[vc_row type=»in_container» full_screen_row_position=»middle» scene_position=»center» text_color=»dark» text_align=»left» top_padding=»4%» bottom_padding=»4%» overlay_strength=»0.3″ shape_divider_position=»bottom» bg_image_animation=»none» shape_type=»»][vc_column column_padding=»no-extra-padding» column_padding_position=»all» background_color_opacity=»1″ background_hover_color_opacity=»1″ column_link_target=»_self» column_shadow=»none» column_border_radius=»none» width=»1/1″ tablet_width_inherit=»default» tablet_text_alignment=»default» phone_text_alignment=»default» column_border_width=»none» column_border_style=»solid» bg_image_animation=»none»][vc_column_text css_animation=»bottom-to-top»][nectar_dropcap color=»#5a2bd0″]R[/nectar_dropcap]odar las calles, pedalear con o sin rumbo, sentir la velocidad 🚲. Andar en bici representa esas y otras libertades. Muchas mujeres transformaron las bicicletas en un arma para la autonomía y la libertad pero esto no siempre fue así, a esta tecnología también la conquistamos, arrebatamos el derecho de reclamarla como nuestra.
La historia de las bicicletas (que arranca en los años 1800) está marcada, entre otras cosas, por muchos experimentos enfocados a bajar los costos de producción. Cuando se hizo posible poder fabricarlas en serie las bicis conquistaron los corazones de cientos de personas y en poco tiempo había una (o varias) en las familias de todos los estratos sociales. Esta historia también se construye por mujeres, siempre curiosas y aventureras 💪🏾😉, que decidieron defender su derecho a usar las bicis y con ello romper los mandatos sociales de cada época, sobretodo aquellos que las mantenían alejadas de los ya tan bien amados vehículos.
Durante esos primeros años, montar en bici para las mujeres suponía todo un desafío, ya que los hombres (y por supuesto muchas mujeres) lo consideraban poco decoroso, peligroso para la unidad familiar y hasta argumentaban que podía causarles daños físicos. De hecho, existieron no pocos argumentos médicos que avisaban que su uso podría provocar en la mujer daño como esterilidad o aborto, y morales, como excitación sexual.
No faltaron los argumentos religiosos, como los del párroco Samuel Stanley, quien aprovechó su sermón para decir que andar en bici era “una oportunidad para pecar 👿 y contraer enfermedades típicas de las mujeres”. También estaban los alegatos de mujeres 👵 “defensoras de las buenas conciencias”, que lanzaban amenazas contra las mujeres “que osaban” subirse a una bici y hasta una enfermedad 😷 se inventó: “Cara de bicicleta” con tal de alejar a las mujeres de “algo que era del diablo”.
Como no lograron cumplir con su objetivo y cada vez había más mujeres ciclistas y además utilizando pantalones llamados bloomers (ke escandalaaa 😱) no les quedó más remedio que cambiar de estrategia, en ese momento guías de “buen comportamiento 🙄 para damas en bicicleta” comenzaron a publicarse, entre las recomendaciones/prohibiciones que contenían hay sentencias como: “No te desmayes en el camino”, “No uses ropa interior apretada”, .”No rechaces la ayuda cuesta arriba” y “No mastiques chicle. Ejercita tu mandíbula en privado” 😹.
Claro está que esos argumentos no lograron derrotar a las mujeres que estaban decididas a usar esta tecnología. Pronto la bicicleta se convirtió en una forma de desafiar a la sociedad machista de la época ✊y surgieron mujeres que enarbolaron el uso de la bicicleta como símbolo para luchar por la igualdad.
Aunque no tenían un camino fácil, muchas guerreras lograron lo impensable (por los hombres). Dentro de ellas, está Hélène Dutrieu, quien se ganó el título de “Flecha humana” 🚀, además de ser Campeona de ciclismo, fue pionera de la aviación, conductora de riesgo de vehículos, conductora de autos de carrera, conductora de ambulancia en la guerra, y directora de un hospital militar. La bicicleta también acompañó a Kittie Knox, una mujer negra 👩🏿 que desafió a la Liga Americana de ciclistas (League of American Wheelmen) en 1895.
Más allá de la conquista por usar la bicicleta, la participación de las mujeres en el ciclismo también está marcada por historias llenas de estereotipos y dudas sobre la fuerza y resistencia de las deportistas. Por ejemplo a Alfonsina Strada, campeona de velocidad en muchas ocasiones, 🏅 se le permitió participar en el Giro de Italia sólo porque “las figuras de la época” no iban a participar y porque se le consideró como “una atracción pintoresca” para el público.
Aunque se han conquistado varios espacios, mujeres en todo el mundo siguen dando la batalla incluso por el derecho de usar una bicicleta, otras denuncian como el apoyo para las mujeres ciclistas sigue siendo escaso. Hay quienes se apropian de espacios deportivos, como el siempre conservador Tour de Francia, que siguen limitando la participación de las mujeres.
En esta línea del tiempo te contamos cómo fue esa evolución para las mujeres, quiénes fueron algunas de las guerreras que nos impulsaron a tomar la bicis y que siguen reclamando espacios para rodar en libertad. [/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row type=»full_width_content» full_screen_row_position=»middle» scene_position=»center» text_color=»dark» text_align=»left» bottom_padding=»4%» overlay_strength=»0.3″ shape_divider_position=»bottom» bg_image_animation=»none» shape_type=»»][vc_column column_padding=»no-extra-padding» column_padding_position=»all» background_color_opacity=»1″ background_hover_color_opacity=»1″ column_link_target=»_self» column_shadow=»none» column_border_radius=»none» width=»1/1″ tablet_width_inherit=»default» tablet_text_alignment=»default» phone_text_alignment=»default» column_border_width=»none» column_border_style=»solid» bg_image_animation=»none»][vc_column_text]
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