que se han erigido barreras de conocimiento respecto a la tecnología que reflejan relaciones de poder actuales en el mundo?
Definitivamente y yo veo dos cosas. Por un lado, la falta de acceso, en general, al mundo digital de cierta parte de la población que se traduce también en falta de información y de autoformación. Entonces hay menos conocimiento respecto no sólo a las herramientas y con respecto a las plataformas de comunicación, cómo funcionan, quiénes están desarrollándolas y con qué directrices.
Y esto refleja una dinámica más grande a nivel macro de cómo está funcionando el flujo de información. Por ejemplo en el copyright y las patentes limitan bastante la difusión de conocimiento, esa es una batalla que se ha estado dando desde hace algún tiempo desde las comunidades de software libre pero no estamos viendo los resultados que queremos.
Y así como en ese plano no estamos teniendo todo el acceso a la información que quisiéramos, igual estamos perdiendo terreno en otros círculos, no estamos siendo capaces de montar nuestras propias redes, de fortalecer las redes que ya existen, de usar redes que nos permitan descentralizar la información y no depender de corporaciones más grandes privadas que lucran con el manejo de la información y los datos personales.
En ese sentido, hay debates acerca de si las plataformas digitales, las tecnologías, el espacio digital es un espacio público o es privado, ¿tú qué piensas?
Yo lo concibo más como un espacio público, en el sentido de que toda información que nosotras difundimos a través de esta red ya escapa de nuestro control y fluye en un ámbito bastante amplio que cruza fronteras, idiomas y un montón de barreras. Es cierto que en sentido de la infraestructura es un ámbito privado todavía porque quienes nos proveen las redes, servicios como el internet, quienes tienen montadas las torres de telefonía y quienes las gestionan nos cobran.
Sin embargo, a mí me gusta mucho pensar en esta otra red que podemos construir, ya existen iniciativas para construir redes de formación más autónomas y descentralizadas. Aunque son iniciativas, por lo menos en Latinoamérica, todavía bastante aisladas y que no le están haciendo un contrapeso muy fuerte a las redes privadas.
En resumen, en el sentido de flujo de la información yo hablaría de un espacio público con todo lo positivo y negativo que eso implica; pero ya a un nivel más profundo de infraestructura, yo creo es un ámbito bastante privado.
¿Crees que hay un juego engañoso entre hacer más accesibles las tecnologías e irnos arrebatando de la posibilidad de gestionarlas, como hacer este uso más friendly, más amigable, en realidad nos está alejando más de la posibilidad de moldearla?
Yo critico bastante el tecnocentrismo, esta idea de que la tecnología es la respuesta o tiene todas las respuestas que necesitamos para el cambio social que estamos buscando. Es algo que hay que analizar, internet es una herramienta más de varias otras que disponemos. Es una herramienta muy poderosa, con mucho potencial, sí, pero si hablamos de la población vulnerable o de mujeres, es muy reducido el porcentaje que tiene acceso y un acceso de calidad, un acceso significativo a las tecnologías, en este caso a internet.
Entonces sí que es muy engañoso predicar el hecho de que mayor accesibilidad nos va a mejorar directamente la educación, va a reducir la brecha económica entre diferentes clases sociales. Creo que es bien importante otra vez volver al tema de la infraestructura, al tema de la autogestión, pero sobre todo me parece bien interesante hace un puente entre nuestras raíces culturales, entre nuestra forma de entender el mundo, nuestras formas organizativas más básicas y la forma en que funciona internet.
Se habla mucho de la apropiación tecnológica, ¿Qué significa para ti o qué te gustaría que significara?
Me parece un término bien interesante. Creo que la apropiación tiene mucho que ver no tanto con construir nuestra propia infraestructura, si no, con entender nuestras propias necesidades. Por ejemplo, en Bolivia ahora mismo hay una organización de base muy importante con el tema de la construcción de la carretera que pasa por el Tipnis (un área protegida).Y en términos comunicacionales es interesante lo que está pasando en las comunidades que están resistiendo la construcción de la carretera. Es decir, cómo se comunican las comunidades indígenas en un momento de resistencia, cómo se organizan ¿se requiere internet en un contexto de recursos muy escasos en términos energéticos o se requieren otro tipo de tecnologías, más analógicas quizá?.
Porque también le echamos muchas flores a lo digital cuando a veces volver a lo analógico es tal vez la solución. Usar tecnologías como la radio, que son tan importantes, mucho más fáciles de montar. Y entonces creo que la apropiación pasa primero por eso: por entender las necesidades específicas y luego por fortalecer las capacidades de gestión de las comunidades también, si no hay una comunidad ahí detrás que se apropie de la herramienta, es absolutamente inútil.
Hablando justo como de comunicación, cuéntanos de El desarmador en el sentido de un proyecto que acerca conocimiento que no está igualmente accesible para todas y todos y que busca, desde mi percepción, acercarnos al entendimiento de las tecnologías en su complejidad pero con lenguaje sencillo.
El desarmador es un proyecto que no pensamos demasiado al principio y que creció bastante en los últimos meses. Es un proyecto sobre todo colaborativo pues el proceso de producción lo hacemos entre varias personas y cómo llegamos a consensos es fruto de un debate y una discusión en torno a varios temas que nos interesan.
El objetivo al principio era ese, altercar, abrir un espacio de debate en torno al ecosistema político y social, sobre las tecnologías que usamos, que nos parecía que faltaba en el contexto de donde venimos.
También hay muchos desafíos de por medio, a veces no nos gusta la calidad del audio que sacamos, a veces nos parece que el contenido es muy denso. No estamos seguras de si estamos llegando al público joven al que quisiéramos llegar. En general también tenemos muy poco tiempo para difundir el trabajo y para hacerlo girar en redes de radios libres y comunitarias.
Pero sobre todo eso nos parecía importante retomar ese debate y hacerlo a través no solamente de internet, también retomar la radio como una herramienta de aprendizaje analógica y que tiene bastante importancia en ciertos círculos urbanos y periurbanos sobre todo en las ciudades.
Intentamos tocar temas tecnológicos en el sentido de explicar las cosas en un lenguaje regional y un poco más fácil, pero también a veces nos gana mucho esa tendencia a abordar temas más sociales dentro del mundo tecnológico como por ejemplo el tema del derecho al olvido y ahí no necesariamente estamos explicando una herramienta en concreto, pero sí estamos dando vuelta en torno a cómo funcionan nuestras comunidades virtuales y cómo a nosotros nos gustaría que funcionasen.
Eso también es una cosa que nos gusta hacer mucho, imaginarnos qué tipo de internet es el que quisiéramos tener y cómo podríamos hacer para tenerlo. Apostamos mucho por la autoregulación, la autogestión y la autonomía de las comunidades virtuales.
¿Por qué nombrarlo El Desarmador?
En muchos países se dice de otra forma, se dice el destornillador pero en Bolivia se dice desarmador. Y nos parecía importante esa simbología de agarrar una herramienta, que es una herramienta sencilla, fácil de usar, que se encuentra en todos lados y usarla para eso, para simbolizar que podemos desarmar las cosas, desarmarlas, abrirlas, ver cómo funcionan, qué hay detrás, cómo podemos cambiar.
Básicamente el espíritu hacker que nos invade todo el tiempo. El de “a ver esto funciona así pero creo que también podría funcionar así”Tiene mucho que ver con el conocimiento abierto, libre, con el hardware libre, software libre, de poder hacer como una escuela de aprendizaje de todo lo que pasa por nuestras manos, y también eso ayuda un montón a ampliar el conocimiento.
Para terminar, quisiera que nos hablaras del hacker, del término hacker y de esa popularización negativa que ha existido. Pero realmente para ti, para ustedes, para la comunidad hacker, ¿qué significa, cuál es el impulso que le da origen?
Yo creo que el término hacker se ha puesto bastante de moda después de toda la corriente anonymous y de éstos hacktivistas que empezaron a atacar, a liberar información de algunas instituciones, acerca de algunos servidores. Y hay una connotación como muy ambigua, de que no es algo que se debería hacer.
Pero creo que es una forma muy limitada, muy reducida de entender lo que implica la palabra. Bueno, implicará bastantes cosas para bastantes personas, no necesariamente tiene que haber una definición concreta, pero para mí lo que es rescatable y lo que es importante recordar de lo hacker es esta posibilidad de agencia de las personas, de incidir en su entorno inmediato. Y creo que es algo que solemos olvidar bastante porque estamos muy acostumbradas en general a que se hagan las cosas por nosotras, a que vengan ya listas, hechas, fáciles de usar justamente.
Es importante recordar que el hacking es más una actitud que otra cosa y que sobre todo es fácil empezar a hackear cosas y no se necesita la mayor parte de las veces tener un conocimiento muy específico, muy grande, ser un mega programador, que es lo que siempre se piensa. Y cuando se piensa en lo hacker se piensa siempre en un hombre con una capucha negra en la compu escribiendo en la noche, pero no necesariamente. Nosotras también queríamos romper un poco con esa imagen que se tiene de lo hacker. Un hacker puede ser una mujer tranquilamente, una mujer joven puede ser. Siempre y cuando se identifiquen ciertos objetivos que transgredan el orden social establecido.