En la colonia Narvarte todas las mañanas, Pan de nube inunda las calles con el suave aroma de pan recién hecho. Lluvia Flores, fundadora de esta panadería, nos recibe con el calor de su atención y un mostrador pleno de muffins, conchas, orejas y cuernitos.
Lluvia desde que era pequeña deseaba convertirse en cocinera. El sabor de los panes es testigo de que no sólo era deseo, sino vocación. Si bien la cocina, culturalmente, suele estar relacionada con las labores de cuidado, tales como la crianza de los hijos, las labores de limpieza y la alimentación; para Lluvia es una decisión.
¿Por qué la preparación de alimentos es una actividad no valorada al lado de las demás tareas de cuidados?. Como dice Silvia Frederici para Pikara Magazine: “el capitalismo explota específicamente a las mujeres porque el trabajo reproductivo no se reconoce como trabajo ni se valora, sigue viéndose como algo personal”.
También en el campo profesional el rol de las mujeres en la cocina sigue siendo menospreciado. Es más común referirse a una mujer cuya profesión es la preparación de alimentos como “cocinera” que como “chef”. Lluvia nos menciona que, en sus años de experiencia trabajando en restaurantes y hoteles “lugares dominados por hombres, no tenía suficiente autoridad”.
Pese a ser chef, haber logrado el puesto y ejercer su profesión como cualquier equivalente hombre: “cuando me dirigía, sobre todo a los chicos y también a las mujeres, debo decirlo, y era como, -si no se está dirigiendo a mi el chef… ¡el chef!, no voy a considerarlo-. Me costó mucho trabajo tomar autoridad en éstos lugares y tuve que valerme de diferente métodos, un poco más rudos para que me hicieran caso. A mí eso no me gustaba, nunca me ha gustado. Creo que no es necesario.”
Es por ello que Lluvia decidió “dejar ese ambiente por el estrés que me causaba, porque la pasaba mal intentando que los demás me hicieran caso y que por ser mujer, no tuviera el mismo peso o el mismo valor que un chef hombre. Eso fue una parte importante de mi decisión para abrir Pan de nube.”
Lluvia formó un equipo de mujeres para emprender Pan de nube, porque ella, nos dice, siempre se ha rodeado de mujeres que saben hacer muy bien su trabajo. Lluvia es consciente que en el gremio existe la idea de que la panadería es cuestión de fuerza, asociada generalmente con la masculina, sin embargo en su preparación intervienen otros factores distintos a los de la panadería industrial: el sabor y la calidad, elementos que Jesica Sanchez Peña y Claudia de la Concha, las compañeras de Lluvia, saben trabajar. No es necesario amasar fuerte para hacer buen pan. Lluvia, Claudia y Jesica tienen un acercamiento sutil y preciso en los procedimientos de preparación del pan. Ellas conocen los procesos y los ingredientes.
Tomar “la dirección de un negocio en su totalidad” no fue algo fácil. “Trabajé como chef panadera y pastelera de varios lugares, pero no es lo mismo cuando la responsabilidad total de corresponde […] Hay momentos en los que me agobia tener que resolver tantas cosas pero el gusto y el placer por mi trabajo me lleva a terminar las cosas y solucionarlas.”
Pan de nube, como espacio dirigido y atendido por mujeres, es una invitación a otras mujeres a apropiarnos de nuestros saberes y habilidades fuera de las estructuras laborales que imponen a las mujeres subordinación y que desvalorizan nuestro trabajo. La cocina profesional, también es un terreno de desarrollo para las mujeres.