[vc_row type=»in_container» full_screen_row_position=»middle» scene_position=»center» text_color=»dark» text_align=»left» top_padding=»4%» bottom_padding=»4%» overlay_strength=»0.3″ shape_divider_position=»bottom» bg_image_animation=»none» shape_type=»»][vc_column column_padding=»no-extra-padding» column_padding_position=»all» background_color_opacity=»1″ background_hover_color_opacity=»1″ column_link_target=»_self» column_shadow=»none» column_border_radius=»none» width=»1/1″ tablet_width_inherit=»default» tablet_text_alignment=»default» phone_text_alignment=»default» column_border_width=»none» column_border_style=»solid» bg_image_animation=»none»][vc_video link=»https://www.youtube.com/watch?v=TZYLeFXDJYE&feature=youtu.be» align=»center»][vc_column_text]
Vídeo por Aide Nohemí
[/vc_column_text][divider line_type=»No Line» custom_height=»30″][vc_column_text css_animation=»bottom-to-top»][nectar_dropcap color=»#603bc0″]E[/nectar_dropcap]l bordado es una tecnología que puede englobar el sincretismo de una comunidad, dar cuenta de los conocimientos ancestrales y expresar emociones a través de los hilos. También es un acto de paciencia, creatividad, tranquilidad. Y ¿por qué no? ser al mismo tiempo un acto de protesta… una exigencia para detener la violencia contra las mujeres, así lo piensa Bordamos Feminicidios una iniciativa que busca dar nombre y memoria a muchas víctimas de la violencia extrema contra las mujeres.
Desde 2011, esta iniciativa tiene claro que es necesario enunciar la violencia, plasmar en algo más duradero que una hoja de papel un hecho que no debió suceder. Bordar el nombre de a quien le arrebataron la voz, es una acción para exigir justicia y sanar puntada a puntada el dolor que esos asesinatos nos provocan, llenarse de fuerza para seguir gritando y luchando.
Se trata de rescatar, dignificar y hacer memoria colectiva de las historias, esos casos que sólo viven en las notas rojas de los periódicos y que después se convierten en más cifras del horror y la tristeza que se vive en México, pero sobre todo es una manera de estar cerca de las mujeres, compañeras y amigas que fueron asesinadas por sus parejas, por desconocidos, o por quienes creyeron que su violencia estaba justificada. [/vc_column_text][image_with_animation image_url=»4781″ alignment=»center» animation=»Fade In» border_radius=»none» box_shadow=»none» max_width=»100%» margin_top=»50″ margin_bottom=»100″][vc_custom_heading text=»Bordar el horror para transformarlo en algo hermoso» font_container=»tag:h2|text_align:left|color:%2320c57e» use_theme_fonts=»yes»][divider line_type=»No Line» custom_height=»30″][vc_column_text css_animation=»bottom-to-top»]Esta manera aguerrida de estar con las mujeres empezó durante el finalizar el sexenio de Felipe Calderón, un momento en la historia marcado por la violencia extrema que trajo consigo la llamada “Guerra contra el Narcotráfico”. Durante su periodo de gobierno, de acuerdo con un informe de la Cámara de Diputados, fueron asesinadas 7 mil mujeres de forma de violenta.
Pero la violencia no se detuvo al finalizar el sexenio, por el contrario incrementó con el gobierno de Enrique Peña Nieto, así que los hilos y las puntadas continuaron (y continúan). Diana, Karen, Lucia, Teresa y miles de mujeres más fueron asesinadas ante la mirada de Estado que avanzó en crear leyes y programas ante la violencia de género, pero fracasó el implementar esas medidas.
Esta iniciativa se nutre de lo casos que documenta y registra el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio, una red conformada por más de 40 organizaciones que ya sea de manera hemerográfica o llendo a Ministerios Públicos se aproximan a tener una cifra real de los casos que ocurren en México.
A esta labor, le debemos saber que en México en promedio son asesinadas 9 mujeres al día. Repetir la cifra es importante, pero se corre el riesgo de que los nombres, los sueños y compromisos de esas mujeres se queden sólo en un registro gris, empolvado y encerrado y de olvidar el hecho de que son pocos los casos en los que se accede a la justicia, sus asesinos siguen libres y poco a poco los hechos se desvanecen en la memoria del país.
Las historias se bordan en primera persona, así a través de las manos de la bordadora, la bordada vuelve a tener voz y a contar su historia. En las investigaciones periciales con visión de género se sabe que los cuerpos de las mujeres asesinadas y las vidas de ellas hablan de sus casos. ¿Cuántas veces recibió una amenaza? ¿Cuántas órdenes de protección le fueron negadas? ¿Cuántas denuncias por violencia intrafamiliar interpuso?
Bordar una mariposa, una flor, cambiar el hilo para seguir la historia, son acciones que la bordadora hace para transformar la sangre, las lágrimas y las tristezas en algo hermoso, en algo que no es perfecto (pues no se necesita ser experta en punto de cruz) pero existe. [/vc_column_text][image_with_animation image_url=»4786″ alignment=»center» animation=»Fade In» border_radius=»none» box_shadow=»none» max_width=»100%» margin_top=»50″ margin_bottom=»100″][vc_custom_heading text=»Responder a un contexto de culpabilización» font_container=»tag:h2|text_align:left|color:%2320c57e» use_theme_fonts=»yes»][divider line_type=»No Line» custom_height=»30″][vc_column_text css_animation=»bottom-to-top» css=».vc_custom_1564799587563{padding-top: 30px !important;}»]La relación que se crea entre la bordadora y la bordada es íntima, quienes participan de Bordamos Feminicidio prestan un poco de su tiempo de vida a dignificar la memoria de otras mujeres. “Bordar es una forma de continuar la vida de quienes nos fueron arrebatadas”, dijo Minerva Valenzuela en una entrevista previa con Luchadoras.
Bordar, como forma de protesta, no es gratuito responde a la meticulosidad que requiere hacerlo, bordar no es una acción de cinco minutos, es una construcción. Puntada a puntada se contrasta la fugacidad de la muerte, se crean narrativas nuevas y distintas a las ya comunes notas rojas del periódico que dan cuenta de los asesinatos.
La belleza no está en la técnica de bordado, está en otro lado, en saber acompañar. En cambiar los relatos de quienes le dan la razón al feminicida, en responder a los contextos en donde se culpabiliza a las mujeres ante las agresiones; “andaba sola”, “usaba minifalda”, “no se dejó violar”, son las frases que seguimos leyendo y escuchando.
Esta es una iniciativa que también permite a las que están vivas generar redes, reconocer las violencias que las atraviesan para decir ¡Basta!, identificarse con casos de mujeres que tenían la misma edad o profesión de quienes las bordan. Reunirse, juntarse en espacios públicos para bordar, además de ser una forma de ocupar el espacio público, es encontrarse con otras con las que no se hubiera coincidido de otra forma.
Existen otras iniciativas como Bordamos por la Paz , Fuentes Rojas , Bordeamos por la Paz, que a través del bordado encontraron una forma de protesta, sanación y también un acto de amor que de luz ante todas las violencias que atraviesa el país. No sólo es bordar un pañuelo, es lo que sucede en el medio, la convivencia con otras bordadoras y bordadores, el apoyo y sororidad cuando se borda en colectivo.
Crear un vínculo con quien fue asesinada, dedicarle tiempo en nuestras vidas, rutinas, quehaceres, etc., caminar acompañadas de su nombre, darnos cuenta que mientras estemos bordando, su nombre no se olvidará, que no estamos solas, que somos más fuertes juntas, que las que aún seguimos, luchamos por dos, o por tres, o por las más de mil mujeres asesinadas que van de este año, no nos daremos por vencidas hasta lograr justicia, seguridad y paz.[/vc_column_text][image_with_animation image_url=»4787″ alignment=»center» animation=»Fade In» border_radius=»none» box_shadow=»none» max_width=»100%» margin_top=»50″ margin_bottom=»100″][/vc_column][/vc_row][vc_row type=»in_container» full_screen_row_position=»middle» scene_position=»center» text_color=»dark» text_align=»left» overlay_strength=»0.3″ shape_divider_position=»bottom» bg_image_animation=»none» size=»medium» open_new_tab=»» button_style=»regular» button_color=»Accent-Color» button_color_2=»Accent-Color» color_override=»» solid_text_color_override=»» hover_color_override=»» hover_text_color_override=»#ffffff» icon_family=»fontawesome» el_class=»» url=»http://www.luchadoras.mx/tecnolovers» text=»Regresar» icon_fontawesome=»fa fa-long-arrow-left» css_animation=»» icon_iconsmind=»» icon_linecons=»» icon_steadysets=»» margin_top=»» margin_right=»» margin_bottom=»» margin_left=»»][vc_column column_padding=»no-extra-padding» column_padding_position=»all» background_color_opacity=»1″ background_hover_color_opacity=»1″ column_link_target=»_self» column_shadow=»none» column_border_radius=»none» width=»1/1″ tablet_width_inherit=»default» tablet_text_alignment=»default» phone_text_alignment=»default» column_border_width=»none» column_border_style=»solid» bg_image_animation=»none»][nectar_btn size=»medium» button_style=»regular» button_color_2=»Accent-Color» icon_family=»fontawesome» url=»http://www.luchadoras.mx/tecnolovers» text=»Regresar» icon_fontawesome=»fa fa-long-arrow-left»][/vc_column][/vc_row]