[vc_row type=»in_container» full_screen_row_position=»middle» scene_position=»center» text_color=»dark» text_align=»left» overlay_strength=»0.3″ shape_divider_position=»bottom» bg_image_animation=»none»][vc_column column_padding=»no-extra-padding» column_padding_position=»all» background_color_opacity=»1″ background_hover_color_opacity=»1″ column_link_target=»_self» column_shadow=»none» column_border_radius=»none» width=»1/1″ tablet_width_inherit=»default» tablet_text_alignment=»default» phone_text_alignment=»default» column_border_width=»none» column_border_style=»solid» bg_image_animation=»none»][vc_column_text]¿Por qué en pleno 2021 y en contexto pandémico nos causa gran sorpresa que una mujer encabece las investigaciones científicas de la vacuna del COVID19? Es una muestra del contexto adverso que han enfrentado históricamente las mujeres en la ciencia, que han dado una lucha incansable en un espacio donde siguen siendo minoría.
En el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la ciencia (decretado en 2015 por la Asamblea General de la UNESCO) compartimos estos datos que reflejan la brecha de género en este ámbito:
- Hasta 2019, solo el 28% de les investigadores en el mundo, son mujeres
- Desde Marie Curie en 1903, los premios Nobel de física, química y medicina han sido para 23 mujeres y 624 hombres
- Las mujeres son autoras solo de un tercio de todos los artículos relacionados con COVID-19 desde el comienzo del brote en enero de 2020.
- En el Comité de Emergencia de la OMS para COVID-19, solo el 24% son mujeres (Women in Global Healt)
En este momento de emergencia sanitaria, donde la exigencia al mundo de la ciencia es mucho más punzante, vale la pena reconocer a estas 5 mujeres brillantes y persistentes, cuyas investigaciones prometen al mundo finalizar con esta espiral de incertidumbre y además, son fuente de inspiración y reflexión sobre la importancia de nuestro papel en la ciencia. [/vc_column_text][divider line_type=»No Line»][vc_custom_heading text=»Katalin Karikó, la mente maestra detrás del funcionamiento de la vacuna» font_container=»tag:h2|text_align:left|color:%2320c57e» use_theme_fonts=»yes»][divider line_type=»No Line»][vc_column_text]Es una bioquímica húngara especializada en mecanismos mediadores de ARN (Ácido ribonucleico), vicepresidenta senior de BioNTech RNA Pharmaceuticals y considerada la madre de la vacuna contra el COVID-19.
Nació en una pequeña ciudad de Hungría en la que vivía en una casa de adobe sin electricidad, “Yo era una niña feliz. Mi padre era carnicero y me gustaba mirarle trabajar, observar las vísceras, los corazones de los animales, quizás de ahí me vino la vena científica” cuenta en entrevista para El País
Desde los 90, se dedicó a hacer tratamientos y vacunas basadas en la molécula del ARN, encargada nada más y nada menos “de transmitir el mensaje de la vida contenido en el ADN y convertirlo en todas las proteínas que nos permiten respirar, pensar, movernos, vivir”
Karikó, junto con un grupo de 30 personas científicas, impulsó desde hace 30 años la idea de usar el ARN mensajero como terapia, para que las células del propio organismo enfermo fabricaran proteínas necesarias para curarles.
Este sistema, la idea loca de Kariko que fue ignorada por más de una década, es ahora la base del funcionamiento de la vacuna contra el COVID-19 de Moderna (con el 94.5% de eficacia) y la de BioNTech y Pfizer (con el 95% de eficacia aplicada en varios países, incluído México)[/vc_column_text][divider line_type=»No Line»][image_with_animation image_url=»8505″ alignment=»center» animation=»Fade In» border_radius=»none» box_shadow=»none» max_width=»100%»][divider line_type=»No Line»][divider line_type=»No Line»][vc_custom_heading text=»Irene Bosch, bióloga venezolana pionera en las pruebas rápidas para la COVID-19″ font_container=»tag:h2|text_align:left|color:%2320c57e» use_theme_fonts=»yes»][divider line_type=»No Line»][vc_column_text]América Latina estuvo presente en las investigaciones científicas desde el inicio de la pandemia. Muestra de ello es el trabajo Irene Boch, bióloga venezolana con dos doctorados de biología molecular y de medicina tropical, con una gran experiencia en enfermedades infecciosas y que desarrolló importantes investigaciones sobre dengue, zika y chikungunya.
Junto a su equipo de investigación en E25Bio, una startup enfocada en crear pruebas rápidas para detectar enfermedades infecciosas, desarrollaron a inicios de la emergencia sanitaria, un test rápido para el COVID-19.
Basado en el SARS 2003 (virus parecido al que causa el COVID-19), crearon un dispositivo que logra identificar en 15 minutos la existencia del virus a través de “un pedacito de papel que se llama nitrocelulosa, donde se colocan partículas de oro que al entrar en contacto con la secreción nasofaríngea de una persona, ‘se pegan’ a los anticuerpos y generan una reacción si detectan las proteínas del virus: Si aparece una línea roja, es positivo”, dijo para BBC Mundo.
La crítica de esta científica al sistema de salud, en lo público y privado, es que se enfocaron en encontrar un tratamiento y no en la detección temprana.[/vc_column_text][divider line_type=»No Line»][image_with_animation image_url=»8506″ alignment=»center» animation=»Fade In» border_radius=»none» box_shadow=»none» max_width=»100%»][divider line_type=»No Line»][divider line_type=»No Line»][vc_custom_heading text=»Marina Escalera Zamudio, la viróloga que investigó el árbol genealógico del SARS-CoV-2″ font_container=»tag:h2|text_align:left|color:%2320c57e» use_theme_fonts=»yes»][divider line_type=»No Line»][vc_column_text]Esta viróloga mexicana egresada de la UNAM y parte del departamento de zoología de la Universidad de Oxford, se aventó desde inicios de la pandemia, a investigar el origen del virus, creando su árbol genealógico e investigando las primeras cepas introducidas en México.
Trabaja todo el tiempo con eventos zoonóticos, es decir, cuando los virus de la población animal pasa a la humana, y se basa en análisis genéticos que le permiten saber los patrones de evolución y transmisión.
Al crear estos árboles genealógicos, tanto de los virus como de bacterias y otros organismos, “se pueden analizar los cambios que ha sufrido su material genético a lo largo del tiempo.”
En entrevista para BBC, Marina recuerda el momento exacto en el que decidió explorar la vida de los virus: [/vc_column_text][nectar_single_testimonial testimonial_style=»bold» color=»Accent-Color» quote=»En una escena de ‘La espada en la piedra’, el mago y la bruja están peleando y se están convirtiendo en diferentes animales y organismos para ver quién gana. Al final, el mago se convierte en un virus, infecta a la bruja y él gana. Ese fue un momento clave, mi cerebro hizo clic y me dije: ‘¡Claro! los virus son los más exitosos, siempre ganan.»][image_with_animation image_url=»8508″ alignment=»center» animation=»Fade In» border_radius=»none» box_shadow=»none» max_width=»100%»][divider line_type=»No Line»][divider line_type=»No Line»][vc_custom_heading text=»Mónica Olvera de la Cruz, la científica que encontró el punto débil del COVID-19″ font_container=»tag:h2|text_align:left|color:%2320c57e» use_theme_fonts=»yes»][divider line_type=»No Line»][vc_column_text]Otra científica mexicana, guerrerense, egresada de la UNAM, logró encontrar el punto débil del COVID-19 y darle con todo.
Su hermano en México se infectó, y Mónica decidió hacerle frente al virus logrando encontrar una vulnerabilidad en la proteína espiga del SARS-CoV-2 (virus que provoca el COVID-19).
En un estudio publicado el 2 de agosto de 2020, esta genia y su colega Baofu Qiao, describen que la proteína espiga (los tan famosos “piquitos del COVID”) es fundamental en el contagio, pues se encarga de “pegar” el virus a las células humanas ocasionando la infección de los órganos.
Mónica sabe que la unión hace la fuerza y desde el inicio de la pandemia, a pesar de que ella no tenía nada que ver con la medicina, decidió poner todos sus conocimientos para entender al virus y crear herramientas para contraatacarlo «Se está haciendo un esfuerzo enorme. Todos estamos de alguna manera relacionados con esto, es un problema mundial y qué mejor que todos los científicos estén trabajando en esto», dijo en entrevista con BBC[/vc_column_text][divider line_type=»No Line»][image_with_animation image_url=»8507″ alignment=»center» animation=»Fade In» border_radius=»none» box_shadow=»none» max_width=»100%»][divider line_type=»No Line»][divider line_type=»No Line»][vc_custom_heading text=»Kathrin U. Jansen, la intrépida científica detrás de la vacuna de Pfizer» font_container=»tag:h2|text_align:left|color:%2320c57e» use_theme_fonts=»yes»][divider line_type=»No Line»][vc_column_text]Kathrin es una microbióloga e investigadora, jefa de Investigación y Desarrollo de Vacunas en Pfizer y que (vale la pena rescatar) de niña sufrió varias infecciones de garganta, hecho que definió su vocación.
En su largo camino como científica, tiene el éxito de tres vacunas: la del virus del papiloma humano (VPH), la del neumococo y ahora la del COVID-19, y llamarle revolucionaria o irreverente, es poca cosa.
El VPH era muy difícil de investigar porque no podía reproducirse en el laboratorio, sin embargo, fue gracias a la insistencia de Jansen que en 2002 se demostró que su vacuna tenía una efectividad del 100% en unas cepas de VPH
La Prevnar 13, otro éxito de esta obstinada científica, es una de las vacunas más vendidas de Pfizer y desde “2000, logró que las tasas de enfermedades por el neumococo, como neumonía, infecciones sanguíneas y meningitis, se redujeran en un 80% para les niñes de menos de cinco años”
El 9 de noviembre de 2020, Pfizer anunció que su vacuna contra el COVID-19 con el 95% de efectividad, tratamiento liderado por Jensen, esa niña que sufría constantemente de infecciones de garganta y que ahora, le dio al mundo la esperanza de que esta pandemia terminará pronto. [/vc_column_text][divider line_type=»No Line»][image_with_animation image_url=»8509″ alignment=»center» animation=»Fade In» border_radius=»none» box_shadow=»none» max_width=»100%»][/vc_column][/vc_row]