[vc_row type=»in_container» full_screen_row_position=»middle» scene_position=»center» text_color=»dark» text_align=»left» overlay_strength=»0.3″ shape_divider_position=»bottom» bg_image_animation=»none»][vc_column column_padding=»no-extra-padding» column_padding_position=»all» background_color_opacity=»1″ background_hover_color_opacity=»1″ column_link_target=»_self» column_shadow=»none» column_border_radius=»none» width=»1/1″ tablet_width_inherit=»default» tablet_text_alignment=»default» phone_text_alignment=»default» column_border_width=»none» column_border_style=»solid» bg_image_animation=»none»][vc_column_text]Por: Diana Rubí Hurtado, periodista, activista feminista de la periferia y panelista en Viajes Violetas.[/vc_column_text][vc_column_text]El 15 de julio de 2021 se publicó en el Diario Oficial de la Federación la sentencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que declara la inconstitucionalidad del sistema de prohibiciones administrativas previstas en la Ley General de Salud para el consumo y autoconsumo de cannabis. Sin duda es un avance histórico en materia de derechos humanos para las personas usuarias; no obstante, deja un vacío legal que mantiene a los sectores vulnerados por las políticas de drogas en el mismo lugar de siempre, entre ellos, las mujeres. [/vc_column_text][vc_custom_heading text=»¿Cuál es nuestra relación como mujeres con la cannabis?» font_container=»tag:h2|text_align:left|color:%2320c57e» use_theme_fonts=»yes»][divider line_type=»No Line»][vc_column_text]La pregunta tiene tantas respuestas según la mujer a la que se le pregunte. Unas cultivan, otras trasladan, otras venden, algunas transforman y muchas otras la consumen con diferentes fines: medicinal, recreativo, de placer o autoconocimiento. Pero independientemente de la gama de relaciones existentes podemos coincidir en algo: hay miles de mujeres relacionándose con esta planta.[/vc_column_text][image_with_animation image_url=»8969″ alignment=»center» animation=»Fade In» border_radius=»none» box_shadow=»none» max_width=»100%»][divider line_type=»No Line»][vc_column_text]¿Por qué decimos algo tan evidente? En el segundo capítulo de Viajes Violetas, el programa sobre feminismos y sustancias psicoactivas gestionado por ReverdeSer Colectivo, se habló sobre la respuesta: la insistencia patriarcal en negarnos, en hacer creer que nosotras no podemos ni debemos vincularnos con una planta ilegal. Y si lo hacemos, cuidado, porque para eso está la cárcel, la represión policial y la censura moral a toda mujer que se atreva a subvertir su rol de género.
La ilegalidad de la cannabis -la cual en 2020 cumplió un siglo en México-, es el resultado de un dispositivo de poder prohibitivo que permea en todos los ámbitos de la vida social. Dicha prohibición implica, sostiene y perpetúa la censura y el castigo moral, la interiorización del doble prejuicio por ser mujer y usuaria, así como la negativa estatal a proporcionar información sustentada en evidencia científica y en reflexión crítica colectiva. [/vc_column_text][vc_custom_heading text=»Consecuencias de la prohibición sobre las mujeres» font_container=»tag:h2|text_align:left|color:%2320c57e» use_theme_fonts=»yes»][divider line_type=»No Line»][vc_column_text]Bajo esa normativa que beneficia a unos cuantos pero mata, desaparece, encarcela, desplaza de los territorios y criminaliza a muchas y muchos más, para las mujeres las afectaciones son más profundas debido a las distintas opresiones que nos traspasan. Se puede mencionar un ejemplo claro: el delito por posesión simple localizado en el artículo 479 de la Ley General de Salud.
La posesión simple genera una serie de arbitrariedades policiacas que van desde la extorsión, el sembrado de sustancias y, en el caso específico de las mujeres, crea las condiciones propicias para el acoso sexual, el encarcelamiento selectivo, la violación y el feminicidio. Desde la entrada en vigor de la Ley de Narcomenudeo en 2009 se registró un repunte en el número de casos de mujeres procesadas por delitos contra la salud en la modalidad de narcomenudeo. Mujeres en su mayoría madres de familia, provenientes de zonas marginalizadas y en condiciones por demás precarizadas. De acuerdo con Equis Justicia para las Mujeres, ellas representaron el 43% de la población femenil penitenciaria en 2018 por delitos de fuero federal. [/vc_column_text][nectar_btn size=»medium» open_new_tab=»true» button_style=»regular» button_color_2=»Accent-Color» icon_family=»none» url=»https://equis.org.mx/wp-content/uploads/2018/02/Gui%CC%81a_Drogas.pdf» text=»Aquí el informe de Equis Justicia para las mujeres» css_animation=»pulse»][vc_column_text]En el marco de la “Guerra contra el narcotráfico” erigida sobre el paradigma prohibicionista, no sólo aumentó el número de mujeres encarceladas por delitos contra la salud, sino que a la luz de la militarización de la seguridad pública, también se comenzaron a documentar violaciones a derechos humanos durante las detenciones por parte de las fuerzas armadas como la Marina y el Ejército, evidenciando desde el acoso sexual y hostigamiento psicológico hasta la violencia sexual, de acuerdo con Amnistía Internacional. [/vc_column_text][nectar_btn size=»medium» button_style=»regular» button_color_2=»Accent-Color» icon_family=»none» url=»https://www.amnesty.org/es/latest/press-release/2016/06/torture-against-women-in-mexico-the-facts/» text=»Aquí el informe de de Amnistía Internacional» css_animation=»pulse»][vc_custom_heading text=»¿Por qué es necesaria nuestra voz en la legislación?» font_container=»tag:h2|text_align:left|color:%2320c57e» use_theme_fonts=»yes»][divider line_type=»No Line»][vc_column_text]A pesar de la entrada en vigor de la Declaratoria General de Inconstitucionalidad, la permanencia de la criminalización, y por tanto del castigo en el Código Penal Federal, seguirá afectando de manera particular a las mujeres que nos relacionamos con la cannabis y con otras sustancias psicoactivas.
Es necesario, entonces, continuar con la reflexión y el diálogo colectivo acerca de la necesidad de diseñar una regulación que escuche a todas las mujeres inmersas directa o indirectamente en la cadena de producción de la cannabis: cultivadoras, transportadoras, desplazadas de sus territorios, madres buscadoras de familiares personas desaparecidas, mujeres familiares víctimas de feminicidio, usuarias, maternidades cannábicas, mujeres presas, entre otras tantas.[/vc_column_text][divider line_type=»No Line»][image_with_animation image_url=»8966″ alignment=»center» animation=»Fade In» border_radius=»none» box_shadow=»none» max_width=»100%»][vc_column_text]
Fotografía: Pacheks Unidas. Contingenta Cannábica en el 8M del 2021, CDMX. // Diana Hurtado
[/vc_column_text][divider line_type=»No Line»][vc_column_text]Una regulación con mirada feminista debería reparar el daño causado a todas estas mujeres. Por ejemplo, a través de la eliminación del delito por posesión simple; del excarcelamiento y programas de reinserción justa a quienes 一orilladas por sus condicionesー están presas por delitos contra la salud; en la eliminación de la prohibición de consumir frente a menores de 18 años que afecta directamente a las maternidades cannábicas (a pesar del constructo patriarcal de la maternidad abnegada, ellas también tienen derecho al libre desarrollo de la personalidad); en la abolición de la criminalización y prejuicios prevalecientes en el Código Penal Federal y en su propaganda antidrogas.
Hasta hace no mucho a las mujeres que nos vinculamos con la cannabis (y otras sustancias psicoactivas) nos orillaron al margen del silencio; pero hoy, a partir de la lucha de las mujeres que nos antecedieron, reconocer y reivindicar nuestras experiencias individuales y colectivas como usuarias nos ha permitido posicionarnos en contra de un sistema de control de los cuerpos y los territorios al que le decimos desde nuestra resistencia: nunca más nada de nosotras sin nosotras. [/vc_column_text][divider line_type=»No Line»][image_with_animation image_url=»8967″ alignment=»center» animation=»Fade In» border_radius=»none» box_shadow=»none» max_width=»100%»][vc_column_text]
Fotografía: Mujeres Forjando. Contingenta Cannábica en el 8M del 2021, CDMX. // Diana Hurtado
[/vc_column_text][divider line_type=»No Line»][/vc_column][/vc_row]