“Si mi mamá hubiera visto Black Panther cuando era pequeña, su vida hubiera sido otra”. Esto lo escuché en uno de los muchos videos hechos por fans después ver la nueva película de Marvel. Saben algo, esta producción hollywoodense es muy valiosa por estar repleta de personajes feministas.
La Pantera Negra es el rey de una nación futurista llamada Wakanda, ubicada en un continente real, del que poco se habla en las industrias culturales y los medios masivos de comunicación: África.
El retrato que nos muestra la película no es el de una nación sumida en la miseria y la guerra, sino todo lo contrario, Wakanda es una nación pacífica, con un impresionante desarrollo tecnológico y poseedora del vibranio, metal (que sólo existe en el universo de Marvel) que se encuentra en las entrañas de la tierra. Este lugar es protegido y habitado por mujeres y guerreras conscientes de su poder, fortaleza y conocimiento.
Cuando vean esta película no pierdan de vista a las mujeres, ellas dan sentido al universo de Black Panther.
Okoye y Ayo, dos guerreras calvas, negras, con tatuajes tribales en la cabeza, hábiles, fuertes, leales. Ellas son parte del ejército Dora Milaje, destinado a proteger a Wakanda y a su rey: T’Challa (Black Panther).
El poder de esta milicia conformada sólo por mujeres es brutal. Okoye es una general ruda, a quién T´Challa escucha y de quien recibe órdenes. Él, sin dudarlo, confía en el conocimiento de esta guerrera que le salva el trasero en más de una ocasión.
El ejército de Dora Milaje es uno que no conquista, que no viola; es uno que resguarda y protege la vida.
Otra rifada es Shuri, la hermana menor del rey. Es una joven enamorada de la tecnología, pilar de la infraestructura tecnológica de Wakanda y además es quien inventa todos los instrumentos para que Black Panther sea aún más hábil y fuerte.
En gran medida protege la vida de su hermano y posibilita que quienes habitan su reino puedan vivir mejor. El personaje de Shuri es indomable, valiente, siempre curiosa, y ávida por mejorar lo que ya existe. Ella representa lo que rara vez vemos representado en la pantalla grande, e incluso en la vida real: mujeres jóvenes negras que trabajan en el mundo de la tecnología y la ciencia.
Nakia también forma parte de este poderoso elenco. Introducen su personaje a la trama a través de una breve escena. Ella es espía de Wakanda infiltrada en una misión para rescatar a niñas y jóvenes secuestradas por el grupo extremista Boko Haram.
Esta escena hace alusión a un hecho real ocurrido en Nigeria en 2014; cuando el grupo extremista secuestró a más de 90 estudiantes nigerianas, ante lo cual se creo la campaña #BringBackOurGirls que exigía la localización de las jóvenes.
En la película, Nakia libera a las niñas. Más allá de proteger a su pueblo,, ella decide usar su fuerza para ayudar a quienes viven fuera de Wakanda. Su lucha es contra los opresores.
Lo que más celebré de este personaje es que la relación afectiva que mantiene con el rey de Wakanda no fue la razón de ser de su papel; pese a la insistencia de éste para que se una al ejército y la tentadora idea de ser reina, ella se mantiene firme, no traiciona sus propios ideales, sueños y compromisos. No renuncia a ella.
Para las que somos clavadas de la fantasía, la ciencia ficción y los universos de superheroínas y superhéroes, Black Panther es una película imperdible.
Sí, Wakanda es la posibilidad de ver la historia de las comunidades africanas, y sobre todo de las mujeres negras como un relato de triunfo, fortaleza, libertad y resiliencia. Esta película rompe con el relato dominante del cine que generalmente imponer a los cuerpos negros sufrimiento y miseria.
Esta nación futurista permite imaginar un mundo sin opresores y oprimidos, sin muerte. Una Wakanda que se gobierna en sus propios términos, sin colonialismo; donde las mujeres son libres, donde los hombres son aliados y respetan sus decisiones, donde ellas están al centro.
Si hay algo que me encanta del cine y las series es que representan posibilidades; la fantasía no debe ser menospreciada pues todas estas grandes producciones inciden en nuestra realidad tras su estreno.
Las industrias culturales permiten imaginar y articular nuevas formas de construirse como mujer en el presente; mientras existan más contenidos que dinamiten el sexismo, el machismo, y la idea de género binario, en verdad tendremos mucha madeja para hilvanar futuros distintos.