Vídeo: Danielle Lupin
¿Cómo aprenden nuestros cuerpos a obtener placer? ¿Qué cuerpos y deseos son retratados en las series televisivas o en la pornografía convencional? ¿Cómo nos relacionamos con nuestros propios cuerpos para gozar? ¿Cómo son nuestra relaciones sexuales y afectivas con otras corporalidades?
En pleno siglo XXI, en las escuelas y las casa hablar sobre sexo, placer, masturbación y derechos sexuales sigue siendo un tema tabú. ¿Cómo saber entonces las sensaciones que nos gustaría experimentar con nosotras mismas y con otras y otros? ¿Cómo construimos nuestros deseos?
La pornografía es la escuela de muchos y muchas cuando queremos saber sobre sexo, y descubrir más sobre nuestro cuerpo. En la pornografía convencional existen representaciones dominantes del género, de orientación sexual, edad, clase, raza, capacidades; sólo son retratadas ciertas corporalidades que cumplen los estereotipos masculinos y femeninos. Mujeres con cuerpos irreales, y hombres con erecciones de tres horas, sí, puras ficciones.
Este porno está hecho por y para hombres, los deseos que vemos plasmados en sus producciones trilladas representan los ideales heteropatriarcales, esos que nos colocan a las mujeres como objetos y no como sujetas con preferencias sexuales distintas, y deseos donde ellos no figuran en la escena. Ese porno «mainstream» es machista, dominante, heteronormativo, todo un cliché.
En esta entrega de ¡Genias! les presentamos a Malicia. Feminista, lesbiana y fotógrafa. Ella nos regala unas recomendaciones de post-porno feminista de rechupete. Referentes necesarios para pensar y sentir nuestros cuerpos en la diversidad. La propuesta post-porno feminista pone en jaque las representaciones dominantes y hegemónicas del porno mainstream; explora el deseo, dinamita el ideal de belleza, desarticula las relaciones de poder, se aventura a explorar lenguajes sexuales , posibilita las expresiones de distintas identidades, el cuerpo es político.
Las recomendaciones de Malicia nos dejaron claro que el trabajo de estas feministas en el post-porno significa trabajar con el cuerpo, desde el cuerpo y para el cuerpo. La Bala Rodríguez y Jiz Lee nos permiten imaginarnos y vivirnos sin vergüenza, sabernos y re-conocernos desde el gozo, y no como territorios de conquista, miedo o sufrimiento.