Repensando la relación entre la cannabis, la maternidad y los cuidados

Sep 15, 2021

Por: Alex Guzman Sanguino, lesbiana, activista contra las opresiones y panelista en Viajes Violetas. 

“En México hay una memoria de personas que crecieron con una abuela y su frasco de  cannabis en la cocina con alcohol o con aceite.”

Indira Ramos, Maternidades Cannábicas

Planta medicina

La cannabis es una planta con amplias propiedades medicinales, desde un analgésico para dolores musculares, mediante sus diferentes componentes interactúa con nuestro  sistema endocannabinoide* y  puede ser hasta una llave de conexión espiritual. 

Para las compañeras que maternan o para quienes realizamos labores de cuidado, usar la planta representa una posibilidad de transformación personal y social de nuestra vida diaria. Es una medicina de sanación física y espiritual. Muchas veces es usada como paliativo ante las realidades de desigualdad tan avasallantes que cargamos sobre nuestros hombros, y también como una aliada que desentraña los mandatos patriarcales y morales sobre nuestros cuerpos y existencias.

Ante dichas propiedades de la cannabis, se han configurado luchas y apuestas políticas por desestigmatizar los múltiples y variados usos que se pueden hacer de esta planta. En el último capítulo de la primera temporada de Viajes Violetas, Maternar entre flores y cuidados”, tuvimos la oportunidad de conocer la experiencia en primera persona de las compañeras Nelly e Indira Ramos pertenecientes a Maternidades Cannábicas, así como de Tania Gallas acompañante terapéutica, mamá y usuaria de cannabis en Argentina. 

La incidencia y movilización de maternidades y personas en el ámbito de la salud para posicionar en la agenda pública a la cannabis como una medicina, ha sido la puerta de entrada para hablar de ésta y otras plantas en términos más amplios como el uso adulto, y al mismo tiempo ha servido para evidenciar que la planta es la misma y que la legitimación de un uso sobre otro depende de determinantes económicas, políticas y morales. 

Tania Gallas, acompañante terapeútica y usuaria cannabis medicinal y de uso adulto*, nos compartió sobre el trabajo de acompañamiento que realiza para familias con hijes con diagnósticos de discapacidad:

“Mi laburo es recibirlos, darles el espacio de que me cuenten, cómo se sienten, después de ahí salir a la parte más práctica, qué herramientas tenemos y con estas herramientas qué hacemos y las que no hay empezar a gestionarlas. […] Fue buenísimo no estar sola porque después me tomé el tiempo para entender, bueno qué es este diagnóstico. Hay familias que no saben cómo abordarlo, hay otras que lo saben y no tienen la herramienta.”

Existen padecimientos en los que el uso de cannabis representa un cambio abismal en la salud de les niñes, adultes mayores y personas con padecimientos. Para las familias es urgente contar con la garantía del derecho a la salud y para la sociedad es urgente abandonar la política prohibicionista de estigmatización y criminalización, que demoniza los usos de esta planta ancestral y de otras sustancias. Al respecto, Indira Ramos nos compartió sobre su experiencia con el uso de cannabis durante el embarazo:

“Todo mi proceso de embarazo y de parto fue acompañado con cannabis de maneras distintas, desde uso tópico, gotas para las náuseas, hubo en periodo de abstinencia para que el parto fuera dirigido con cannabis, entonces no tuve epidural, ningún otro tipo de anestesia, más que el consumo de un extracto cannábico y un parto en casa.”

Los mandatos patriarcales que recaen sobre una madre o persona cuidadora, castigan socialmente su autonomía y pueden acabar con su libertad, este control se extiende a su decisión de uso y gestión de la cannabis.

Por eso las organizaciones han insistido* mediante todos los medios posibles en que la política prohibicionista afecta de manera diferenciada a mujeres, diversidades y comunidades originarias que tienen una estrecha relación con las plantas, al ser éstas las gestoras de la medicina, o bien al involucrarse en los mercados de la droga para sustentar los hogares, de los que generalmente las mujeres y diversidades, son cabeza y sostén económico.

La desigualdad de los cuidado

El confinamiento impuesto a raíz de la pandemia implicó una serie de retos para las personas y sus familias, especialmente para las mujeres sobre quienes históricamente se han cargado los trabajos del hogar y las labores de cuidado. Frente al cierre de guarderías, escuelas y centros de trabajo, son las mujeres y en especial las madres quienes han tenido que doblar o triplicar labores para hacerse cargo de brindar una serie de servicios dentro de sus hogares. 

Esto dejó en evidencia la crisis de los cuidados, la cual se viene gestando desde los inicios del modelo actual de producción capitalista, las mujeres y en general las familias están sometidas a la necesidad de realizar trabajos remunerados y no remunerados; encareciendo su posibilidad de brindar cuidados y por tanto limitando el derecho de sus integrantes a recibir cuidados así como a gozar de tiempo propio de recreación.  

¿Pero qué son estos y por qué es importante pensarlos? Parafraseando a Joan Tronto: “El cuidado es una actividad específica que incluye todo lo que hacemos para mantener, continuar y reparar nuestro mundo, de manera que podamos vivir en él tan bien como sea posible. Ese mundo incluye nuestros cuerpos, nuestro ser y nuestro ambiente, todo lo que buscamos para entretejer una compleja red de sostenimiento de la vida*.” 

Lo que desde los años setentas, gracias a los feminismos revisionistas de las teorías marxistas*, ya se venía reclamando. Pasando por la explicación de lo que implica la división sexual del trabajo, la acumulación originaria sobre los cuerpos de las mujeres* y lo que las defensoras mesoamericanas* nombran como la continuidad de las crisis, es que hoy en día podemos decir que la sostenibilidad de la vida es posible gracias al trabajo de cuidados que realizamos mujeres, lesbianas, trans, travestis, personas intersexuales y no binarias. 

Esto último responde principalmente a los estereotipos y mandatos de género construidos históricamente alrededor de la feminidad, donde además  el ser “madre” o “maternar” implica responsabilizarse de los cuidados de otres. En ese sentido Indira nos comentó que:

la maternidad para mí es un servicio no remunerado en donde a veces ni siquiera es un bebé, familiarmente te orillan a maternar a personas, hermanos, papás, sobrinos, solo por el hecho de ser mujer. “

El capital y su determinación sobre el régimen, invisibilizan las labores esenciales para la preservación de la vida, entonces el modelo de progreso y desarrollo se sostiene (impositivamente) sobre los cuerpos y vidas de las mujeres, diversidades y juventudes a cargo de estas labores. 

 

 

¿Por qué es importante repensar la relación entre cannabis y maternidad?

Las maternidades cannábicas representan hoy en día una apuesta por otras formas de cuidado, de su propio bienestar, de educación, de visibilizar esas cargas impositivas, y de repensar el derecho a decidir sobre los cuerpos. En el programa mencionado, Nelly que también se reconoce como usuaria de cannabis nos compartió que para ella: [/vc_column_text][vc_column_text]

Ha sido difícil explicar el consumo de una sustancia que no está bien vista, siendo mujeres es muy complicado […] Desde la maternidad impuesta es muy difícil aún romper los estereotipos que tiene la sociedad patriarcal de la maternidad, de la madre abnegada que no tiene una vida y que simplemente se dedica a ser mamá, hay que romperlos y visibilizarlos.”

[/vc_column_text][vc_column_text]Por su parte Indira Ramos compartió en relación a su maternidad que la cannabis: [/vc_column_text][vc_column_text]

“Abre puertas de confianza y de comunicación con nuestros hijes, para destapar o hablar armoniosamente de temas llenos de tabúes, de un igual a igual […] Desde mi historia la cannabis me ha ayudado a relacionarme de manera sincera y sin adultocentrismo.”

[/vc_column_text][vc_column_text]Si una misma planta puede generar cambios notorios en la calidad de vida y la salud de las personas y los animales no humanos, ayuda a las maternidades y personas que realizan labores a educar sin prejuicios a las niñeces y adolescencias, y además propician estados de relajación, confianza, reflexión, disfrute y goce ¿Por qué mantener sistemas de prohibición?… Por eso sostenemos que todo uso es terapéutico*. 

Bajo este contexto de precarización y marginación que afecta principalmente a las mujeres* cabeza y sostén de las familias, muchas veces se ven orilladas a recurrir a acciones de distribución, venta y transporte de drogas, delitos NO violentos que probablemente les permiten mediar entre la necesidad de conseguir recursos económicos y la responsabilidad de hacerse cargo de los cuidados de sus familias. Como lo refiere el informe Presas en casa de WOLA: el encarcelamiento de mujeres madres y cuidadoras en particular puede tener consecuencias devastadoras para sus familias y comunidades.* 

Esto es una evidente  prueba de la desigualdad que genera la carga de los cuidados y la prohibición sobre los cuerpos de las mujeres y de los cuales pese a existir recomendaciones internacionales y una Ley de amnistía*, las mujeres presas no han sido liberadas y los tomadores de decisiones siguen replicando la política de privilegios para el capital transnacional. 

Frente al panorama expuesto, resulta vital repensar en la organización social de los cuidados, pues en su estado actual  se sostiene sobre nuestra vida y nuestros cuerpos, de la misma manera que las consecuencias devastadoras de la política de drogas. Patriarcado y prohibición son desigualdades que se acrecientan al mezclarse e impiden las condiciones para la libertad de las mujeres. 

Es imperante para la agenda de derechos, romper con las políticas prohibitivas y punitivas en torno a la marihuana, pues ambos ordenamientos sociales generan riesgos, afectaciones y daños a la salud y bienestar no sólo de las mujeres, sino también de sus comunidades. Es imprescindible que las vivencias personales -el cómo afecta en el día a día la prohibición- sean fuentes fundamentales de la transformación de política pública en materia de drogas. Les dejamos con las palabras de Nelly para dejar el hilo abierto a la reflexión:[/vc_column_text][vc_column_text]

“la cannabis es una planta muy sabia que nos ayuda bastante como para tenerla metida en tantos prejuicios y más con la maternidad que cada mujer lo vamos vivir desde la trinchera donde nos encontramos y con las herramientas que tenemos”

Nelly

[/vc_column_text][divider line_type=”Small Line” line_alignment=”default” line_thickness=”1″ divider_color=”default”][vc_column_text]1 “El sistema endocannabinoide es un sistema de comunicación intercelular. Básicamente, se trata de un sistema de neurotransmisión” Fundación CANNA, El sistema endocanabinoide. Disponible en: https://www.facebook.com/watch/?v=1831695807097643

2  A decirse del uso adulto de la cannabis, la SCJN ha venido interpretando mediante jurisprudencia la protección del “DERECHO AL LIBRE DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD. LA PROHIBICIÓN PARA EL AUTOCONSUMO DE MARIHUANA CONTENIDA EN LA LEY GENERAL DE SALUD INCIDE PRIMA FACIE EN EL CONTENIDO DE DICHO DERECHO FUNDAMENTAL. ”, dicho el cual consiste en “que las personas mayores de edad decidan sin interferencia alguna qué tipo de actividades recreativas o lúdicas desean realizar, así como llevar a cabo todas las acciones o actividades necesarias para poder materializar dicha elección. De esta manera, la elección de alguna actividad recreativa o lúdica es una decisión que pertenece indudablemente a la esfera de autonomía personal que debe estar protegida por la Constitución.” Véase: Tesis: 1a./J. 3/2019 (10a.) de la Primera Sala de la SCJN. 

3- Giacomello, C. & Blas Guillén, I., “Propuestas de reforma en casos de mujeres encarceladas por delitos de drogas en México”, Equis Justicia para las Mujeres, INACIPE, Febrero 2016.

4 Tronto, Joan, “Vicious circles of privatizad caring”, Socializing Care: Feminist Ethics and Public Issues, Maurice Hamington y Dorothy Miller (eds.), Lanham, Rowman and Littlefield Publishers, 2006. p. 5

5  MacKinnon, Catharine, “Feminismo, Marxismo, Método y Estado: una agenda para la teoría”

6 Federici, Silvia, “Calibán y la bruja: Mujeres, cuerpo y acumulación originaria”, Tinta Limón, 2011.

7 IM-Defensoras, “Des-hilar la crisis, tejer futuros. Impactos de COVID-19 sobre la vida y las luchas de las defensoras mesoamericanas de derechos humanos.”, 2021.  Disponible en: https://im-defensoras.org/2021/06/des-hilar-la-crisis-tejer-futuros/

8 Esta conclusión no la hubiese podido compartir sin el gran trabajo de activismo que realizamos junto con mis compañeras, madres y cuidadoras de la Red Feminista Cannábica.

9 “El uso de la cárcel como respuesta frente a las drogas ha afectado desproporcionadamente a las mujeres. En Argentina, Brasil y Costa Rica, más del 60 % de la población carcelaria femenina está privada de libertad por delitos relacionados con drogas.” Véase: Equis Justicia para las Mujeres, “Mujeres, políticas de drogas y encarcelamiento: una guía para la reforma de políticas en América Latian y el Caribe”.

10 Giacomello, Corina & García Castro, Teresa, “Presas en casa: mujeres en arresto domiciliario en América Latina”, 2020. Disponible en: https://mujeresydrogas.wola.org/

11 Equis Justicia para las Mujeres, “Amnistía ¿Ya?”, Mayo 2021. [/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

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