#8M La protesta es una resistencia cotidiana

Mar 7, 2024

Por: Itzel Plascencia

Es #8M y sí, muches nos preparamos para la marcha: buscamos contingente, hacemos carteles, alistamos pañuelos, cámaras, consignas, demandas y demás para continuar con la exigencia de una vida digna para todas y todes, para exigir de nuevo y mil veces algo tan sencillo como que no nos maten ni violenten. 

Los feminicidios y transfeminicidios en nuestro país, no cesan; los discursos de odio y la violencia contra las personas disidentes, no da tregua, y en este contexto tan brutal, sí, tomamos las calles, sin embargo, parece cada vez más necesario que aunque el imaginario colectivo relaciona el quehacer de quienes nos nombramos feministas únicamente a las marchas y la acción directa, esas son solo unas de las tantas expresiones de nuestro legítimo derecho a la protesta, pues protestar también significa muchas otras cosas en muchos otros días… todos, en realidad.

Fotografía de Paola Camarena

“Para mí, protestar es toda acción que comunique no aceptar el estado actual de la dinámica social: desde usar prendas “opuestas” al género asignado, hasta negarse a trabajar en proyectos que se opongan a nuestro código moral; cobrar lo justo por nuestro trabajo, ser vocal y visible como persona lgbt+, feminista, anti-racista y  decolonial en nuestra vida diaria. Y en la comedia, para mí una forma de protesta es negarse a humillar y denostar a todxs aquellos que suelen ser el blanco de chistes.”

Ana (Él/elle/ella) 

Persona no binaria, sáfica que vive en la Ciudad de México. Diseña y a veces hace stand up. 

Y en esta perspectiva de protesta diaria, es importante también reflexionar sobre las razones por las cuales muchas personas deciden no marchar el 8M, y es que entre la tensión en los movimientos principalmente por las perspectivas violentas y transexcluyentes de algunos grupos feministas, y lo poco asequible que son las calles para quienes viven con alguna discapacidad, tomar el espacio público en contexto de marcha, resulta poco viable e inseguro. 

“Entiendo a la protesta como una forma de expresión colectiva, en contra de políticas, prácticas o condiciones sociales que oprimen a sectores vulnerables de la sociedad, y con la que se busca promover un cambio por el bien común.

Sin embargo, cuando pensamos en acciones de protesta, lo común es que se piense en la toma de los espacios públicos, marchas, mítines, huelgas etc, ignorando muchas veces que salir o «tomar las calles» no es una experiencia humana universal. Como puede ser en el caso de personas con enfermedades crónicas y o con alguna discapacidad.

Desgraciadamente, la opresión y marginación a quienes no nos ajustamos a los estándares normativos de salud y capacidad, se pueden reproducir dentro de los espacios de lucha, como puede pasar con los movimientos feministas, incluso en movimientos de personas con discapacidad. El discurso activista a menudo se refiere a “poner el cuerpo” o “tomar las calles”, como  un activismo de alto impacto, lo que puede llevar a percibir el activismo de las personas que no pueden estar “en las calles” como ineficaz.

Gracias a la tecnología, tenemos nuevas formas de ciberactivismo, ahora podemos participar en movimientos sociales en línea, firmar peticiones, o crear comunidades de lucha por un bien común. Sin embargo, muchas de estas acciones se consideran alternativas de bajo esfuerzo ante un compromiso significativo con una causa.

Creo que en contextos como el 8M, es importante reflexionar cómo la opresión de las mujeres no puede entenderse únicamente a través del género, sino que debe considerarse en términos de intersecciones con otras formas de opresión, como la raza, la clase social, la enfermedad crónica y o la discapacidad.

Las mujeres que no pueden salir a la calle también están participando en diferentes formas de resistencia. Sus luchas diarias contra el capacitismo, las normas sociales y los sistemas de opresión, son también actos de resistencia política. Los cuerpos de las mujeres enfermas y/o con alguna discapacidad, son en sí mismos territorios de lucha y resistencia, desafiando la idea de que la salud y la capacidad es el estándar por el cual se deben medir a todas las personas.”

Dana (ella)

Mujer antipatriarcal, enferma crónica y disca. Comunicóloga, periodista e investigadora social. Artivista y ciberactivista por los derechos de las mujeres con enfermedades crónicas y discapacidad.

Miembro de la colectiva de mujeres feministas con discapacidad, Femidiscas. y de la organización mundial «Milllions Missing México».

Fotografía Paola Camarena

Marcha en el encuentro Transfeminista «Venir al Sur», Uruguay 2022

“Para mí protestar tiene que ver con las acciones que tomamos diariamente para combatir los sistemas que nos oprimen: capitalismo, patriarcado, colonialismo, extractivismo. Desde nuestros hábitos de consumo (material y digital) hasta la forma en que nos relacionamos con les demás. Creo que una arista de la protesta es apalabrar esas acciones y sus causas, señalar a quienes perpetúan esos sistemas de opresión y exigir cuentas para el desmantelamiento de los mismos, exigir acceso a la justicia para quienes han sufrido sus consecuencias y construir comunidades activas en los cuidados necesarios para atender el desgaste emocional, físico y psicológico que implican estos actos de resistencia.

Durante mis últimos años en CDMX decidí no asistir más a la marcha del 8M pues me resultaba contrastante con la experiencia a la que estaba acostumbrada que es de hermandad y rabia. En CDMX sentía que tenía que estar atenta de que las propias personas de la marcha no me hicieran daño, sentí que era un espacio en donde se concentraba la hostilidad propia de la ciudad y que dejaba relucir la gran polarización que existe en los movimientos feministas en América Latina.”

Jochi (Ella / elle)

Persona centroamericana que trabaja en comunicación digital con énfasis en Derechos Humanos, específicamente migraciones, justicia transicional y desaparición forzada.

Aunque tenemos claro que tomar las calles es fundamental, sabemos que la protesta también está en el acompañamiento a víctimas de violencia, a les familiares, a otres compañeres; está en las aulas, en la academia, en la enseñanza, en el arte y hasta en la fiesta. La protesta es también una resistencia cotidiana.

“Para mí protestar significa defender uno o varios discursos esenciales para alcanzar las condiciones de vida mínima que todas las personas merecen y necesitan, sobre todo las minorías. Si bien, tomar las calles me parece una acción necesaria para visibilizar una lucha que suele ser desacreditada; en ocasiones, sobre todo en las que no es posible realizar acompañamiento físico, es también posible manifestarse activa o pasivamente desde las redes sociales o el ambiente personal, laboral y académico. Particularmente, en casos donde se desestima la marcha física por parte de los medios; es necesario que haya voces que se encuentren del otro lado y difundan la realidad de las luchas. Protestar también significa comenzar a concientizar a las personas que pertenecen a mis círculos cercanos, más no educarlas.”

Gab (Ella/Elle/É)

Promotorx cultural, mediadorx de lectura y tallerista con enfoque en las infancias y lxs jóvenes. 

“Para mí, la protesta es un espacio en el que las personas se unen para manifestarse en torno a causas en común, es un lugar de acogida, donde puedes encontrar compañerxs, compartir ideas y luchar por propósitos comunes.

En mi caso, dejé de ir a la marcha porque solía ir con amigas, pero esas amigas ya no están. La última vez que fui (en 2020), lo hice sola y, según yo, el contingente con el que más identificada me sentía era Crianza Feminista, con ellas todo muy chido. Ese día mi hijo tuvo que irse con su papá, por lo que iba sola, el chiste es que las morras que iban atrás de Crianza comenzaron a gritarnos muy feo a mí y a otra morra embarazada a quien casi no se le notaba el vientre, que nos saliéramos, que ese era lugar para niñAs con sus mamás, o bien para embarazadas. Eso me hizo sentir taaaaaaaan mal, sobre todo por la idea tan limitada en torno a lo que implica criar. Las morras de Crianza nos defendieron y eso lo valoro, pero para mí terminó por ser muy cansado estar explicando que ser mamá no se limita a cargar unx bebé, o a tener el vientre abultado, aparte venía de un historial de situaciones incómodas en espacios en los que había un discurso muy «Hablemos de criar, pero tu cría es hombre, entonces déjalo porque es un potencial violador». Sobre protestar, asisto con regularidad a otras marchas, a la del Día de la Mujer, no. Cuando se trata de causas muy específicas, por ejemplo, cuando fue el feminicidio de una persona cercana a mi familia, sí asistí.”

Ghalí (ella)

Comunicóloga, especialista en análisis de datos para campañas de marketing, mamá soltera, ecatepense que tuvo que mudarse a CDMX.

Fotografía de Itzel Plascencia

Protestar se ve de distintas maneras y cobra forma en distintas luchas colectivas e individuales cada día, entonces sí, si puedes salir a marchar ahí nos vemos para gritar juntes, pero si no, recuerda que todo acto de ternura que vaya en contra de los sistemas instaurados y crueles que propician la violencia contra y entre nosotres, es en sí mismo un acto de protesta.

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