Althea Gibson nació en 1927, en Carolina del Sur, Estados Unidos, En una época en donde la esclavitud, el racismo, la violencia y discriminación eran una realidad brutal para las comunidades negras, para las mal nombradas minorías.
Pese a que todas las circunstancias que enfrentaba Althea eran adversas, ella siempre tuvo un objetivo: “Ser la mejor”.
La familia Gibson se dedicaba a la plantación algodonera, sin embargo, tres años de sequía arruinaron que su labor prosperara. Tras un peregrinaje, la familia terminó por asentarse en el barrio de Harlem, Nueva York.
Desde pequeña, Althea, mostraba la pinta de ser una gran atleta, practicó deportes como baloncesto y béisbol. Pero lo que más le gustaba era el pádel.
Si bien ahora es más común ver atletas negras compitiendo en las grandes ligas, campeonatos internacionales, o Juegos Olímpicos. Lo cierto es que el mundo del deporte es otro territorio que tuvieron que conquistar. Althea debe ser recordada en la historia por la brecha que abrió en los años cincuenta, época en la que impedían a la comunidad negra jugar los torneos de tenis en Estados Unidos.
Althea Gibson ganó seis títulos del Grand Slam (Roland Garros 1956, Abierto Australiano 1957, Wimbledon 1957/1958; y Abierto de Estados Unidos de Norteamérica 1957/1958). Sin duda su histórico logro en Wimbledon marcó la historia de las mujeres negras americanas.
Por ello para esta colaboración, Alejandra Espino, una ilustradora y realizadora de cómic nos regaló esta viñeta ilustrada para recordar y difundir la historia de la primera tenista negra.
Conocer y difundir las historias de mujeres como Althea son las que nos permitirá seguir reimaginándonos como mujeres con oportunidades para cambiar el mundo y nuestras realidades. En Netflix pueden encontrar un documental sobre su vida.