Cuadrilla Violeta, cuerpos-territorios en resistencia

Oct 17, 2018

[vc_row type=”in_container” full_screen_row_position=”middle” scene_position=”center” text_color=”dark” text_align=”left” overlay_strength=”0.3″ shape_divider_position=”bottom” bg_image_animation=”none”][vc_column column_padding=”no-extra-padding” column_padding_position=”all” background_color_opacity=”1″ background_hover_color_opacity=”1″ column_link_target=”_self” column_shadow=”none” column_border_radius=”none” width=”1/1″ tablet_width_inherit=”default” tablet_text_alignment=”default” phone_text_alignment=”default” column_border_width=”none” column_border_style=”solid” bg_image_animation=”none”][vc_video link=”https://youtu.be/EH5WkOGVVZw” align=”center”][vc_column_text]Como mujeres nos enfrentamos a un contexto de violencia que constantemente pone en peligro nuestros cuerpos; ante este panorama, “Vivas Nos Queremos” se convirtió en emblema de la batalla por nuestra vida, libertad y seguridad, pero ¿es posible llevar esta consigna a nuestras prácticas cotidianas? Cuadrilla Violeta surgió con el objetivo de generar que las mujeres desarrollen estrategias y habilidades para salir de situaciones de riesgo.

Diva Lorena Ortiz decidió fundar Cuadrilla Violeta en 2016, su experiencia como deportista la llevó a tomar conciencia del trato desigual, las violencias y las restricciones a las que las mujeres se enfrentan al querer desempeñar disciplinas como el boxeo, su forma de combatirlo fue deconstruir las prácticas de combate para ponerlas al servicio de la autodefensa y el cuidado colectivo entre mujeres.

Cuadrilla Violeta no es sólo un taller, es una apuesta por colectivizar la idea de que nuestros cuerpos son territorios que deben ser cuidados y defendidos, es un proceso que necesita que nos re-apropiemos de nosotras mismas. Tanto para Diva como para Luna Negra y Mezcalina -colaboradoras del proyecto- reconocernos como territorios en resistencia requiere de un trabajo de continuo autoconocimiento que sólo podría devenir de una reflexión sobre nuestro cuerpo pero también, sobre nuestras emociones.

La autodefensa feminista es un proceso que consiste en adquirir  herramientas para afrontar situaciones de violencia, lo cual, intrínsecamente consiste en “desobedecer un sistema que nos niega la voz, el reconocimiento corpóreo y emocional”. Durante los talleres se impulsa a las participantes a que transgredan los estereotipos de género que nos asocian a la fragilidad y vulnerabilidad y así, comiencen a percibirse como un todo, como armas potenciales y responsables de su propia seguridad.[/vc_column_text][nectar_single_testimonial testimonial_style=”basic” quote=”El uso de la voz, el autoconocimiento y la autodefensa, resultan las herramientas más valiosas para habitarnos a nosotras mismas y habitar el mundo con el rostro en alto. Dejar en claro, que ante cualquier agresión, va a haber una respuesta.”][vc_column_text]Cuando Diva decidió hacer asequibles estas estrategias de defensa a otras mujeres, reafirmó que si bien, tiene que ver con el aprendizaje de una técnica -construida  a partir del boxeo- es indispensable que el trabajo se replantee de dentro hacia afuera, para que nuestro cuerpo y voz nos “hagan resonar a nosotras mismas”.

Reconocernos a nosotras mismas en el mundo en el que vivimos requiere tomar conciencia de nuestro propio CUERPO-TERRITORIO, EL CUESTIONAR NUESTRAS FORMAS DE VERNOS, TOCARNOS, OLERNOS, VIVIRNOS Y PENSARNOS GENERA QUE PODAMOS DETECTAR CUANDO NUESTRO ESPACIO VITAL ES TRANSGREDIDO, así mismo, el sabernos atravesadas por el miedo representa un salto cuántico entre un estado de vulnerabilidad paralizante y una acción que nos ponga a salvo, en este sentido el riesgo se convierte en una oportunidad.[/vc_column_text][image_with_animation image_url=”7301″ alignment=”center” animation=”Fade In” border_radius=”none” box_shadow=”none” max_width=”100%”][vc_column_text]Cuerpos como territorios[/vc_column_text][vc_column_text]Vislumbrar un mundo seguro para todas sólo es posible cuando dejamos fluir nuestras palabras sin miedo a la represión y gritemos juntas el NO que a pocas nos enseñaron a pronunciar. Durante uno de los entrenamientos, Luna Negra, mencionó que “los tonos de la voz hablan de cómo nos sentimos, dan cuenta de situaciones de enojo, aburrimiento, temor, cansancio, indiferencia…”. El poder decir, “no me toques” o “no quiero” cuando así sea el caso, es una forma de resistir. La voz, su uso y modulación nos permite no ceder ante lo que nos incomoda.

El sueño que impulsó a Diva a desarrollar Cuadrilla Violeta fue que las mujeres puedan vivir una vida libre de violencia y su principal inspiración fue la historia de resistencia de su madre en la que conoció “otras formas de vivirse, cuidarse y defenderse”, de modo que la idea de autocuidado y autodefensa dio pie a un proyecto que permite a otras mujeres generar estrategias de empoderamiento personal y colectivo.

Así mismo, el definir lo que está en disputa -una vida libre y sin miedo- la llevó a vincularse con otras compañeras, esto permitió primero un reconocimiento mutuo dentro del activismo y después, un trabajo en comunidad:[/vc_column_text][nectar_single_testimonial testimonial_style=”bold” color=”Accent-Color” quote=”“Con mis compañeras aprendí a resistir y a generar un activismo a pie desde el feminismo, todas ellas dan fortaleza e inspiración a Cuadrilla Violeta””][vc_column_text]A través de esta propuesta de autodefensa feminista que vincula el trabajo físico, psicológico y emocional es como podemos hacer valer nuestro derecho, a defendernos sin miedo a ser estigmatizadas, aprender y desaprender, poner límites primero a nivel personal y luego en nuestras relaciones con las y los otros. Se trata de poder sostener la mirada, sacar la voz y andar sin miedo por las calles, que también son nuestras.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

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