A finales del año pasado, relatos de mujeres que enfrentaron abuso y violencia sexual en la industria hollywoodense inundaron las redes sociales, el movimiento #MeToo les brindó un espacio seguro para alzar la voz, narrar su historia y exigir un alto a este tipo de agresiones.
Ese movimiento llegó a México, a través de la voz de la actriz Karla Souza. El pasado lunes, en entrevista con Carmen Aristegui relató la violación sexual que enfrentó por parte de un director de cine, de quien no reveló la identidad.
Tras su relato los mensajes de apoyo, solidaridad y agradecimiento a su valentía se hicieron presentes, pero también se lanzaron cientos de mensajes en Twitter culpándola por la agresión y haciendo una serie de cuestionamientos que ponen en duda su testimonio.
En Luchadoras revisamos estos mensajes y queremos dar respuesta a las preguntas más comunes que se hicieron a Karla Souza y que sabemos se repiten en muchos casos de violencia sexual.
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¿Por qué se tardó tanto en denunciar?
Una violación es una experiencia traumática, denunciar implica revivir el hecho en múltiples ocasiones y ante diferentes instancias. Puede resultar agotador. Muchas mujeres no cuentan con redes para hacer frente a un proceso así con apoyo suficiente.
Nos han dicho que el acoso es nuestra culpa, que lo provocamos o que nos lo buscamos, desactivar esos discursos históricos que nos hacen sentir vergüenza es un proceso de superar la experiencia, tomar conciencia de nuestros derechos y recuperar la fuerza para hacerle frente.
Las mujeres en México no crecimos siendo educadas sobre nuestros derechos. Karla Souza le dijo a Carmen Aristegui: “En ese momento yo no tenía la educación para saber qué estaba haciendo esta persona”. La falta de información sobre qué podemos hacer, qué recursos tenemos a nuestro alcance y el miedo a que no crean en nuestra palabra son también algunas de las razones del miedo a denunciar.
El sistema de justicia en México es un camino tortuoso y revictimizante. El 90% de los casos de violencia sexual contra las mujeres no se denuncia por razones como la desconfianza en las autoridades o el miedo a represalias por parte del agresor, según el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio. Pero esta es una situación generalizada, de acuerdo con el INEGI el 93.6% de todos los delitos en México no se denuncian, y de acuerdo al índice de Impunidad Global el 99% de los delitos en México no se castigan.
2. Si ella accedió, ¿por qué denuncia una violación ?
Karla Souza contó que después de varios meses de acoso, ella “acabo cediendo” a que su agresor la besara y la tocará de formas que ella no estaba consintiendo. Haciendo mal uso de este relato, hay quienes señalan que no existió una violación sexual, pues ella finalmente “accedió” a ese tipo de acercamientos.
En una relación de poder (como lo constituye una relación laboral, de pareja o escolar), el agresor se encuentra en un lugar privilegiado que le otorga la autoridad o el reconocimiento social, por lo que la víctima no está en igualdad de condiciones para decir “no”,
Datos del INEGI dan cuenta de que muchas mujeres enfrentan violencia sexual dentro de su relación matrimonial. De las mujeres casadas o unidas que vivieron este tipo de violencia, al 7.7% su pareja les exigió tener relaciones sexuales sin su consentimiento; al 3.1% les obligó a hacer cosas en el acto sexual que ellas no querían
Como lo señala Rita Segato, antropóloga que ha entrevistado a cientos de agresores sexuales, una violación sexual “es un acto de poder y de dominación” en donde más allá de un deseo sexual, lo que se consuma es un acto de humillación y poder sobre alguien.
Sobre la violación sexual, hay muchos mitos. Por ejemplo, existe la creencia de que siempre hay violencia física y visible, y que las mujeres deberían luchar y resistir durante el episodio. La realidad es que si se enfrenta ese tipo de situación se toman decisiones segundo a segundo, para minimizar lo más posible el daño.
Además hay que aclarar que consentir un acto sexual es algo que se realiza libremente: sin presión, manipulación, y en condiciones similares de toma de decisión.
3. ¿Por qué no dice el nombre de su agresor?
Kristine Hickle, investigadora de la Universidad de Sussex, en Reino Unido, señala que los testimonios de las mujeres víctimas de violencia sexual frecuentemente son puestos en duda, situación que se agrava cuando los agresores tienen mucho poder, pues en esos contextos se privilegia el dicho de quienes tienen una posición privilegiada.
En México se han dado casos de denuncias abiertas de violencia de género (incluso feminicidio) contra personas que tienen un perfil público, surgieron campañas de apoyo que incrementaron la criminalización de las mujeres que enfrentaron la agresión, a quienes generalmente se les culpa de haber “provocado” la violencia.
Decidir omitir el nombre del agresor, es un derecho de las víctimas, así como reservar detalles de cómo ocurrieron las agresiones.
4,¿Por qué se siguen haciendo las víctimas?
Alzar la voz es un acto de valentía, reivindicación y fortaleza. Romper el silencio y denunciar las agresiones que se han vivido (sin importar el tiempo que transcurrió entre el ataque y la denuncia) es una forma de reparar el daño y acceder a la justicia.
Movimientos como el #24A y #MiPrimerAcoso evidenciaron que las agresiones en contra de las mujeres son un hecho estructural y sistemático, y sobre todo que reconocer, aceptar y denunciar una agresión sexual no es algo sencillo, son necesarios espacios en donde las mujeres se sientan seguras, acompañadas y en resonancia con otras para hablar de esas vivencias.
¡Vencer el miedo y romper el silencio, es hacer algo en contra de la violencia contra las mujeres!.