Pamela es lingüista y se dedica a la paleografía, es decir, interpreta, traduce y conserva escritos antiguos. Todos los días sus manos hacen legibles documentos en español colonial para unir su sentido a través del tiempo y asegurar que permanezcan en la memoria del Archivo General de la Nación.
Hoy sus manos también unen otras cosas, decidió sumarse al Taller de Costura Emergente 19S y frente a la máquina de coser une grandes piezas de tela para replicar el prototipo que diseñaron juntas Laura Ferro y Andrea Guzmán cuando empezó su idea.
Hubo un momento en que Laura ya no se podía concentrar en el trabajo: “No podía hacer nada que no tuviera qué ver con el sismo, necesitaba moverme”, y pensar en la costura fue su respuesta más natural, creció en la fábrica de ropa de su mamá, donde pasaba las tardes cuando era niña y así fue aprendiendo eventualmente.
El Taller de Costura Emergente es como un happening, un día se activa y al siguiente desaparece, solo para después volverse a formar. Las convocatorias están abiertas en Facebook y así es como llegan mayormente mujeres que se reúnen en dos salas habilitadas temporalmente como centro de máquinas.
El portón de la casa está lleno de grandes pedazos de tela deportiva, remanentes que iban a ser desechados y encontraron un segundo uso cobijando, porque el Taller se dedica a convertirlos en mantas envolventes que van destinadas a personas viviendo en albergues: te metes en ella y duermes, guardas tus cosas o los usas como un vestidor privado para cambiarte. Así están diseñados, con la intención de convertirse en un pedacito de espacio propio en medio de la pérdida y el habitaje compartido de un espacio público temporal, esperan “dar un poco el sentido de hogar”.
¿Qué más busca unir el Taller de Costura Emergente? “Quiere unir lo que se fragmentó hace unos días” contesta Andrea. “Nuestra seguridad, nuestro futuro, nuestros planes, nuestra ciudad se cayó, nuestros recuerdos” dice Laura, “aquí lo que tenemos que ver es que todos somos víctimas, no solamente quienes murieron, no solo quienes perdieron sus casas, todos somos afectados”. “Estamos uniendo, es algo que necesitamos mucho, vamos a curarnos entre todos” comparte Andrea.
Getsemaní es artista visual y vive en Xochimilco, para ella el sismo fue traumático, cuando le pregunto por qué está aquí recuerda el edificio que se derrumbó hace unos días en Bolívar y Chimalpopoca en la colonia Obrera, le parece brutal y está muy enojada. Para ella quien está respondiendo es la sociedad, cree que nunca ha habido una democracia real en México y que el sismo “nos está quitando la impotencia de estar tantos años en dictadura y represión, y aún así es este miedo tan grande y este terror el que nos ha sacado a organizarnos”.
Pamela dice que “un sismo siempre devela toda la corrupción que puede haber en un país”, le da coraje que incluso estando en este estado de alerta y emergencia se politice la repartición de los víveres y el acopio, quiere “que esta rabia se quede, que la guardemos y la usemos para otras cosas, ya vimos que sí podemos organizarnos y ojalá que esto escale un poco más para liberarnos del lastre político que tenemos”.
¿Qué hace el poder que nos fragmenta, que nos separa?, se pregunta Laura. Para Andrea este es un momento de claridad en el que como sociedad vimos que podemos mover cosas que no pensábamos antes. A todas les preocupa que volvamos a un lugar de apatía.