[vc_row type=»in_container» full_screen_row_position=»middle» scene_position=»center» text_color=»dark» text_align=»left» overlay_strength=»0.3″ shape_divider_position=»bottom» bg_image_animation=»none»][vc_column column_padding=»no-extra-padding» column_padding_position=»all» background_color_opacity=»1″ background_hover_color_opacity=»1″ column_link_target=»_self» column_shadow=»none» column_border_radius=»none» width=»1/1″ tablet_width_inherit=»default» tablet_text_alignment=»default» phone_text_alignment=»default» column_border_width=»none» column_border_style=»solid» bg_image_animation=»none»][vc_column_text]Por Alex Guzmán y Monserrat Angulo, integrantes de Viajes Violetas.[/vc_column_text][divider line_type=»No Line»][vc_column_text]Desde principios del siglo XX y con un fuerte auge en la década de los ochentas, personas usuarias de drogas a lo largo del mundo diseñaron una serie de prácticas e intervenciones de salud pública a partir de la premisa de que el consumo de sustancias existía y seguirá existiendo.
La perspectiva que desarrollaron se conoce como “Reducción de riesgos y daños” (RRYD), la cual favorece el acceso a la información, disminuye las prácticas de riesgo en el consumo de sustancias psicoactivas, reconoce sus beneficios y fomenta el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos.
La entrega de kits para consumo personal y la información sobre el uso de inyectables fueron las primeras prácticas de cuidado que se socializaron. Sin embargo, con el paso de los años, la mirada de les activistas no sólo se centró en las sustancias, sino que incorporó el análisis de contexto para entender las consecuencias del régimen prohibicionista.
Dichos esfuerzos se dan en respuesta a los discursos oficialistas y las políticas internacionales orientadas a crear una “sociedad libre de drogas”. Como hemos revisado anteriormente, bajo este modelo las drogas han sido clasificadas con base en argumentos morales y perpetuado la militarización de la seguridad pública.
Contrario a la narrativa de proteger la salud pública, este modelo ha generado más daños que las drogas en sí mismas, además de “educar” a generaciones enteras mediante productos culturales que desinforman y generan miedo alrededor del tema, como por ejemplo la campaña “Vive sin drogas”. [/vc_column_text][divider line_type=»No Line»][vc_custom_heading text=»Azúcar, flores y muchos colores» font_container=»tag:h2|text_align:left|color:%2320c57e» use_theme_fonts=»yes»][divider line_type=»No Line»][image_with_animation image_url=»9107″ alignment=»center» animation=»Fade In» border_radius=»none» box_shadow=»none» max_width=»100%»][divider line_type=»No Line»][vc_column_text]¿Café o té por la mañana? ¿Porrito o chela? Las sustancias, como un montón de otras cosas o situaciones, no son malas o buenas en sí mismas, son parte de nuestra cotidianidad. La complejidad y la valoración ética moral recae en la relación humana que tenemos con ellas.
Para dejar atrás los tabúes, debemos reconocer que las drogas existen, y como el aborto y la sexualidad, prácticas que han sido invisibilizadas históricamente, suceden y seguirán haciéndolo. Lo que no debe suceder más es la prohibición.
Nos toca saber cómo actúan en nuestro organismo y conocer nuestros propios límites. Considerar nuestro entorno y contexto, así como nuestro estado emocional y la interacción entre éstos. Este tipo de educación derrumba estigmas y da herramientas para tomar decisiones informadas respecto a nuestros consumos.
Tener un buen viaje rico y placentero, dependerá de considerar lo anterior, por el contrario, podemos poner en riesgo nuestra integridad. El consumo es una decisión personal que forma parte de nuestro derecho al libre desarrollo de la personalidad y aprender a gestionarlo es nuestra responsabilidad.[/vc_column_text][vc_raw_html]JTNDaWZyYW1lJTIwc3JjJTNEJTIyaHR0cHMlM0ElMkYlMkZnaXBoeS5jb20lMkZlbWJlZCUyRmlOaUxLZmV5VWx6UlFuNTJWSyUyMiUyMHdpZHRoJTNEJTIyMzYwJTIyJTIwaGVpZ2h0JTNEJTIyNDgwJTIyJTIwZnJhbWVCb3JkZXIlM0QlMjIwJTIyJTIwY2xhc3MlM0QlMjJnaXBoeS1lbWJlZCUyMiUyMGFsbG93RnVsbFNjcmVlbiUzRSUzQyUyRmlmcmFtZSUzRSUzQ3AlM0UlM0NhJTIwaHJlZiUzRCUyMmh0dHBzJTNBJTJGJTJGZ2lwaHkuY29tJTJGZ2lmcyUyRmlOaUxLZmV5VWx6UlFuNTJWSyUyMiUzRXZpYSUyMEdJUEhZJTNDJTJGYSUzRSUzQyUyRnAlM0U=[/vc_raw_html][vc_custom_heading text=»Del estigma y el miedo, al autocuidado: Lo que debes tomar en cuenta al decidir usar sustancias psicoactivas» font_container=»tag:h2|text_align:left|color:%2320c57e» use_theme_fonts=»yes»][divider line_type=»No Line»][vc_column_text]Cuando hablamos de drogas, seguramente has escuchado otros términos como “estupefaciente”, “narcótico”, “psicotrópico” e incluso “alucinógeno”. Sabemos que el uso del lenguaje no es aleatorio y este revoltijo equivocado de conceptos lo que genera es confusión.
Las drogas son sustancias que alteran nuestro sistema nervioso central y pueden clasificarse de muchas formas. Las podemos encontrar en la naturaleza, otras requieren pasar por un proceso químico para extraerlas y existen aquellas que son producidas en laboratorios.
Hay sustancias que te dan para arriba y otras que causan el efecto contrario. Las sustancias estimulantes provocan sensaciones de euforia, placer e incluso energía, mientras que las depresoras generan aletargamiento o relajación. Las sustancias psiquédelicas expanden nuestras emociones y percepciones. [/vc_column_text][vc_raw_html]JTNDaWZyYW1lJTIwc3JjJTNEJTIyaHR0cHMlM0ElMkYlMkZnaXBoeS5jb20lMkZlbWJlZCUyRjR2ZVdrbDNyYTY3VTQlMjIlMjB3aWR0aCUzRCUyMjM0NSUyMiUyMGhlaWdodCUzRCUyMjQ4MCUyMiUyMGZyYW1lQm9yZGVyJTNEJTIyMCUyMiUyMGNsYXNzJTNEJTIyZ2lwaHktZW1iZWQlMjIlMjBhbGxvd0Z1bGxTY3JlZW4lM0UlM0MlMkZpZnJhbWUlM0UlM0NwJTNFJTNDYSUyMGhyZWYlM0QlMjJodHRwcyUzQSUyRiUyRmdpcGh5LmNvbSUyRmdpZnMlMkZtaXJvbi1taXJvbi1raWRzLWluc3BpcmVkLWJ5LXZpY3Rvci1jYXN0aWxsby00dmVXa2wzcmE2N1U0JTIyJTNFdmlhJTIwR0lQSFklM0MlMkZhJTNFJTNDJTJGcCUzRQ==[/vc_raw_html][vc_column_text]Investigar las interacciones entre sustancias, evitar mezclarlas, saber cómo actuar ante un malviaje y forjar redes de apoyo en espacios de consumo son estrategias de cuidado que podemos implementar. Invisibilizar esta realidad, aumenta las probabilidades de tener una mala experiencia.
Por eso, te invitamos a cuestionar tu relación con las sustancias, definir qué significa para ti el consumo, por qué y cómo lo haces, con quiénes y cómo te cuidas al usarlas. Recuerda que la información y el autoconocimiento son clave.
¿Quieres saber más? ¡Sigue nuestras próximas publicaciones y visita los siguientes portales!
Inspira AC [/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]