De niña mi superheroína favorita era Rogue, una mutante a quien conocí viendo X-Men, Ella absorbía los superpoderes y habilidades de quien tocara, sus recuerdos y a veces su fuerza física, el contacto con otros parecía una maldición para ella, pues involuntariamente absorbía todo. Me encantaba su mechón blanco y su fuerza, y detestaba que viviera su poder como una maldición.
Entonces también veía las caricaturas y series de Batman, Hulk, X-Men y Los Caballeros del Zodiaco, pues mis primos eran fanáticos y con ellos pasaba mucho de mi tiempo. Aunque siempre me sentí más identificada con los personajes femeninos como Rogue, Tormenta, Mystique, Wonder Woman, Gatúbela, Poison Ivy, Sailor Júpiter; que veía en el televisor, nunca eran ellas las protagonistas, ya saben, las que salvan el mundo.
Las primeras películas que vi en el cine fueron Batman, Super Man y Spider Man, en todas ellas los personajes que me inspiraban más eran las mujeres, casi siempre villanas, la compañera de batallas o la amante, siempre papeles secundarios, no había adaptaciones millonarias donde la protagonista fuera una superheroína.
Ahora tengo 32 años y mientras veía la película Wonder Woman, estrenada en el verano de este año, se me erizaba la piel al ver a las guerreras amazonas que viven en Themyscira, o Isla Paraíso, universo creado por la editorial DC Comics. Fui con mucha ilusión al cine porque sabía que estaba bajo la dirección de Patty Jenkins, quien dirigió Monster, una película protagonizada por Charlize Theron que rompe con los estereotipos de ser mujer, y además, por ser el primer largometraje protagonizado por una amazona, Diana, La Mujer Maravilla.
Amazonas apoyándose y enseñándose entre ellas, seguras de su fuerza y conocimiento al usar espadas, lanzas, y arcos. Una Mujer Maravilla cercana de otras mujeres para combatir la maldad, la muerte y destrucción; una superheroína compasiva, elocuente, sin temor a recurrir a la autodefensa para salvar su vida o la de otra persona que pueda ser vulnerada. Eso fue lo que vi en el cine, y no me quedó duda de los superpoderes retratados en esta película: el amor por la vida y la fuerza de creer en ti misma.
Si les gustó la película, déjense enamorar todavía más por este personaje, que en realidad es una superheroína que ha existido desde hace más de 75 años. Nació en 1941 en el mundo del cómic y en medio del contexto bélico de la Segunda Guerra Mundial, esta amazona combatía la muerte, la injusticia, la violencia, el abuso del poder y la dominación.
Fue creada por William Moulton Marston (1893-1947) doctor en psicología y guionista de historietas. La Mujer Maravilla encarna mucho de sus dos compañeras de vida en la vida real: su esposa Elizabeth Holloway y Olive Byrne, un trío que mantuvo relaciones afectivas disruptivas en aquella época, una familia conformada por dos mujeres y un hombre trajo al mundo una superheroína que puso en jaque la violenta masculinidad y las estructuras de poder. Según la revista Playground “Tanto se estrechó la relación entre los tres que, cuando William Marston murió en 1947, las dos (Elizabeth y Olive) siguieron viviendo juntas”.
La primera etapa del cómic (1941-1947) era un universo feminista, historias plagadas de arrojo, fortaleza, valentía, de luchas constantes por hacer respetar los derechos humanos y la paz; un mundo donde la amazona siempre dejaba ver un fuerte sentido de justicia, solidaridad, y sororidad. Wonder Woman fue y sigue siendo una fuente de inspiración para niñas y mujeres, es un referente que necesitamos ver en las pantallas, un personaje que hace posible imaginar otras formas de combatir este mundo violento y apocalíptico que enfrentamos como mujeres.
Wonder Woman cuestiona y combate las estructuras de poder, Diana de Themyscira, amazona criada en una isla habitada exclusivamente por mujeres guerreras nos permite pensar otros modos de construir relaciones con hombres, mujeres y otros seres de ficción que encarnan en el cómic a nuestras realidades humanas.
Wonder Woman no ha sido solo una, su símbolo ha inspirado imágenes gráficas muy diversas donde podemos verla con hiyab, piel negra, cuerpos diversos y en silla de ruedas. Todas podemos ser Wonder Woman. Si deciden abrazar la historia de La Mujer Maravilla encontrarán amor, fortaleza, aventura, humor, confianza en ustedes misma, y sobre todo mucha oreja y corazón para cuestionar las estructuras de poder que perpetúan la injusticia, muerte y dominación.
Aquí les comparto otras ilustraciones inspiradas en esta superheroína.
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