[vc_row type=»in_container» full_screen_row_position=»middle» scene_position=»center» text_color=»dark» text_align=»left» overlay_strength=»0.3″ shape_divider_position=»bottom» bg_image_animation=»none»][vc_column column_padding=»no-extra-padding» column_padding_position=»all» background_color_opacity=»1″ background_hover_color_opacity=»1″ column_link_target=»_self» column_shadow=»none» column_border_radius=»none» width=»1/1″ tablet_width_inherit=»default» tablet_text_alignment=»default» phone_text_alignment=»default» column_border_width=»none» column_border_style=»solid» bg_image_animation=»none»][vc_column_text]El hambre de ganar y vivir con pasión llevó a la triatleta potosina, Vanessa Cortés Colis, a nunca perder de vista su objetivo primordial: demostrarse a sí misma que las barreras son pretextos y que ser feliz y hacer los sueños realidad nunca debe depender de nada, ni de nadie; ni siquiera de situaciones que se adquieren por mandatos o exigencias de género, como el rol de madre.
La práctica del deporte para las mujeres, según lo muestra su propia experiencia, es un reto que va más allá de sacrificios físicos y económicos, implica actos liderados por el desafío a los estereotipos de género conseguido tras décadas de lucha como obtener las mismas oportunidades de participación, pelear los mismos salarios y premiaciones, ser respetadas, admiradas y reconocidas como cualquier otro atleta.
Vanessa trabaja en una librería de su propiedad, está por concluir sus estudios de doctorado en la Universidad Iberoamericana, tiene dos hijos y es triatleta. Tras obtener el primer lugar en la categoría 40-44 años del Triatlón de Huatulco en junio pasado. Con un tiempo de 2 horas con 53 minutos logró su clasificación al Mundial de Triatlón que se realizará en Suiza en el 2019.[/vc_column_text][image_with_animation image_url=»8052″ alignment=»center» animation=»Fade In From Left» border_radius=»none» box_shadow=»none» max_width=»100%»][divider line_type=»No Line»][vc_custom_heading text=»Cuestionar y construir las maternidades» font_container=»tag:h2|text_align:left|color:%2320c57e» use_theme_fonts=»yes»][divider line_type=»No Line»][vc_column_text]Lo más difícil para lograr su clasificación no fueron las horas de entrenamiento sino sobrellevar las críticas de una sociedad machista y castigadora que considera que tener logros personales implica dejar de lado las necesidades básicas de los hijos.
Vanessa rompe con muchos estereotipos de la maternidad, para ellas ser madre triatleta implica no sacrificar los deseos y pasiones personales y al mismo tiempo contribuir en el cuidado y desarrollo de la familia, formar parte de sus aspiraciones y demostrarle a sus hijos que pueden llegar tan lejos como se lo propongan.
Para ella, la única premisa que existe es que cada quién se hace responsable de sus logros o fracasos, sin sentimiento de culpa ni sacrificando las metas personales.
“Mis hijos jamás serán culpables de que yo no haya logrado algo en mi vida académica, laboral y mucho menos deportiva, si no fui a tal competencia fue porque no tuve dinero, porque no entrené o las razones que sean y que dependen de mí, pero no fue por quedarme a cuidarlos. Si algún día me tengo que levantar e irme sin ellos, los dejaré y les traeré de regreso una medalla que es la prueba de que soy muy feliz haciendo lo que me gusta y que todo esfuerzo vale la pena”.[/vc_column_text][image_with_animation image_url=»8049″ alignment=»center» animation=»Fade In From Right» border_radius=»none» box_shadow=»none» max_width=»100%»][divider line_type=»No Line»][vc_custom_heading text=»Labores de cuidado desiguales» font_container=»tag:h2|text_align:left|color:%2320c57e» use_theme_fonts=»yes»][divider line_type=»No Line»][vc_column_text]Limpiar, lavar, dar de comer a los hijos, cuidar a los enfermos, hacer las compras, apoyo en actividades escolares, ir a la reunión del colegio, son actividades no remuneradas a las que las mujeres les dedican el doble de tiempo que los hombres en los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Mientras que las primeras dedican cuatro horas y media al día a estas actividades, los hombres se aplican durante poco más de dos horas diarias, según datos de la propia organización.
Las mujeres dedican hasta un 56 por ciento de su tiempo a tareas y labores no remuneradas mientras que los hombres sólo dedican un 30 por ciento. Brecha que influye en la disponibilidad de hombres y mujeres para dedicarse a su vida profesional o su tiempo libre.
Según los resultados más recientes del Módulo de Práctica Deportiva y Ejercicio Físico del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el 49.8 por ciento de los hombres declararon hacer alguna actividad física en su tiempo libre, proporción mayor a la de las mujeres que es de 36.0 por ciento.
Desde el levantamiento de la muestra (en 2013), se registra una mayor participación de hombres en la práctica deportiva con un 50.2 por ciento contra un 38 por ciento de mujeres; en 2014 el porcentaje de los hombres incrementó a 52.1 por ciento contra 39.3 por ciento de mujeres; en 2015 se tiene un reporte de 50.5 por ciento de hombres a 38.2 por ciento de mujeres. En el 2016 los hombres tuvieron una participación de 47.7 por ciento contra 36.7 por ciento de mujeres. Finalmente en 2017 el porcentaje de los hombre quedó en 49.8 por ciento, contra el porcentaje más bajo de las mujeres que fue de 36 por ciento.
Un día normal en la vida de Vanessa empieza a las seis de la mañana con el entrenamiento de una disciplina antes de atender a sus hijos y enviarlos al colegio. El resto de la mañana lo utiliza para trabajar en su librería y en la realización de su tesis doctoral. Por la tarde come en familia y lleva a sus hijos a actividades extraescolares, tiempo que aprovecha para realizar la segunda parte de su entrenamiento. Finalmente al caer la tarde apoya con las tareas escolares o terminar pendientes laborales, así concluye su jornada.[/vc_column_text][image_with_animation image_url=»8050″ alignment=»center» animation=»Fade In From Left» border_radius=»none» box_shadow=»none» max_width=»100%»][divider line_type=»No Line»][vc_custom_heading text=»Exceso y desequilibrio» font_container=»tag:h2|text_align:left|color:%2320c57e» use_theme_fonts=»yes»][divider line_type=»No Line»][vc_column_text]Hizo referencia a una de sus escritoras favoritas, Viginia Woolf, quien en su libro “Una habitación propia” invita a la búsqueda de los espacios propios en los que las mujeres puedan desarrollarse haciendo alguna actividad que las haga felices, “busca tu cuarto propio, no tu cuarto de mamá, no tu cuarto de esposa, no tu cuarto de trabajadora, busca tu cuarto en el que estés haciendo lo que quieras sin sentimiento de culpa, disfrutando aquello que tanto quieres, que te haga sentir productiva, que te haga realmente feliz y eso lo vas a transmitir a las personas que estén a tu alrededor”.
De adolescente, Vanessa quería ser piloto aviador, luego cronista deportivo, actividades que no pudo desarrollar porque eran exclusivas de hombres. Esa discriminación de género la impulsó a continuar en la búsqueda de equidad que permitan demostrar la fortaleza física y de espíritu con la que desempeñan cada una de las actividades que realiza.
Los excesos y el desequilibrio le permitieron cruzar varias metas. Llegar al Mundial de Suiza es un logro que buscaba y está segura que sus hijos están orgullosos de ella, lo nota en sus sonrisas cuando ven a su madre feliz haciendo sus sueños realidad. “Lo desee, lo planee, lo entrené, lo pensaba todos los días cuando me levantaba a entrenar. Las cosas no se dan por sí solas, hay sacrificios que te llevan a lograr grandes cosas”.[/vc_column_text][image_with_animation image_url=»8051″ alignment=»center» animation=»Fade In From Right» border_radius=»none» box_shadow=»none» max_width=»100%»][/vc_column][/vc_row]