Cuando nacemos, sólo se nos dan dos opciones: ser niñas o ser niños, así son las reglas en este mundo construido desde el binarismo de género. En Luchadoras creemos que es así como se comienza a limitar nuestros cuerpos y experiencias en el mundo desde la niñez.
Este 30 de abril queremos imaginar un mundo en donde la niñez se construya desde la libertad y la diversidad, en donde no existan estereotipos excluyentes que nos permitan hacer lo que queramos. por eso invitamos a Queso para imaginar juntas una niñez distinta.
Ese día lloré mucho. Empezábamos a ensayar un baile que presentaríamos en la escuela. Yo siempre con pelo corto, tenis grandes, con un cuerpo alto y gordo, tímide, con miedo de no encajar. Las maestras me escogieron para bailar en la fila de los niños, seguro por mi aspecto físico. Yo no quería ser un niño, ni en el baile, ni nunca. Pero tampoco me sentía como una niña. Lloré porque sentí que me obligaban a escoger entre ser niña o niño (eso es a lo que llamamos vivir en el género binario).
No me identifico con el género masculino ni femenino. Con estos dibujos quiero compartir mi vida como niñe de género no binarix. Desde chiquite me gustaba verme como una mezcla entre niñas, niños y caricaturas. Cuando mi mamá, papá, maestras y maestros veían eso, les daba nervios. La gente me presionaba mucho porque me viera y comportara como una “niña”.
La gente puede tener mucho miedo a lo que desobedece lo tradicional. Por eso el tema es muy difícil de explicar y hablar con la familia y amistades. Aún así, en lo más profundo de mí, siempre supe que yo nunca iba a ser ni hombre ni mujer.
A mis 25 años me enteré de que hay muchas formas de cuestionar el género.
Me gustaría que las niñas, los niños y les niñes las pudieran disfrutar y escoger desde chiquites.