Cuatro décadas sin aficionadas: el veto a las mujeres para entrar a estadios de futbol en Irán

Abr 13, 2021

[vc_row type=”in_container” full_screen_row_position=”middle” scene_position=”center” text_color=”dark” text_align=”left” overlay_strength=”0.3″ shape_divider_position=”bottom” bg_image_animation=”none”][vc_column column_padding=”no-extra-padding” column_padding_position=”all” background_color_opacity=”1″ background_hover_color_opacity=”1″ column_link_target=”_self” column_shadow=”none” column_border_radius=”none” width=”1/1″ tablet_width_inherit=”default” tablet_text_alignment=”default” phone_text_alignment=”default” column_border_width=”none” column_border_style=”solid” bg_image_animation=”none”][vc_column_text]El estadio Azadi, que en persa significa “libertad”, es el más grande de Irán y se ubica en la capital, Teherán. Fue inaugurado en 1973 y tiene una capacidad para 78,116 asistentes, todos varones desde 1981. Una de sus butacas fue ocupada por Sahar Khodayari, una mujer de 29 años, el 12 de marzo de 2019. Pudo presenciar al equipo de sus amores, el Esteghlal F.C., segundo club más popular del país, empatar a un gol frente al Al Ain de Abu Dhabi en un partido correspondiente a la fase de grupos de la AFC Champions League, el torneo de clubes más importante de Asia. La mujer ingresó enfundada en un jersey color azul rey, el de su equipo, lo que le otorgó el sobrenombre de Chica azul. La República Islámica de Irán se ha convertido en el único país del mundo en el que se prohíbe la entrada a mujeres en los estadios de futbol, después de que en Arabia Saudita se revocara esta prohibición apenas en 2018.

El 2 de septiembre de 2019, Sahar Khodayari se prendió fuego frente al Tribunal Revolucionario de Teherán como protesta al saber que sería condenada a seis meses de prisión por colarse a un partido de futbol vestida como hombre y ser descubierta por oficiales de policía. Una semana después murió como consecuencia de las quemaduras. El eco de la noticia logró visibilizar internacionalmente el problema que enfrentan las mujeres en Irán para insertarse en la vida pública. Particularmente, a una de sus esferas más importantes y lucrativas, como es el deporte. Sin embargo, el impacto de ese caso no ha sido suficiente para lograr un cambio. La exigencia por el acceso de las mujeres a los estadios no sólo la manifiestan las aficionadas al futbol de aquel país, sino las mujeres que, aunque no sientan una especial pasión por esta disciplina, comprenden que se trata de una lucha que va más allá de una cancha y un balón. Es una demanda por recuperar y resignificar un espacio que les ha sido negado durante cuarenta años.[/vc_column_text][image_with_animation image_url=”8647″ alignment=”center” animation=”Fade In” border_radius=”none” box_shadow=”none” max_width=”100%”][divider line_type=”No Line”][vc_column_text]Aficionadas vestidas de hombres para poder entrar a ver un partido en el estadio Azadí de Teherán (2018).[/vc_column_text][vc_column_text]Para comprender los alcances que esta prohibición ha tenido en la sociedad iraní, así como la relación que tiene con la realidad que se vive en México con respecto a la violencia de género, acudí con tres mujeres que, desde sus respectivos ámbitos, me ofrecieron diversas perspectivas de este tema: una representante de Open Stadiums, el movimiento organizado de las mujeres que busca eliminar este veto, quien decidió permanecer anónima para cuidar su privacidad; la Dra. Shekoufeh Mohammadi, investigadora iraní del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM, y Marion Reimers, periodista de deportes de la cadena Fox Sports.[/vc_column_text][vc_custom_heading text=”La Chica azul” font_container=”tag:h2|text_align:left|color:%2320c57e” use_theme_fonts=”yes”][divider line_type=”No Line”][vc_column_text]Las mujeres de Irán convirtieron esta lucha en un movimiento organizado al que denominaron Open Stadiums. Actualmente comunican avances, noticias, peticiones y declaraciones alrededor de esta exigencia a través de su cuenta de Twitter verificada, @OpenStadiums. En ella se describen como: “Un movimiento de mujeres iraníes que buscan terminar con la discriminación y permitir que las mujeres asistan a los estadios”. Contacté a este grupo de mujeres por medio de esta red social para conocer el estado actual de sus peticiones y las situaciones que han atravesado en su lucha contra la segregación. Una de las mujeres que integran este movimiento comienza por aclararme lo que representó la muerte de Sahar Khodayari en su persona, en el desarrollo del movimiento y en la prensa internacional:[/vc_column_text][nectar_single_testimonial testimonial_style=”bold” color=”Accent-Color” quote=”Fue difícil de creer, especialmente porque las fuentes, al principio, no eran muy confiables y una no quiere aceptarlo. Personalmente pasé por un momento muy difícil al preguntarme cómo es que el simple hecho de ver un partido de futbol te puede llevar a quitarte la vida. Las noticias se expandieron por todo el mundo y atrajeron mucha atención hacia las aficionadas iraníes al futbol que están batallando por abrir los estadios”, manifiesta.”][vc_column_text]Hay decenas de mujeres que continúan pagando una sentencia por ser descubiertas en su intento por ingresar a un estadio, así como muchas más que, al saber de los riesgos que esto conlleva, deciden no intentarlo. El de Sahar Khodayari es un caso ejemplar del efecto de la víctima identificada, pues por primera vez, a nivel internacional, se mostró el rostro y nombre de una mujer que pereció como consecuencia de esta búsqueda de libertad.

Diversos medios a nivel global dieron a conocer el fallecimiento de Khodayari. En México, medios tanto deportivos como generales, entre los que se encuentran Marca Claro y La silla rota, hicieron énfasis en la manera en que Khodayari murió mediante titulares como “Muere Sahar Khodayari, la mujer que se prendió fuego para que las mujeres puedan entrar a los estadios”. Mientras tanto, otros medios, como Sopitas, enfatizaron la lucha que Khodayari llevó a cabo durante su vida, mediante titulares como “Muere Sahar Khodayari, la iraní que luchó para que las mujeres entren a los estadios de futbol”. En la forma de expresar el suceso se manifiesta el respaldo, o la falta de éste, hacia una exigencia fundamental para los derechos de las mujeres.[/vc_column_text][image_with_animation image_url=”8642″ alignment=”center” animation=”Fade In” border_radius=”none” box_shadow=”none” max_width=”100%”][divider line_type=”No Line”][vc_column_text]Aficionadas en el estadio Azadí. La pancarta dice: “Tu nombre permanecerá por siempre #ChicaAzul“[/vc_column_text][vc_column_text]Pregunté a Marion Reimers, quien ha incursionado en el periodismo deportivo desde hace más de una década, cómo es que los medios debieron haber cubierto ese suceso. “Para empezar debió existir una mayor contextualización del asunto. Para eso, lo ideal sería seguir el caso de la Chica azul desde que la arrestaron, luego vino la sentencia y después fue que se suscitó toda la situación. Lo que los medios hacen es decir ‘Se suicida porque no la dejan entrar al estadio’, y no se inmoló por eso. Se inmoló por un montón de otras situaciones contextuales del tema. Tiene que ver con la sentencia que le dieron, la manera en que no tuvo acceso a la justicia y, después, para visibilizar una problemática. Se trivializó tanto la situación que no trascendió de la manera adecuada y por eso no tuvo tanto impacto. Se tendría que cubrir con mayor sensibilidad, porque la hicieron ver sólo como una persona con problemas mentales. No es nada más un partido de futbol. Los medios nunca logramos explicar la trascendencia de la situación totalmente”, comenta. Casos como éste, en el que el ámbito del deporte se intercepta con una realidad social trascendental, ponen a prueba los alcances que tiene el periodismo deportivo y su responsabilidad en la vida pública a nivel mundial.[/vc_column_text][vc_custom_heading text=”Un veto histórico” font_container=”tag:h2|text_align:left|color:%2320c57e” use_theme_fonts=”yes”][divider line_type=”No Line”][vc_column_text]El veto de los estadios hacia las mujeres en Irán apareció durante una época repleta de cambios en la estructura sociopolítica del país. Hablé con la Dra. Shekoufeh Mohammadi para conocer este contexto, ya que la prohibición se remonta a 1981 y fue una consecuencia de la Revolución Islámica de 1979. “La mal llamada Revolución Islámica de 1979 triunfa en febrero, y el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, las mujeres salen a manifestarse. Muchas de ellas no llevan velo y hablan de su derecho a ser libres. Esta manifestación, la primera después de la Revolución, fue reprimida. Entonces, este régimen que prometía equidad de derechos, lo negó apenas llegar. Es una primera muestra de las políticas que se van a llevar a cabo por parte de la República Islámica contra las mujeres”, explica. Por lo tanto, el veto para las mujeres en los estadios fue una de las muchas medidas de afirmación y establecimiento de un régimen entonces naciente.

“La disputa de Jomeini, al que llaman el líder de la Revolución, con el régimen anterior, había empezado por un tema relacionado a las mujeres. En la época del último rey Pahlaví es cuando se les da derecho de votar a las mujeres. Varios derechos concedidos hacen que Jomeini, que en ese momento era clérigo, protestara y se enfrentara por primera vez al rey. Esto da lugar a que se impongan prejuicios en los que, desde el punto de vista religioso, como ellos lo interpretan y que no tiene nada que ver con el islam, las mujeres no tienen muchos derechos, entre ellos entrar a los estadios”, agrega la Dra. Mohammadi. La interpretación a la que estuvo sujeto el libro sagrado del islam en la construcción de este régimen contribuyó, por lo tanto, a instaurar una política pública perjudicial para las mujeres.

Una cuestión que invariablemente surge cuando se habla de esta prohibición tiene que ver con la relación que existe entre ésta y el islam, pues a pesar de que se trata de una religión mayoritaria para numerosos países, únicamente en Irán se mantiene esta política. “La justificación de la mayoría de las violaciones a los derechos humanos en Irán es religiosa, pero es una religiosidad que tiene que ver con cierta interpretación de este régimen. En el islam, en sus fuentes principales, no hay nada que ayude a justificar esta negación de derechos. Para el régimen, lo que está en juego es, más bien, un islam politizado”, afirma la Dra. Mohammadi. “Si bien hay muchos países en los que se practica esta misma religión, Irán es de los pocos en los que la religión es la ley, no sólo para los iraníes, sino para cualquier persona que esté en el país”, explica.

La razón que manifiestan los grupos más conservadores de Irán para justificar este veto es que las mujeres deben ser protegidas de la atmósfera masculina y de un espectáculo de hombres en poca ropa, en cuyas gradas, con frecuencia, se escuchan insultos. “Ahí hay un doble juego: por un lado, se pretende proteger a las mujeres del lenguaje vulgar de los hombres, pero, por otro lado, afirman que la voz de las mujeres es sexualmente provocativa para los hombres”, explica la Dra. Mohammadi.[/vc_column_text][vc_custom_heading text=”Cuatro décadas sin aficionadas” font_container=”tag:h2|text_align:left|color:%2320c57e” use_theme_fonts=”yes”][divider line_type=”No Line”][vc_column_text]Delimitar los cargos de los que se puede acusar a una mujer que entre a un estadio es complicado. La vocera del movimiento Open Stadiums explica cuáles pueden ser éstos, ya que esta prohibición no es una ley escrita para los ciudadanos de Irán: “A las mujeres que son descubiertas vestidas como hombres para poder entrar se les sanciona por no acatar el código de vestimenta impuesto por la República Islámica, que exige la portación del hijab para las mujeres, y las sanciones varían dependiendo del caso en particular”. La Dra. Mohammadi agrega que éste no es el único cargo del que se les puede acusar, ya que muchas entran con gorros, lo que, de alguna manera, les cubre el cabello. Sin embargo, a estos cargos se les puede añadir el engaño a las autoridades y “perturbar el orden público”. Tal fue la situación de Sahar Khodayari, a quien se le acusó por no respetar el código de vestimenta de las mujeres, además de insultar a los oficiales que la detuvieron, y se le condenaría a pasar seis meses en prisión por dichos delitos.

El lamentable desenlace de este juicio causó un impacto considerable al interior del club Esteghlal F.C. El 9 de septiembre, la institución confirmó a través de sus redes sociales el fallecimiento de la Chica azul. Posteriormente, el 11 de septiembre subió un video en el que se ve a sus jugadores guardar un minuto de silencio después de su entrenamiento en memoria de Khodayari. También compartió las condolencias y mensajes de afecto que enviaron figuras mediáticas del futbol como Paul Pogba y Jérôme Boateng. En su partido siguiente, los jugadores portaron una camiseta negra con un corazón azul y la leyenda Blue Girl para el protocolo inicial del encuentro ante Naft Masjed Soleyman F.C. Sin embargo, para las mujeres de Open Stadiums, estos mensajes no tuvieron resonancia suficiente en el ambiente futbolístico de su país: “Los oficiales en Irán suelen tratar a la gente de forma terrible. Sólo el capitán del primer equipo de Esteghlal se las ingenió para llevar camisetas a sus compañeros que decían Blue Girl, por lo que después fue cuestionado”, comenta la vocera cuando le pregunto si considera satisfactoria la respuesta que dio el equipo tras el suceso. Lo cierto es que el equipo con sede en Teherán depende prácticamente por completo de los lineamientos que imponga la Federación de Futbol de Irán (en adelante referida como FFIRI, por sus siglas en inglés) con respecto al derecho de admisión a los aficionados en sus estadios, institución que a su vez debe acatar las políticas públicas del régimen.

Se han visto contadas excepciones en las que las mujeres del país persa han podido entrar a estadios a presenciar futbol varonil. La última de ellas se dio el 10 de octubre de 2019, un mes después de la muerte de Sahar Khodayari. Por orden de la FIFA, las mujeres pudieron ir al estadio para celebrar la goleada con marcador de 14-0 que Irán le propinó a Camboya en un partido clasificatorio rumbo al Mundial de Catar 2022. A pesar de que gran parte del estadio Azadi lucía vacío, la sección destinada a las mujeres, que contaba con 3,500 butacas reservadas (cabe repetir que el aforo de dicho estadio es de 78,116 espectadores), agotó sus boletos en escasos minutos. A pesar de este avance, muchas mujeres se quedaron fuera, pues ese espacio no fue suficiente. El objetivo de las mujeres organizadas por esta causa se ha encaminado no sólo a permitir su acceso a los partidos, sino a que éste no se limite a ciertas zonas del estadio, para que familias completas puedan disfrutar del espectáculo juntas.[/vc_column_text][image_with_animation image_url=”8643″ alignment=”center” animation=”Fade In” border_radius=”none” box_shadow=”none” max_width=”100%”][divider line_type=”No Line”][vc_column_text]Madre e hija viendo un partido de lejos en Tabriz, Irán.[/vc_column_text][vc_column_text]Según la integrante de Open Stadiums, la decisión de permitir el acceso a las mujeres al partido entre Irán y Camboya en particular fue tomada, contrario a lo que podría pensarse por la cronología de los hechos, antes de la trágica muerte de Khodayari. Específicamente, fue a finales de julio de 2019, tras casi diez años de presión hacia la FIFA ejercida por estas mujeres, que se comunicó que se haría una excepción al veto durante el mencionado partido. “Finalmente, el 10 de octubre fuimos a un estadio con boletos por primera vez. Fue un día increíble, muy emocional para muchas de nosotras. Fue algo muy hermoso. Generalmente las personas en Irán, y en especial las mujeres, no son felices. Ese día vi muchas caras felices”, relata su experiencia en el histórico evento. Sin embargo, el ingreso a este partido se limitó a cierto sector socioeconómico, al ser escasas las butacas que las mujeres en general podían ocupar, lo que convirtió a este oasis en medio del desierto en un espejismo para la mayoría de ellas. La Dra. Mohammadi afirma que la mayoría de las mujeres que pudieron acudir al estadio eran parte de las familias de los políticos más importantes del país, por lo que la medida implementada por las autoridades no estuvo ni cerca de ser suficiente para la demanda que existe por parte de las mujeres iraníes.

Al preguntar a la representante de Open Stadiums qué otras exigencias le harían a la FFIRI, a la Confederación Asiática de Futbol (en adelante referida como AFC, por sus siglas en inglés) y a la FIFA para tener espectáculos deportivos más accesibles en su país, su respuesta fue la siguiente: “No espero nada de la FFIRI ni de la AFC, ya que están dirigidas por las peores personas que te puedes imaginar. De la FIFA espero, ¡y finalmente está colaborando!, que sea más seria con respecto a los problemas en materia de derechos humanos”. Esta respuesta pone en evidencia la falta de confianza y credibilidad que organismos como la FFIRI y la AFC, presididas por Heydar Baharvand y Salman bin Ibrahim Al-Jalifa respectivamente, transmiten a la afición, así como la esperanza que genera un organismo internacional como la FIFA, presidida por Gianni Infantino, en la búsqueda de esta libertad, sin importar los numerosos escándalos de corrupción en la que ésta se ha visto involucrada a lo largo de la historia. Sin embargo, a pesar de las insistentes recomendaciones y sanciones que ha aplicado, la selección persa continúa afiliada a la FIFA y se ubica actualmente en la posición 31 de su ranking, por arriba de selecciones como Islandia, Paraguay o Costa Rica, y es la segunda selección mejor ubicada de su confederación, la AFC, sólo por debajo de Japón, así que no han existido consecuencias significativas con respecto a la participación del seleccionado iraní en partidos y torneos oficiales.

Para la Dra. Mohammadi, el panorama no luce tan optimista, pues no considera que la presión internacional que pueda ejercer una institución como FIFA sea suficiente para eliminar este veto. “Yo creo que esto no va a pasar, eso en un principio. Lo que facilitaría que se diera es un cambio muy profundo del sistema político. Es decir, mientras siga la República Islámica, muchas cosas no van a pasar. Las mujeres luchan por eso desde hace veinte o treinta años y no lo han conseguido. El régimen ha mostrado que no está dispuesto a ceder en nada. Si este sistema político ya no estuviera habría mucho terreno para trabajar culturalmente, porque se ha dejado una huella profunda en la conciencia de la gente. Pero la experiencia muestra que en ningún momento la presión internacional ha hecho que el régimen cambie de idea”, asevera. “El mayor reto de Irán es empezar a curar la imagen que ha dado hacia el exterior, pero la verdad no sé si se pueda llamar reto, porque reto es algo que trabajas para superar. Éste no es el caso”, añade.

Marion Reimers coincide en que mientras exista el régimen, el levantamiento de esta prohibición luce muy lejana: “No creo que esto se vaya a resolver hasta que termine el régimen, porque la FIFA siempre se va a lavar las manos diciendo que no puede incidir en las políticas de los países. No le veo una salida porque no hay una voluntad política como sucedió, por ejemplo, con la Selección de Alemania, que no va a jugar en países en los que esto suceda. Rusia igual tiene un problema enorme con derechos humanos, un régimen muy inflexible, y aun así se organizó un Mundial ahí porque había el dinero para hacerlo. A la hora de transmitir un evento deportivo surge un dilema periodístico, porque la mayoría de las personas lo ve por televisión, y ve lo que el director de cámaras de la FIFA elige”.[/vc_column_text][vc_custom_heading text=”Irán y México: una exigencia en común” font_container=”tag:h2|text_align:left|color:%2320c57e” use_theme_fonts=”yes”][divider line_type=”No Line”][vc_column_text]Las mujeres iraníes no sólo ejercen esta lucha, sino que se han involucrado en diversos tipos de activismo, sobre todo en los últimos veinte años. La Dra. Shekoufeh Mohammadi resume algunos: “Las mujeres en Irán han sido muy activas en diferentes aspectos, no sólo en favor de las mujeres. Hoy en día, al echar un vistazo a las cifras de prisioneros políticos, activistas de medio ambiente, de derechos de los obreros, de derechos de los niños, o lo que sea, puede verse que muchas de ellas son mujeres”. También han existido otras campañas significativas relacionadas con los derechos de las mujeres. Como uno de los ejemplos principales se encuentra la campaña en contra del velo obligatorio: “Las protestas de diciembre de 2017 fueron lideradas por mujeres que se pronunciaron en contra del velo obligatorio. Las mujeres que participaron se pararon en la calle y se quitaron el velo. Muchas de ellas aún están encarceladas”, narra.

A pesar de la lejanía que existe entre México e Irán, los puntos de encuentro entre ambas naciones con respecto a los derechos humanos de las mujeres son considerables. “En México, desafortunadamente, la violencia contra las mujeres es muy fuerte. En Irán no ves algo así en términos de que no hay feminicidios, pero no quiere decir que las mujeres tengan mejores condiciones, pues están sistemáticamente reprimidas. Finalmente es el mismo sistema de pensamiento patriarcal, que en un lado aprovecha la religión para privar a las mujeres de sus derechos y por otro, aquí está terminando con la vida”, afirma la Dra. Mohammadi. Por su parte, Marion Reimers también ve una fuerte relación entre esta prohibición y la manera en que se ve el deporte femenil en México: “Me parece que tiene un rebote interesante con Occidente, porque se puede aprovechar para decir ‘¿Ya ven? No estamos tan mal, allá no pueden ni entrar a los estadios y aquí las futbolistas quieren ganar lo mismo cuando no generan lo mismo’. Tiene un eco en el futbol femenil de Occidente y en la visión de los hombres que detentan el poder y toman las decisiones”.

La prohibición que permanece en Irán para que las mujeres ingresen a los estadios constituye una negación del espacio público que tiene una resonancia en la sociedad, no solamente en el ámbito deportivo. Voltear a ver las problemáticas que existen con respecto a los derechos de las mujeres en Medio Oriente permite establecer un diálogo para superar aquellas que se replican en México.[/vc_column_text][vc_column_text]Artículo publicado originalmente el 10 de abril del 2020 en El Buen Toque.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

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